─Señor, su padre insiste en hablar con usted. ─dice nuevamente el asistente personal desde su puerta.
─Dile a mi padre que si quisiera hablar con alguien, buscaría un sacerdote, no a él. ─dice de manera tajante.
─Necesito tu firma para hacer algo, si no quieres la explicación, bien, pero ahora debes darme la autorización para hacer algo en tu no nombre. ─dice su padre, buscando a ciegas el interruptor para encender las luces.
─¿de qué hablas? ─pregunta apenas volteando a verlo. ─¿a quién demonios quieres demandar ahora? ─pregunta dando un par de pasos hacia su padre.
Lo pasos pueden escucharse con claridad ante el silencio del lugar y la oscuridad.
─Ya que eres aficionado a los libros, deberías saber que se te involucra en una historia, una que ya muchos empiezan a decir que es tu biografía no autorizada. ─dice con disgusto. ─tu asistente ya tiene el link, búscalo y dime si quieres demandar. Ese tipo no se puede salir con la suya. ─suena su voz ronca y puede sentir su disgusto. ─pero si tu no lo haces, lo haré yo. ─dice saliendo del lugar cerrando la puerta.
Un ligero interés despierta después de lo que le ha dicho su padre, después de todo, se trata de un libro.
─¿lo has leído tu? ─pregunta a su asistente.
—No señor. —se limita a decir, mientras en su mente empieza a recapitular todo lo que ha leído hasta ahora, sabiendo que habrá varias cosas que no le van a agradar en lo absoluto.
—Dame eso. —tiene su mano, una vez que se lo a entregado, cierra la puerta sin más.
Con ligera curiosidad por el enojo de su padre, toma su portátil y empieza a revisar primero sus r************* . Da un pequeño vistazo, pero no hay más que un mensaje desde hace más de dos meses que le ha dejado su ex novia.
Duda por un par de minutos si abrirlo o no, le viene a la mente el día del accidente.
Inicio de Flashback.
—Aun no puedo creer que no me lo dijeras. —reclama una chica disfrazada de diabla sexi.
—Lo he dicho en el momento que lo supe. —se defiende siguiéndola.
—Pero está es mi fiesta. —da pequeños brinco, cual niño pequeño haciendo un berrinche. —se supone que anunciarías nuestros compromiso, y ahora ella te lleva. ¡Es una controladora! —grita molesta. —Eres mi novio, y serás mi esposo, no podrá controlarte nunca más. —reniega.
—Lo siento, pero será mejor que vaya, disfruta tu fiesta. —Camina al auto, pero una vez más, aquella chica lo detiene.
—Lo lamento. —lo sostiene del brazo. —Tomemos una foto, solo un par de fotos y te vas... —Lo abraza sonriente mientras ve el auto de él.
—Debo irme... —intenta soltarse de ella, pero se aferra con fuerza. —Esto se acabó.
—No puedes hacerme esto, es mi fiesta, soy linda y no puedes solo irte...
—Es mi madre, y no le voy a negar mi auto. Solo iré le entregaré mi auto y regreso. —dice, pero ella aún no está feliz.
—Hagamos algo, solo un par de fotos y te vas, ¿está bien? —pregunta haciendo un puchero, lo que termina de convencerlo.
—Bien, solo un par de fotos y voy por mi madre. —dice caminando junto a ella.
El saluda a un par de amigos mientras ella está al teléfono, se toman un par de fotos con la decoración de la fiesta y una con amigos y se despide.
Fin de Flashback.
Abre el mensaje, miles de cosas y momentos junto a ella pasan por su mente, muchas sonrisas, carcajadas, juegos, sexo, bailes. Todo como una especie de remolino, acompañado de cada emoción de ese momento.
"Lo siento. He hablado con mi terapeuta, y me dice que debo sanar, pedir perdón, y arreglar mi vida, así que pensé que podía empezar por la persona a quien más daño causé. Te amo, y se que lo que hice estuvo mal, espero puedas perdonarme. Sé que no has vuelto a salir con nadie, sé que es porque me amas y aún no puedes perdonarme, pero te juro que estoy arrepentida. Tu padre no ha querido responder mis llamadas, y nadie de mi familia me da alguna noticia tuya, dicen que es por mi bien. Supe por nuestros amigos que dejaste de verlos porque te hablaban de mi, y en serio lamento haberte hecho pasar por todo esto. Sé que tienes miedo perdonarme porque crees que lo haré de nuevo, lo prometo, no lo haré, te amo y solo quiero ser feliz contigo. Te amo, siempre te amare."
Su respiración empieza a acelerar mientras más veces vuelve a leer el mensaje, sus manos hecha puños y su mandíbula tensa, lo obligan a levantarse y lanzar todo a su paso por el suelo.
¡¡Maldita!! —Grita tan fuerte que puede escucharse aún en el jardín.
—Otra vez apareció. —Dice una de las mujeres que hacen limpieza en el jardín.
—Pobre... —se lamenta mirando la venta de la habitación de Edward. —debe ser horrible vivir así de tortura toda la vida.
—Si... pero el tiene una enorme mansión y mucho dinero en que llorar. —dice sin pena alguna.
—No digas eso. —la regaña dándole un manotazo en el hombro. —El joven daría todo lo que tiene y más por poder tener a su madre y a su hermana con él otra vez. No estuviste aquí cuando todo pasó, no lo conocías antes del accidente, entonces no opines. —dice llevándola de regreso a la casa.
—Nadie habla de lo que pasó, solo dicen que hubo un accidente, pero no dice cómo fue, ni nada.
—Es porque nadie sabe realmente lo que pasó. Un día la señora y su hija tenían que viajar de emergencia porque el padre de la señora falleció, los autos estaban en revisión, y llamó a su hijo para que la llevara para tomar su avión, después de eso, solo supimos que hubo un accidente de auto, el joven se quemó porque auto explotó, pero la señora y su hija murieron en el lugar. Nadie habló nada, nadie sabe si hay culpables o no, todo se trató a puerta cerrada, estrictamente confidencial, pero desde que el jóven salió del hospital, lleno de vendajes en el 90% de su cuerpo y se encerró en su habitación, no ha vuelto a salir de casa sin máscara, guantes, nadie sabe cómo se ve y que tan quemado quedó.
—Y si sale con máscara y guantes y todo cubierto, ¿porqué no deja encender las luces? —pregunta curiosa.
—No lo sé, pero desde que regresó, mando a sacar toda los bombillos de la casa, no hay nada que pueda iluminar el lugar, más que una que otra vela.
—Pero que feo vivir así. Tan joven y a oscuras, solo, encerrado.
—Todo lo que te dije, es lo último que supieron en la prensa.
—¿Y porque me dices eso?
—Por si quieres vender esa información a la prensa. —sonrie con malicia. —solo perdería su trabajo y sería demandada.