•Carter•
¿Cómo salir de aquí, sin que ellos se enteren? Mis hermanos me dicen que ella no vale la pena, que sólo esta jugando con ambos, pero como puedo dejarla de amar, si ella es mi todo, es Mi Reina.
La noche llega y con eso mi oportunidad para salir de aquí, ellos se asegura de que duerma y se van. Me levanto de la camilla y salgo de la habitación, busco ropa para mí en un consultorio, bien. Ahora tengo que ir a mi casa, no queda de otra más que caminar, tengo que hacerlo antes de que se den cuenta de que no estoy.
Bien, por suerte todo está cómo lo dejé, entre sin problemas, tome una maleta y guarde ropa, no sabía cuánto tiempo estaría con ella, pero siempre podría usar las tarjetas. Salí de la casa y subí a mi auto, todo estaba en perfecto estado, se que mis hermosos se habían encargado de eso.
No estaba lejos de donde ella estaba, pero no iría directo a verla o mis hermanos sabrían, iría directo a Las Vegas, en auto probablemente me haga toda la noche. Pero valdría la pena, todo por ver a Mi Reina.
•Cielo•
Cerraba la última maleta bajo la atenta mirada de Abby, no quería irse y no poder ver a su abuelo, pero obviamente le prometí que lo volvería a ver.
Los chicos me alcanzarían allá, por lo que solamente irían Madison, Atenea y Abby. Entre menos llamemos la atención, era mejor.
Salimos del hotel, rumbo al aeropuerto, eran casi las dos de la mañana y me sorprendía que Abby no tuviera sueño. En cuánto llegamos, ahí estaba Atenea, con sus maletas. Ella y Madison se encargaron de lo demás, dar los boletos y etiquetar las maletas. Fue hora de abordar y ahora sí, Abby se estaba quedando dormida, bien, tenía muchas cosas que hablar con ellas.
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No sé cuentas horas pasaron, pero ya estamos en Las Vegas, Madison había rentando un transporte con chofer y había reservado habitación en uno de los mejores hoteles. En cuanto llegamos cada una se fue a su habitación, Abby estaba despierta pero con hambre, por lo que pedí servicio a la habitación. Tengo que hablar con Atenea antes de que Carter llegué.
Mi celular suena y es un mensaje de Victoria, ella también ha llegado a Las Vegas. Le pido que me espere y yo iré por ella, ya que quisiera hablar en privado con ella, de algo que nadie puede saber. Le mando mensaje a Madison para que se quede con Abby.
—Princesa, yo tengo que salir, pero te quedarás con la tía Madison, no te separes para nada de ella, ¿De acuerdo?
—Si mamá.
—Si algo llega a pasar...
—Presiono mi nuca para que mi localizador se active, I know mommy, don't worry (Lo se mami, no te preocupes)
—Still I do, I love you (Todavía lo hago, te amo)
Madison entro y yo salí de la habitación, camine directo al elevador y cuando iba a entrar, choque con una persona y estuve a punto de caer al suelo, de no haber sido por él, que me sostuvo.
—Disculpame Ómorfo (Hermosa)
Lo mire directo a los ojos y me encantó lo que vi, este griego me había cautivado por completo.
—No se preocupe, venía distraída.
Ambos entramos al elevador y por su mirada, había quedado igual que yo.
•Narrador•
Por parte de las chicas, Madison estaba peinando a Abby para salir un rato, en cuanto terminó salí de la habitación y bajo al salón para tomar la decisión de adónde irán.
—Hay tía Madison, estás igual que mamá.
—Es que no me decido.
En eso Atenea bajo buscando a Cielo, ya que ella le había pedido reunirse y hablar.
—Mamá salió, Tía Atenea.
—Así es, mejor vamos a dar una vuelta hasta que venga ella, creo que fue por otra invitada la aeropuerto.
Y así las tres se fueron a dar la vuelta por esa Nueva Ciudad que no habían pisado antes. Cielo las había llevado a recorrer toda Europa y demás lugares. Pero para Estados Unidos, jamás quería regresar, hasta que no tuvo más opción.
Por el lado de Cielo, ella y ese hombre habían conectado muy bien, que se habían intercambiado números y prometieron volver a verse.
En cuanto llegó al aeropuerto, vio a Victoria con un chico y tal parecía que tenía escolta. Ella se acercó y Victoria la reconoció.
—Señorita Mateo, soy Greicy Montecarlo, es un placer conocerla.
—Es placer es mío.
Ambas chicas sonrieron, ambas sabían que se llevarían muy bien, ya que Cielo conocía el secreto de Victoria y ella él de Cielo.
•Cielo•
Invité a Victoria a un restaurante, donde tenía una reservación, ahí nadie nos molestaría ni escucharía nada.
En cuanto ordenamos los tres ya que su novio se negó a dejarla sola, ya que parece que hay gente que puede dañarla.
—No creí que podría conocer a esa famosa Coleccionista —le dije haciéndola sonreír.
—Para mi también es un placer conocerte Cielo, eras muy buscada hace años.
—Lo se, pero difícilmente alguien me encuentra y quién lo hace, no sale vivo.
Ambas reímos y brindamos, hablamos de varios temas de las empresas y cómo ella quería invertir y ser socia. Nuestra comida llegó y ya era hora de pasar a otro tema.
—Me gustaría pedirte un favor —le digo y ella asiente.
—Claro ¿De que se trata?
—Verás, a uno de mis chicos se le está olvidando a quien le pertenece y me gustaría que tú se lo recordarás —le digo haciéndola sonreír.
—Tengo el método adecuado para él, tu sólo envíalo el día que quieras y en un mes el estará nuevamente a tus pies.
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Ambas llegamos al hotel y nos pusimos de acuerdo para salir esta noche, se instaló en el mismo hotel que yo, por lo que en la noche nos reuniríamos en el restaurante. En cuanto llegue a mi habitación vi a Abby dormida en el sofá y Madison que estaba apunto de cargarla para llevarla a la habitación, pero conocía a mi hija y si la movíamos se levantaría y estaría molesta con todo el mundo, se lo recordé y al instante se apartó mejor, si ella sabía lo que Abby hacia estando enojada.
—¿Cómo te fue?
—Muy bien, Victoria está hospedada en este mismo hotel.
—Bien, según la abuela en la noche llegarán ellos.
—Me parece bien, esta noche saldremos las cuatro y quiero que la abuela se quedé con Abby —le digo y ella asiente —Otra cosas, dile a Atenea que venga, tengo que hablar con ella antes de que llegue Carter.
Ella asintió y salió de mi habitación, deje a Abby acomodada en el sofá y fui a la recámara para cambiarme de ropa, necesitaba algo más cómoda.
La puerta sonó y sabia que era Atenea, así que le di el pase y ella entró. Según Connor, ella era una increíble abogada, poner en práctica todo su talento.
—¿Qué es lo que necesitas? —me preguntó, Sonreí, eso me agrado de ella, va directo al punto.
—Hay algo que necesito con urgencia, pero Connor no se puede enterar —le digo y ella asiente.
Empiezo a contarle todo el enredó con los Pratt, dejándola cada vez más sorprendida, la entiendo yo hubiera reaccionando así.
—Estoy entendiendo todo con más claridad y más o menos se lo que me vas a pedir, pero prefiero que seas tú la que me lo confirmé.
Asentí y suspire, jamás pensé que pediría esto, pero lo haré y todo por qué los me mintieron.
—Quiero divorciarme de él.
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Estuvimos hablando de varios temas hasta que escuche voces fuera de mi puerta.
—Si tía, iré a ver a Mami.
La puerta se abre y por ahí entra Abby recién despertada.
—Mami, dice la tía Madison que la abuela vendrá sola y que papá y tío Kennet vendrán mañana —dijo subiéndose a la cama y acostándose, puso su cabecita en mis piernas.
—Esta bien amor, cuándo vallas a dormir le marcas a tu papá para que te dé las buenas noches.
—Si mamá.
Atenea se despidió, ya que llamaría a su madre para saber cómo estaba su hija.
—¿Tienes una hija? —le pregunto Abby.
—Si, es un poco mayor que tú.
—¿La podré conocer?
—Por supuesto, cuándo tu quieras.
—Bien.
Estuvimos hablando hasta que le dio hambre, como Madison estaba en su habitación, Abby y yo bajamos al restaurante para comer.
—Mami, un hombre vienen para acá.
Le Sonreí a Abby al presentir de quien se trataba.
—Tranquila.
Y tal y como imaginaba, el griego se puso en mi zona de visión.
—Buenas tardes, Kyríes (señoritas) ¿Me permitirán acompañarlas en su comida?
—¿Conoce a mi mamá? —le pregunto y él asintió, dejo de verlo y posó su vista en mi —¿Quién es mami?
—Es un amigo cariño, tu decides si quieres que coma con nosotras.
Abby nuevamente posó su mirada en él, después de unos minutos examinandolo, ella asintió.
—Claro, puede sentarse.
—Muchas gracias, Lígo Abby (pequeña Abby)
—¿Eso que significa? —le preguntó curiosa.
— Significa pequeña Abby, es Griego.
—Really? (¿De verdad?)
—Asi es, Veo que sabes inglés ¿Hablas algún otro idioma? —le pregunto y en eso viene el mesero, pido la comida para mí y para Abby y el hace lo mismo.
—Se hablar Inglés, francés, italiano y estoy aprendiendo Mandarín —dijo sonriendo orgullosa. Él me observó sorprendido y le sonreí.
—Pero que inteligente niña, estoy muy impresionado, has hecho un increíble trabajo, Agápi mou (Amor mío)
—¿Y eso que significa? —pregunto viéndonos a ambos, me encogí de hombros ya que no tenía idea, puede que estuviera viviendo en Grecia, pero en ese tiempo no salía para nada de la casa.
—Cuando estudies Griego lo sabrás —le dijo y Abby asintió.
En todo momento hablaron, por mucho que él sea un completo desconocido para ella, se ha adaptado muy rápido y es que mi pequeña es tan inteligente y confía por completo en mi, ella sabe que no dejaría que nadie se acerque a ella para lastimarla.
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El tiempo paso rápido y era momento de ir por la abuela al aeropuerto. Me despedí de él y Abby hizo exactamente lo mismo.
—¿Cuál es tu nombre? —le pregunto haciéndome sonreír. Mire al griego y él se agachó para estar a la altura de ella.
—Lysander Dimou.
Abby asintió y le sonrió. Después de que nuevamente ellos se despidieran, salimos rumbo al aeropuerto.
En cuánto la abuela llegó, Abby no se separó de ella y le platico todo lo que había hecho, obviamente le dijo sobre su nuevo amigo Griego, pero la abuela pensó que era un niño.
Al llegar Madison nos esperaba en la recepción, la abuela se quedaría en la suite de ella.
—Abuela, está noche saldremos, tengo que reunirme con una futura socia —le digo y ella asiente.
Con Madison planeamos todo y después le dice a Atenea. Yo me encargó de avisarle a Victoria, está noche será increíble. Y tal vez, solo tal vez este Lysander ahí.
•••••••
(Reproduzcan la canción)
Era la hora acordada y Madison y Atenea ya estaban listas, solo faltaban yo.
Unos minutos después salí de mi habitación, las tres bajamos a recepción, y Victoria y su novio ya estaban ahí. Después de una breve presentación todos salimos del hotel rumbo a nuestro destino.
En cuánto llegamos Madison se acercó al guardia y dio su nombre y al instante nos dejaron pasar, el Club era grande y uno de los más buscados, ya que también tenían habitaciones para el momento. Por lo poco que había estado aquí en la ciudad, ya sabía perfectamente a quien le pertenecía este lugar y también lo vi. Sentado en el área VIP, se que me vio, pero yo fingí no haberlo visto, veamos que más hace.
Fuimos a nuestra área que también era VIP, pero estaba del otro extremo de la de él.
Pedimos tragos y Victoria y yo hablamos de negocios por varias horas, incluso Liam, su novio, también estaba al pendiente de todo.
Pasaron dos horas y Madison quería bailar, un Chico había venido a invitar a Bailar a Atenea y se había ido a la pista, por lo que Madison quiso bailar conmigo, aunque pensándolo bien, está sería una manera de provocarlo.
Me levanté de mi lugar y Madison me siguió hasta la pista, estaba a la vista de él, ambas comenzamos a bailar muy provocativa, la canción era Ya no tiene Novio, esa canción encajaba perfectamente.
A ambas el alcohol ya nos estaba haciendo efecto, pero esa noche solo queríamos divertirnos, esa noche quería olvidarme de todo mi enredó con los Pratt.
—Tu Griego no aparta la mirada de ti —dijo y ambas reímos y seguimos bailando.
Pasaban canciones y nosotras no dejábamos de bailar. Hasta que ella quiso ir al baño, se fue y yo me quedé bailando sola, rechazando cada invitación que había. Todos veían una carita angelical, pero si yo quería todos ellos morirían en un parpadeó. Voltee para ver a Lysander y no estaba, inconscientemente hice un puchero, también recordé a Madison, esa maldita ya se había tardado.
Fui hacia los baños, pero antes de llegar, tomaron mi mano y me llevaron por un pasillo oscuro y cuándo ya me iba a defender, entramos a una habitación y ahí pude ver a mi secuestrador.
—¿Te gusta provocarme Ómorfo (hermosa)? —me pregunto y le sonreí y me encogí de hombros.
—Tal vez.
El sin perder el tiempo se lanzó a besarme, jade sorprendida y le regrese el beso de la misma manera. Sus besos me llegaban al alma, se sentía tan bien. Su besos bajamos a mi cuello y me hizo retroceder hasta chocar con la pared o puerta, no lo sé y no creo que importé. Su mano se colo por la parte baja de mi vestido hasta llegar a esa zona que quería atención y se la había pedido desde la primera vez que lo vi.
—¿Ésto querías agápi mou (Amor mío)?
—Si, por favor.
—Buena chica.
Volvió a besarme al mismo tiempo que introdujo un dedo dentro de mí y esa sensación me hizo gemir entre el besó. Pase mis manos por su cuerpo hasta llegar a su erección. Este hombre estaba tan bien bendecido y eso lo comprobaría muy, pero muy bien.
—Katára (Maldición) no creó soportarlo mucho, quiero estar dentro de ti.
—¿Qué esperas?
No espero mucho para llevarme a esa Cama y hacer desaparecer mi vestido. Esta noche sería tan movida.