Capítulo 1

2992 Words
Nunca sueltes mi mano. Capítulo 1 En una la casa de la familia Ferretti , solo se escuchaban los gritos, de una pareja disfuncional, las cosas iban de mal en peor, ya tenía tiempo que no se tenía una conversación sana, sino que ya los gritos era parte de su vida de hecho, ya esa relación no tenía ni un arreglo. −¡Ya no te aguanto Rafael! No sé ¿De dónde sacas que te soy infiel? –pregunta exasperada. −¡¿Que de dónde lo saqué?! ¡Te parece poco! Si yo te vi con él en el restaurante muy acaramelada, te parece poco. −Solo fui a tomar una copa con un amigo, solo eso –espeto muy molesta la mujer. −Solo eso ¡¡¡No me quieras ver la cara!!! Si ya te han visto varias veces con él –espeto igual Rafael con muchísima frustración. −¡Ay no empieces! Si de hecho ni estamos casados, esa era la razón de no quererme casar contigo, sabía que yo no podía con todo esto, ya no tienes tiempo para mí, solo te la pasas trabajando. –dijo al borde de la histeria. −Trabajo para su bienestar, no sé ¡¿Cómo no puedes ver eso?! –pregunta muy molesto. En ese momento un chillido se escuchó de una habitación… −Ve a ver que tiene la niña –dijo ya Rafael muy molesto. −¡Yo! ¿Por qué? Si no es solo mía, también es tuya, tú eras el que quería tener un bebe ¡No es así! Anda cuídala tú, yo no tengo ganas. –Hablo sin moverse de su lugar. −¡Por Dios! ¡Eres insoportable! Pero la niña no tiene la culpa, dejando ahí a su mujer para ir a ver a su hija que estaba llorando. −Ya bebe no llores, papi está aquí –cargando a su hija y dándole el biberón. Rafael Alejandro Ferretti, 32 años, Director general de una empresa de telefonía, solo trabajaba ahí para adquirir experiencia antes de tomar la Dirección de la empresa de su padre. Teniendo una buena posición económica, tenía una relación de dos años con su actual pareja Marcia Ponce, una joven que entró a trabajar a la empresa donde era su asistente, ahí se enamoraron y procrearon una hija, la llamaron Alexa Daniela Ferretti Ponce, la cual apenas tenía 3 meses de nacida. La cuestión era que Marcia, no se acostumbraba a su vida de esposa y madre, no quiso casarse con Rafael, solo aceptó vivir en pareja por sus miedos a no poder con dichas responsabilidades. No le gustaba la vida que ahora tenía y se negaba a renunciar a su vida antes de estar en pareja con Rafael, de hecho; no quería ser madre, sino que fue que se embarazó por un descuido. Cuando Rafael, supo que iba a ser padre su vida a su alrededor cambió, solo le daba prioridad a su familia, pero Marcia no veía eso, ella solo quería seguir divirtiéndose, viajando, quería su vida como antes la llevaba sin complicaciones. Rafael le tenía mucha paciencia, su embarazo se tornó desastroso para los dos, ya que ella se sentía encerrada, sentía que estaba en un laberinto sin salida, en una situación en la que ella no quería estar. Aunque Rafael ponía todo de su parte, ella simplemente odiaba ser esposa y madre, no era lo que deseaba ya que sentía que no nació para eso. Aunque no le faltaba nada en el aspecto económico, ella no se sentía bien, ya que deseaba su libertad, esa libertad a la que estaba acostumbrada, a salir con amigos, trabajar, viajar e ir a una buena fiesta, beber hasta caer sin preocuparse de nada, ni por nadie. En el trabajo todas las chicas que trabajaban en la compañía, le tenían envidia a Marcia, se había llevado al soltero más codiciado, ya que Rafael aparte de ser guapo, él se desvivía por ella. Trataba que su estabilidad estuviera bien, antes él vivía en un departamento ya que era soltero, pero a raíz de que se unió con Marcia, compró una casa para su comodidad, más al saber que estaba esperando un hijo de él. De ser una simple asistente, terminó en una gran casa, con uno de los empresario más guapo de la ciudad de San Francisco, aunado a eso; que ella no pertenecía a su estatus, de hecho su familia no estaba de acuerdo con dicha unión, ya que ella no era de una familia rica, su apellido era muy simple, aun así Rafael se enamoró y decidió vivir con ella. Sin embargo ella, no era feliz, nada de lo que Rafael, le proporcionaba la hacía feliz, él al principio pensó que era por las hormonas del embarazo, que tal vez naciendo él bebe, volverá hacer como antes, pero no; al contrario las cosas empeoraron, cada vez se le veía menos interesada en Daniela. De hecho hasta le pidió una niñera, ya que ella no soportaba los chillidos, ni hablar de cambiarla solo se negaba hacerlo, no le dio de su leche, pidió que le cortaran la leche con medicamento ya que no iba a soportar ese horrible olor que expedía por su causa, pocas veces se le vio amorosa con su bebe. Esas eran una de las cosas que Rafael no soportaba, la indiferencia que tenía con su hija Daniela, tal parecía que no la quería ¡Si era su bebe! Pensaba que eran las reacciones después del parto, por el trauma de dar a luz. Pero ya Daniela tenía 3 meses y las cosas no cambiaban, al contrario, varias veces él llegaba del trabajo, ella no se encontraba en la casa. Desde que nació Daniela ella le rehuía, no había querido volver a estar con él, aunque ya había pasado la cuarentena, alegando que se sentía muy cansada de cuidar a su hija, pero las cosas se salieron de control ¡Cuando la niñera renunció! Eso puso peor a Marcia, ya que no quería hacerse cargo de la niña. Una tarde llegó y Daniela no se le había cambiado el pañal, desde hace horas, Marcia parecía no escuchar los chillidos del bebe, de hecho, la ignoraba. Cuando Rafael llegó, tuvo que cambiarle el pañal cómo pudo, cosa que lo llenó de rabia, más fue su enojo, que ya le habían comentado que ella salía con alguien, ya la habían visto y los rumores eran muy fuertes. Esa era la razón del enojo de Marcia, que, al no tener niñera, no podía salir a sus anchas como siempre lo hacía, tenía que quedarse a cuidar a esa niña, que no hacía más que llorar, ya estaba cansada de esa vida. Tomando una decisión, tal vez equivocada, pero muy acertada para ella, dejaría su vida con Rafael, dejaría a su bebe, se iría con su actual amante, el cual le prometía una vida llena de excentricidades, de fiesta Y como a ella le gustaba solo vivir la vida. Rafael llegó como a las 8 de la noche, cuando escuchó los gritos que daba la bebe desde su habitación, corrió a verla, ahí estaba sucia, como ya venía sucediendo en las últimas semanas. No habían podido encontrar una niñera, que quisiera cuidarla casi toda la semana, ya que la requerían las 24 horas, cosa que ninguna le agradaba el trabajo, aunque fuera muy bien pagado, llego la vio con sus ojitos color miel, que lo veían y la cargo, sin importar que lo llenara de suciedad. Fue hasta el baño, puso la bañera en agua tibia y la comenzó a limpiar, después se metió con ella hasta que se relajó, él amaba a su hija, era el regalo que la vida le había dado, pero ¿Desde que hora había estado llorando? Ahora si estaba muy molesto, esto no se iba a quedar así, esta vez lo escucharía su mujer. Cuando salió de la tina con su bebe en brazos, la cambio y arropo, le dio su biberón que el mismo preparo y se quedó con ella hasta que se durmió, después la recostó en su cuna, fue a su recamara buscando a Marcia, pero se quedó heleado al ver una carta que estaba sobre la cama. Rafael… ¡Créeme! Realmente lo intente, pero no puedo con esto, realmente eso de ser madre me sobrepasa, yo tuve a Daniela, porque tú insististe, pero realmente no puedo, no soporto sus chillidos, no soportó el encierro al que me has orillado, me siento asfixiada con todo esto, yo no estoy lista para formar una familia, lo siento. Realmente pensé que te amaba, pero no es así ¡Me equivoque! Me empeñaba en creer que podría estar a tu lado, pero no puedo, no nací para estar en una casa, donde solo soy un mueble. Mis expectativas son otras, siempre te lo dije, pero te negaste a escucharme, no quiero y no deseo una vida, donde estaré deseosa de algo más. Perdóname y cuida de Dany, simplemente yo no puedo quedarme, no me busques me voy a otro país, antes de que me preguntes ¡Sí! Me voy con él, me va a llevar a viajar a lugares a los que nunca he ido, así que esa es la vida que quiero, la que tú nunca podrás darme. Adiós Marcia. Rafael no podía creer lo que estaba leyendo ¿Cómo que su mujer lo dejaba? Y no le importaba ni su hija, ni nada de lo que ellos tenían ¿Cómo era posible? Estaba en shock, solo derramo unas lágrimas, no tenía tiempo para estar pensando ¿En qué falló? Tenía a su hija que lo necesitaba, que era su prioridad, pero ahora ¿Qué iba hacer?, ¿Quién cuidaría de Daniela? ¿Dónde conseguiría una niñera que se adaptara a sus necesidades? Pero por lo pronto tenía tiempo, pero necesitaría a alguien pronto, ya que tenía mucho trabajo en la oficina, tendría un fin de semana libre; antes de entrar a las fechas donde el trabajo estuviera en alta. Ya habían pasado varios días desde la partida de Marcia, Rafael solo se dedicaba a su hija, pero ya la despensa se estaba acabando, así como los pañales, debía ir al súper con urgencia… Ivonne Dávalos, una chica que anhelaba estudiar para ser maestra de prescolar, solo que por cuestiones económicas había dejado de lado sus estudios, ya que la universidad era muy cara y no tenía ni un apoyo, no tenía familia, sus padres habían muerto a muy temprana edad, después de su adolescencia, había estado en algunas casas de acogida, hasta que llegó a un casa hogar para adolescentes, donde se quedó hasta cumplir los 18 años, después tuvo que valerse por sí misma. La vida era dura, pero había compartido departamento, con una compañera en igualdad de circunstancias Pía Molina, que igual que ella sus padres habían muerto, solo que le habían dejado un pequeño fideicomiso, con eso pudo comprar un departamento y compartía gastos con Ivonne. Ya que su estabilidad económica no les daba para más, si querían estudiar tenían que tener que trabajar y ahorrar. Ivonne estaba en su trabajo muy pensativa, ya casi eran fechas para entrar a la universidad, se había quedado en el primer año, pero al no tener el dinero suficiente, tuvo que declinar a entrar, su economía no le daba para pagar una carrera. Ella trabajaba en un centro comercial, pero en su área que ella estaba, no era muy concurrido, la gente estaba en otras áreas, ella estaba en el área de cosas para el hogar. Ya estaba fastidiada de trabajar en ese lugar, pero no tenía mucha experiencia, así que no habían podido conseguir un trabajo mejor, pero había pensado en buscar en otro lado, quizás una cafetería, le habían dicho que con las propinas, podía ahorrar para poder pagarse la carrera. Aunque ahorraba; casi la mayoría de su sueldo se iba en pagar los gastos del departamento y no alcanzaba para poder estudiar, pero no perdía la esperanza para poder realizar su sueño, así se fue muy temprano a trabajar, solo se escuchaba el alboroto de la gente, comprando sus víveres, pan, cosas para la despensa. Pía este año precisamente, ya le había anunciado que ya estaban por casarse, así que pronto se mudaría con el que iba ser su esposo. Eso tenía muy preocupada a Ivonne, ya que tendría que buscar alguien para compartir gastos, porque Pía, le había dicho que tal vez, iba a rentar el departamento, pensaba que tendría que buscar donde vivir, ya que no podría seguir en el departamento de Pía. Aunque ella, le dijo que buscara a alguien con quien le compitiera gastos y le diera una renta baja, para que siguiera viviendo ahí, pero ella entendía que no era justo para Pía, ella necesitaría el dinero y no podía seguir viviendo así. Dejando su área para solo caminar por los pasillos, que por lo que había visto en su área no era necesaria. Estaba muy pensativa, cuando vio que llegó un hombre muy guapo, con un bebe en brazos, solo parado ahí en la estantería de los pañales, tomaba uno y lo volvía acomodar, tomaba otro haciendo lo mismo, con mucha indecisión, se comprendía, que no sabía, ni qué es lo que quería comprar, así que decidió acercarse. −Hola ¿Le puedo ayudar en algo? –pregunto al verlo tan indeciso −Hola sí –dijo sonriéndole−. Es que, no sé ¿Qué tipo de pañales comprar para mi bebe? –pregunto teniendo a su bebe en brazos y con la otra mano sosteniendo un paquete de pañales. −Ok ¿Cuánto tiempo tiene su bebe? –pregunto viendo a la niña−. ¡Ay esta hermosa! −exclamo embelesada viendo como Daniela se comía su chupete. − ¿Puedo cargarla? –pregunto estirando sus brazos para cargarla. −Eh… Sí, claro −dijo dándole a la niña para que la cargara. Ivonne en lo que cargaba a la niña le señaló un paquete de pañales que estaban enfrente de ellos. −Estos son los que más llevan para su edad, más o menos tendrá 3 meses aproximadamente ¡Verdad! −¡Sí! Ella acaba de cumplirlos, apenas la semana pasada –dijo mirando la caja de los pañales que decían que eran súper absorbentes y que no rosaban −¿Serán buenos? ¿Ya los uso? Digo si es que tiene hijos, me preguntaba. − No los tengo, pero he visto que los llevan mucho, dicen que son buenos, son los que he escuchado que no los rosan y son muy absorbentes ¿Va a llevar algo más? No sé, toallitas húmedas, quizás leche –pregunto arrullando a Daniela. −Sí… Sí, eso...Toallitas húmedas, leche y le soy sincero, no tengo la remota idea de que comprar… Ivonne se preguntaba ¿Dónde estaba la madre? No se suponía ¿Qué son ellas las que hacen ese tipo de compras? Pero quizás la madre estaba trabajando, quizás enferma, en fin eso pasaba a veces y quizás era la razón por la que solo el padre estaba haciendo esas compras. –Tranquilo… Yo lo voy ayudar, para eso trabajo aquí ¿Qué leche toma? –pregunto al ver el porte de aquel hombre que se notaba casi desesperado. −Está aquí… En la pañalera –dijo buscando la lata de leche para mostrársela. −Si tenemos, necesitará un bote grande, además de mamilas y algunas otras cosas, tenga le devuelvo a su bebe, le ayudó a buscar lo que necesita. –comento dándole la niña para poder buscar lo demás. −Si está bien, muchas gracias. −Tomando de nuevo a Daniela. −Sabe hay unos carritos que traen un portabebés, así se le hace más fácil tomar las cosas, bueno ya lleva los pañales, la leche, toallitas, biberones, no sé ¿Qué más debe llevar? El set de baño ¿No le hace falta? –pregunto tomando uno donde traía el champú, jabón, loción etc. para bañar a la bebe. −Sí, creo que llevaré eso también, deteniéndose con unos muñecos de peluche, enseñándole a la bebe. −Te gusta mi vida, ¿como ves?, ¿Lo llevamos? Si lo llevamos. –Hablando con su bebe. Ivonne veía con qué amor ese hombre le hablaba a su bebe, que aunque no tenía ni la más remota idea de que llevar se notaba que haría cualquier cosa por su bebe, ella se detuvo en donde había unas cobijitas. – Con estas no creo que pase frío, le hará bien llevar unas dos. −Si las llevaré, disculpe ¿cuánto le pagan por trabajar aquí? –pregunto observándola de la cabeza a los pies, sonriéndole. −Ivonne estaba extrañada por su pregunta pero le contestó cortésmente. −Bueno no mucho la verdad, pero como no tengo más estudios, me tengo que conformar con trabajar aquí, solo espero ahorrar para poder continuar con mi carrera. −¿Que estaba estudiando? –pregunto Rafael en lo que lo que tomaba algunas prendas de ropa, para Daniela. −Para maestra de preescolar – dijo quitándole las prendas de la mano, ya que eran para niño y dándole otras adecuadas para la niña. Así siguieron con las compras, bueno creo que ya lleva todo lo que necesita, lo dejo me tengo que regresar a mi puesto, no me puedo dar el lujo de que me corran. –comento solo despidiéndose de Daniela que ya estaba a punto de dormirse, se acercó a darle un besito, ni siquiera ella sabía ¿Por qué? Hizo eso. -Si gracias por su paciencia –dijo despidiéndose de ella, ya cuando pago subió las cosas a su camioneta, cuando se le vino una loca idea, regresando a la tienda buscándola por los pasillos hasta que la encontró. −Señorita…Señorita, hola de nuevo; sé que no me conoce pero la verdad estoy desesperado, no sé ¿No le interesaría trabajar para mí como niñera? Continuara… -Mis r************* : Facebook − Karla Andrw Instagram – Karlaandrw Página − Andrwkarla.
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