Capítulo 2
La verdad es que me urge una persona, que cuide a mi bebe y no he podido encontrarla, si usted acepta yo le pagaría muy bien.
Ivonne estaba muy asombrada, esa bebe ella la cuidaría hasta de gratis, pero su economía no se lo permitiría − ¿Cuánto es lo que me pagaría? –pregunto con interés.
-Bueno usted ponga la cantidad, solo que tendría que vivir a mi casa, ya que sería de tiempo completo, digo usted se haría cargo de mi hija, tendría un cuarto para usted, sus gastos estarían cubiertos, así su sueldo quedaría libre, podría ahorrar para lo que usted anhela y de verdad, espero que si acepte ya que estoy desesperado.
−¿Eso incluye las prestaciones? –pregunto Ivonne levantando una ceja, no es que fuera interesada, solo que no podía permitirse un trabajo sin seguro social.
−Por supuesto, eso incluye sus prestaciones –dijo Rafael acunando a Daniela en su pecho.
Ivonne sonrió ante tan buena propuesta. −Está bien acepto, déjeme su dirección, yo tendría que renunciar aquí, así que dame hasta mañana ¿le parece?
−Sí, claro que sí –solo no falte mañana, porque debo ir a trabajar y no tengo con quien dejarla.
−Mañana muy temprano me vera en la puerta de su casa. –Dándole la mano para aceptar el trato.
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En el departamento Ivonne platicando con Pía, al verla que estaba haciendo su maleta…
−Estas segura Ivonne ¿Crees poder cuidar un bebe? Eso es mucho trabajo, digo sé que te encantan los niños, pero una cosa es un niño de 4 años y otra cuidar un bebe, que a veces no sabes ni que tienen.
−Si lo sé, pero es que si la vieras, yo me la comería, es así chiquita, con sus ojitos, es una dulzura. –dice arreglando su ropa en la maleta.
-Pero su madre ¿Crees que no se enoje? Dices que el padre es guapo, digo la madre a lo mejor no esté de acuerdo, que una mujer de joven; digo apenas tienes 22 años y bonita este en su casa cuidando a su bebe, muy cerca de su esposo ¡No debiste de renunciar! Si la señora se pone pesada ¿Qué vas hacer? –pregunta poniendo sus brazos en jarra.
−Bueno… Ya había decidido renunciar, ya ese trabajo no me acomodaba, la verdad es que necesito más ingresos, me van a dar techo, comida, mi sueldo seria libre, si no me gusta renunció y buscaré otro trabajo. –Comento cerrando la maleta y buscando otra bolsa para sus zapatos.
−Está bien… Solo cuídate y checa lo que te dije, sabes que cuentas conmigo, si no estás a gusto, te puedo dejar el departamento, en lo que consigues una compañera de gastos. –dice dándole un abrazo.
−Sí Pía, no te preocupes, estaré bien, siento que esto es una oportunidad para llegar a tener mi sueño. –correspondiendo el abrazo.
−Lo sé amiga, te quiero mucho –mirándola a los ojos –cualquier cosa estoy para ti y lo sabes, solo tienes que llamar.
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Al siguiente día una Ivonne, con maleta en mano se dirigía a la casa de Rafael Alejandro Ferretti, no sabía qué le depararía el destino, solo suspiro antes de tocar el timbre…
−¿Quien?..
−Soy yo Ivonne, la persona que cuidara a su bebe –dice mirando a su alrededor que la casa era muy bonita.
−Ah sí, pase...
Entrando vio un hermoso jardín, la casa era grande y bonita, pero bueno a leguas se veía que estaría cómoda, cuando toco la puerta principal, le abrió un Rafael con su bebe en brazos. −Tenga aquí tiene −hablo dándole a Daniela de entrada.
−Pero… Es que… ¡Así nada más! –exclamo sorprendida de ¿Cómo? Solo le dio la niña sin más ¡Si ni la conocía!
−Sí, solo entre póngase cómoda, en la parte de arriba está su habitación y tiene todo lo que necesita, aquí está esta tarjeta, si necesita algo solo dígale al chofer que la lleve a comprarlo. Ah… Otra cosa, tome este teléfono aquí está mi número de teléfono, el de mi oficina, en este teléfono ya está todo registrado, la dejo se me hace tarde, surgió un inconveniente en mi trabajo y debo ir de inmediato, nos vemos en la noche. –Poniéndose el saco para irse a su trabajo casi corriendo.
Ivonne solo se quedó ahí muy pensativa, con Daniela en brazos. –Bueno que tu padre no piensa pedirme referencias, digo podría robarte, no sabe ni siquiera ¿Quién soy? Solo te deja así nada más; con una extraña. Bien, vamos a ver que tienes en tu cuarto, solo no llores, así tú y yo nos llevaremos de maravilla. Entró a la casa y busco su cuarto, vio que estaba muy lejos del cuarto de Daniela. −Mmm ¡No! Eso es malo Daniela, no te voy a escuchar en la noche, ni modo de dormir aquí, vamos a mover mi cama para acá, en lo que te acostumbras a dormir sola.
La niña despertó comenzando a llorar, sintió unos brazos extraños. –No bebe no llores, ya empezamos mal Daniela, no debes llorar, anda vamos a preparar tu biberón. Bajo a la cocina y vio que ahí estaban las compras sin desempacar−. Bueno esto va a ser más complicado de lo que imagine, puso a Daniela en su portabebés, comenzó a desempacar todo−. Ahora a preparar tu biberón.
Después subió para desempacar sus cosas y decidió darle un baño a Daniela, de hecho, Ivonne tenía un poco de experiencia en cuidar bebés, ya que en el hogar de acogida llegaban niños chiquitos y a veces le tocaba cuidarlo, así que no era nada que no pudiera hacer.
La baño, pero como tenía miedo, que se le cayera a la tina decidió meterse con ella a la tina, eso era más práctico, después salió con ella, le seco y cambio, la llevó a su cuna. Pero la niña seguía llorando, recordó que a veces debía ponerse algo de ropa de la cuidadora para calmarla, así que busco una camisa de Rafael para ponérsela en cuanto lo hizo, sintió su aroma.− ¡Dios huele delicioso su perfume! Hasta se abrazó junto con ella.
Colocó a Daniela sobre su regazo, para que se durmiera, la bebe en cuanto sintió el olor de su papá, en automático se calmó, así se quedaron dormidas. Cuando despertó tenía hambre, busco que había, vio que la despensa estaba llena, así que decidió preparar algo para cenar, cuando vio unos filetes muy jugosos, ni lo pensó los preparo con una salsa y los degusto platicando con Daniela, ¡Como si le entendiera!
−Bueno Daniela dime ¿Dónde está tu mamá? ¿Cómo? Así que está de viaje. –Comento así misma como si la niña le estuviera contestando.
−Agmss, agrsm, angrss, gruñidos de la bebe.
−¡Que no está de viaje! No…¡Ay no me digas que se murió! Pobrecita de ti… Pero yo te voy a cuidar mi chiquita.
−Arg, Arg, Arg, −Los gruñidos de la bebe Daniela.
−¿Qué cosa?, ¿Qué quieres que sea tu mami? No pues yo encantada, solo debemos hacer que tu padre se enamore de mi ¡Ay aja! Jajajajajajja ¡Estoy loca verdad! Ya parece que tu padre se va a fijar en mí. Pero vamos dame un tour por la casa, veremos ¿Cómo es tu mamá? Debe ser una mujer muy bella, digo porque tu padre si es guapo, busquemos una foto de ella.
Pero Ivonne por más que busco por toda la casa, solo no encontró ni una sola fotografía, era como si no existiera, era un poco extraño y perturbador. Pero no le prestó tanta importancia, solo siguió su recorrido viendo que la casa era enorme, que tenía varios cuartos y que el de ella no era un cuarto de servicio sino que era de huéspedes.
Ivonne terminó de cenar y se llevó a Daniela a la habitación, ahí estuvo un rato encendió la televisión, por lo menos hay Netflix, televisión por cable y HBO. Bueno Danielita, creo que no nos vamos aburrir en esta enorme casa, te prometo mañana llevarte al parque. –Platicando con la bebe como si le entendiera, pero comenzó un libro donde decía que a los bebés hay que hablarles para tranquilizarlos y que comenzará adaptarse a ella.
Así estuvo hasta que Daniela pidió su biberón, Ivonne le dio su biberón y cambio su pañal, no vio mal recostarla en su pecho, hasta que la niña se quedó dormida, al igual que ella, sentía el olor de la niña tan delicioso ese olor a bebe que hace que sientas ternura por ellos.
Rafael llegó pasado de las once de la noche, lo primero que hizo fue subir a buscar a Daniela, pero no la encontró en su cuna, fue hasta la habitación de Ivonne, ahí las vio ella muy dormida y Daniela sobre su pecho profundamente dormida. No quería importunar, pero lo mejor era llevar a Daniela a su cuna.
Rafael tomó de los brazos de Ivonne, está al sentir que se llevaban a Dany despertó. −Hola perdón me quede dormida –dijo soñolienta del cansancio que tenía de haber cuidado a la niña todo el día, parece que es un trabajo sencillo pero la realidad es que cuidar de un bebe es bastante cansado.
−No se preocupe, es muy tarde es mejor que duerma –comento teniendo a su hija en sus brazos.
−Sí, gracias. −Solo se dio vuelta y volvió a dormir.
Rafael llevó a Daniela hasta su cuna, la acomodo y arropo, le dio un beso en la frente y se fue hasta su habitación, él también estaba cansado tenía muchísimo trabajo acumulado que solo no sintió cómo pasó el tiempo, cuando se dio cuenta de la hora salió corriendo para su casa a ver a su hija.
Pasaron las horas y Daniela despertó, aunque no quería los chillidos se escuchaban por todo el pasillo, así que Ivonne, se levantó aun dormida y caminó hasta la habitación de la niña. Cuando vio que ahí estaba parado junto a la cuna Rafael, sacándola de la cuna y acariciándola en su pecho.
−Perdón, es que no escucho a la bebe desde mi cuarto, me queda muy lejos.
−Lo siento… No me percate de eso, mañana si quiere puede cambiar su cama a esta habitación, en lo que Daniela se acostumbra a dormir sola –acurrucando a la niña en su pecho para que se calmara, esta lloraba con anhelo como si lo hubiera extrañado todo el día y demandaba su atención.
−Siento que está muy chiquita para dormir sola, no cree –comento Ivonne mirándolo a los ojos.
−¿Usted cree eso? –pregunto mirando a su hija, que demandaba toda su atención, como si no le gustara compartirlo, simplemente gruñía si desviaba la mirada.
−Bueno si, puede pasarle algo, lejos de ella uno no puede auxiliarla, es mejor que duerma conmigo hasta que esté más grande, claro si no le molesta. –dijo con un poco de pena de que Rafael no accediera a su petición.
−Bueno ¿Cómo usted quiera? La verdad no me había puesto a pensar en eso, por favor llámame Rafael, creo que si va cuidar de mi hija es mejor que tengamos comunicación y sobretodo confianza ¿No cree? –pregunto con una sonrisa.
−Está bien yo soy Ivonne, si tiene razón debemos tener confianza mutua; estaba pensando si mañana puedo ir al parque con Daniela, los niños necesitan salir también ir conociendo el mundo.
−No sé, es que no estoy seguro usted sola con la niña, fuera de la casa creo que podría solo llevarla al jardín ¿No cree? Con una mueca en la cara.
−No digo que el jardín no este bonito pero de vez en cuando a ellos les hace bien salir, para que tengan defensas en el cuerpo, no es bueno que solo estén encerrados. –Mirando a la niña que solo se estiraba.
−¿Segura que podrás con la niña? Puede ser un poco incómodo ir con la pañalera y el carrito de bebe.
-Sí puedo no te preocupes por eso, estoy acostumbrada andar cargando cosas y ella se va a divertir, el salir a respirar aire puro le hará bien.
-Está bien; si lo crees necesario, pueden salir. Bien, voy a llevar a Daniela conmigo a dormir, que descanses. −Saliendo con su hija para dormir en su habitación para tenerla cerca.
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Al siguiente día se escuchaban los chillidos de Daniela, hasta la habitación de Ivonne, lo cual corrió entrando a la habitación sin tocar, encontrando a un Rafael en puro pantalón sin camisa, se quedó estática viendo ese cuerpo, sintió que hasta la respiración se agitó. − ‹‹¡Dios mío! Este hombre está esculpido como el Miguel Ángel que está en Roma›› Solo miro que Daniela estaba en la cama. – Perdón por entrar así, pero no soporto escucharla llorar.
-Si es que despertó, demanda su biberón y cambio de pañal –dijo con una toalla en sus hombros, el cabello desordenado y unas gotas cayendo por su espalda, hacía que Ivonne simplemente no pudiera apartar sus ojos de Rafael, solo mordiendo un labio para no quedar como boba.
-Si me la llevo para cambiarla. − Sonrojándose de ver a Rafael poniéndose la camisa, debía acostumbrarse a eso, casi estaban viviendo juntos ¿Que se podía esperar? Solo invadir la intimidad el uno del otro, pero debían de tomar las cosas con calma. Solo debía verlo, como si fuera su compañero de trabajo ¡Solo eso! Era su jefe, aunque solo cuidara de su hija, su jefe al fin y formaban un equipo, así que no debía de sobrepasar esa línea, sino lo hacía todo estaría bien.
Fue hasta donde estaba la habitación de Daniela, la cambió y la llevó a la cocina para preparar el biberón, sacando con destreza, los huevos y unas salchichas, encendiendo la cafetera, puso pan a tostar, preparando en sí el desayuno. Cuando Rafael bajó la ayudó a darle el biberón a Daniela, en lo que Ivonne preparaba los huevos.
−Discúlpame, pero la cocinera se fue también, no se pudo acostumbrar al caos de mi casa, así que me quedé solo. –Mirando cómo manejaba todo en la cocina, lo bien que se movía en ella−. En cuanto pueda contrataré una cocinera, digo yo te contrate para que cuides a mi hija, no para que te hagas cargo de otras cosas.
−No te preocupes, sé cocinar hago algunas cosas, así que de hambre no nos vamos a morir, anda te sirvo café. –vertiendo el café caliente y humeante en una taza −. Hay tiempo, la niña aún me permite hacer algunas cosas, busca tranquilo porque en cuanto empiece a caminar hay que andar detrás de ella todo el tiempo.
−Si tienes razón pondré un aviso en el periódico para contratar a una cocinera y otra persona que haga la limpieza. −Dijo con Daniela en brazos, tomó su taza de café con una mano, para comenzar a comer una tostada, no recordaba desde cuando no tomaba un desayuno, sólo saboreaba todo lo que Ivonne puso en su plato.
−Ivonne tomó a Daniela y la puso en el portabebés, para que pudiera desayunar tranquilo.− Listo aquí estará bien, tomando su taza de café, sirvió su desayuno para acompañar a Rafael.
−Todo está delicioso, en verdad; no sabes cómo te lo agradezco, hace mucho que no tomo un buen desayuno, muchas gracias. Dime ¿Qué día vas a querer tener tu día libre? –pregunto sin dejar de comer.
−Bueno no se ¿Tu esposa cuando regresa? –pregunto sin querer indagar tanto por ella, sino porque realmente con la que tendría que hablarlo sería con ella. −Creo que me tendré que poner de acuerdo con ella.
− ¡Mi esposa! ¡No ella no va a regresar nunca! –exclamo exasperado un poco al decirlo.
-Lo siento no sabía… Que había fallecido, perdón… De verdad ¡Que idiota soy! –exclamo regañándose a sí misma.
−No te disculpes, si ella falleció de un accidente en coche. −¡Mintió! Pero es que le dio mucha vergüenza, que Ivonne se enterara que su mujer y madre de su hija lo había abandonado, así que prefirió que creyera que había muerto, total no iba a regresar jamás.
−Bueno no sé dime ¿Qué día tienes libre del trabajo? –pregunto con un poco de pena, al meter la pata con respecto al tema de la mamá de Daniela.
−Te parece bien los sábados; los domingos a veces voy a ver el partido de béisbol con unos amigos y realmente es el único día que tengo para des estresarme. –comento cerrando un ojo de que se negara a que fuera ese día.
−Para mí estará bien, solo que a veces ese día comería con mi amiga y casi hermana, no sé si haya algún problema con llevar a la niña conmigo.
−No hay problema, está bien para mí, bueno me voy. −Dándole un beso a Daniela y despidiéndose de Ivonne. –Nos vemos en la noche cualquier cosa llámame al teléfono.
−Si está bien ve tranquilo que aquí le cuido –dijo mirando a Daniela, que estaba mirado a su papá muy quieta.
Ivonne al quedarse a solas con Daniela. −Vaya Dany así que le atine, bueno yo te voy a dar mucho amor… De ahora en adelante serás mi bebe ¡Escuchaste! −Dándole besitos a Daniela− Anda vamos al jardín que el día está precioso.
Continuara…