CapĂtulo 2
Nunca han sentido que hay una persona que ha nacido literalmente , para hacerte la vida imposible. Que pareciera que disfruta poner tu vida de cabeza, que con solo mirar a esa persona te llenas de una ira colérica ¿No? ¿Sólo Yo?
Yo si tengo una personita que se encarga de amargar mi existencia, cada vez que puede y lo peor de todo es que no puedo hacer nada para evitarlo, ni reprocharle.
Y susodicha esta justamente al frente de mis narices, en este justo momento, con la malicia y arrogancia reluciendo en su estĂşpidamente lindo rostro, por que aunque la odio con todo mi ser, no se puede negar que la muy odiosa es atractiva y para la mala suerte de las personas a su alrededor, eso alimenta su ego.
Y si no saben aún de quien hablo, estoy refiriéndome a Kamilet Brown, la muy, muy, muy… ¡aaaah! No puedo permitirme manchar mi vocabulario por alguien como ella.
—Alisha Pray, llegas tarde— dice mirándome de arriba abajo, con su estúpida cara de superioridad —de nuevo.
Auch, eso doliĂł, aunque odie admitirlo, sĂ es la tercera vez esta semana que llego un poquito tarde.
—eeeh…aaaah… es que…—solo suelto balbuceos sin sentido y veo como eso le da placer a Kamilet, que me ponga nerviosa y que no sepa que decir. Se regocija en el sufrimiento ajeno, es un monstruo.
—¿Sólo eso vas a decir?— suelta con todo el veneno que puede acompañar sus palabras— ¿dónde está tu súper excusa, elaborada de último minuto?
¡Mierda! La verdad era que no habĂa formulado una excusa lo suficientemente buena, para esta ocasiĂłn.
ÂżEl bus se accidentĂł? No, esa fue la excusa del lunes.
ÂżFui al velorio del tĂo, del primo, del amigo, del sobrino, de mi vecino? No, es como que muy exagerado Âżno?
ÂżMi gato snack, se enfermĂł? No, ya lo he enfermado de diarrea, pulgas, vĂłmito y alopecia, en lo que va de mes. Es un milagro que no se haya muerto ya de tantas enfermedades falsas.
《Milagro es que Kamilet no sepa que es alopecia》
¡Me rindo! Mi cerebro no formula más ideas.
—Lo siento…— es lo único que logró decir, bajo la cabeza y odio tanto tener que hacerlo con ella.
—¡Ja! ÂżLo siento? Crees que una simple disculpa, borra el hecho de que llegues despuĂ©s de la hora de entrada, cuando los demás llegan puntuales— sus palabras aunque son ciertas, salidas de ellas son como estĂşpidas agujas en mi piel— no pienses que por ser la más crĂa, la niña afortunada, te da derecho de hacer lo que te plaz…
—¡KAMIL!— escuchó un grito que la interrumpe, un grito de la persona que tiene pelotas para enfrentarla.
—¿Mayron?¿Qué haces aqu…?
—¿Quién te crees para hablarle asà a Alisha?— no la deja terminar y se para en frente de nosotras, su altura es intimidante, cuando entra en modo macho alfa.
—Su supervisora; tu no tienes nada que opinar aquĂ— le dice Kamilet a la defensiva— tu no trabajas aquĂ y además deberi…
Nuevamente no la deja terminar y se nota que eso la frustra
— Alisha ¡ve a tu puesto!— esta vez se dirigió a mi y la cara de mi supervisora es digna de expresar ¡¿Qué mierda?!
—¿Qué te pasa? Tu no puedes decid..
—Alisha no te veo yendo a tu puesto— la ignora y se volvió a dirigir a mi, quien solo veo la escena estáticamente sin saber bien que hacer.
Empiezo a moverme, Kamilet me da una mirada asesina pero Mayron me anima con la mirada que continĂşe.
—¡PERO!
—Ssshh — calla a Kamilet que intento replicar— déjala que valla hacer su trabajo.
Camino a pasos rápido y dejo el problema atrás, esto se lo agradeceré siempre a Mayron, camino hasta la cajas y rosita me indica la número 5.
PerdĂłn si antes no fui muy explĂcita con respecto a donde me dirigĂa, tal vez se imaginaron que iba al colegio, la prepa o la Universidad.
Pero la realidad es que llegaba tarde a mi trabajo, no es un trabajo perfecto ni con un sueldo sorprendente, pero es lo mejor que pude conseguir en mi condición y además es suficiente para cubrir mis gastos.
Trabajo en un supermercado como cajera y la chica de hace rato es mi supervisora, por ende se cree lo mejor de lo mejor, honestamente a muy pocos nos agrada, en realidad a todos nos cae mal.
Es que su ego y narcisismo es demasiado insoportable, ha tenido muchas quejas por casi todo el personal, pero aĂşn sigue aquĂ. Obvio es la hija del jefe, nadie la despedirĂa y por ser la hija de papi tiene el puesto que tiene, ni siquiera ha ido a la Universidad aĂşn y tiene 20 años.
No sĂ©, por que no se va a la Universidad y nos deja en paz a todos en el supermercado, que lindo serĂa trabajar sin la peste de su insolencia rodando por el ambiente.
Es mayor que yo y cree que por eso puede tratarme peor que a los demás, no la soporto.
Llega una clienta a mi caja a cancelar su compra y veo que solo vino a comprar un agua mineral y una galleta de soda. Finjo toda la amabilidad posible, pero es que es increĂble que quieran hacer una fila para cancelar solo eso.
Pero la vida es rara y las personas más.
Creo que hoy será una larga jornada.
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El reloj de la pared marca las 6: 58 pm, el supermercado cierra a las 7pm y literalmente estoy contando los segundos para irme a mi casa.
Termino de cancelar la cuenta de una abuela que vino a comprar comida para gatos, eso me hace recordar que debo llevarle su comida a snack, mi gatito.
Kamilet no me volviĂł a molestar en todo el dĂa, pero si me dirigiĂł varias miradas en la que podĂa leer claramente que decĂan: Te Quiero matar.
No sé, que le habrá dicho Mayron, pero sea lo que sea, se lo agradezco inmensamente. Luego lo recompensaré.
El timbre que anuncia el término de nuestra jornada suena, hace eco por todo los pasillos de comida del súper y hay fiesta en mi interior.
¡Nos vamos! ¡me voy! ¡me fui! ¡mi casa! ¡eh! ¡eh! ¡mi casa! ¡eh! ¡eh! ¡Me voy!
Música imaginaria en mi mente, luces de antro, gatitos bailando ¡eh! ¡eh!
Pero alguien interrumpe mi celebración camino a la puerta de salida, nada más y nada menos que mi grano en el culo personal.
—Espero que mañana no llegues tarde, Pray — escupe Kamilet dándome una mirada recelosa— Mayron no te salvará siempre.
ÂżSiempre tiene que amargarle la existencia a las personas o que? Gracias a dios se va, antes de que la tome de los cabellos y nos revolquemos en el suelo.
Rosita se me acerca con todo su entusiasmo y esa aura alegre que la caracteriza, es una chica muy linda y divertida, es de mi estatura , más o menos 1,50cm, tiene el cabello castaño claro y trenzado en una linda trenza que cae delicadamente en su hombro derecho, usa gafas que le sientan muy bien y el uniforme del súper le queda como guante en mano de princesa, a excepción de mi que parezco un costal de papas.
—¿Te acompaño?— me dice con una sonrisa de oreja a oreja. Esta chica te contagia su alegrĂa.
—¡Claro! Siempre lo haces— le digo sonriendo y abrazándola— vamos.
—Sip, pero pregunto por educación— suelta una risita que se asemeja a la de una niña de 5 años.
Es verdad desde que empecé a trabajar, Rosita siempre me acompaña unas cuantas calles hasta donde ella toma el metro y yo tomo café.
—¿Irás a tomar tu café?— me dice mientras caminamos.
—Obvio, es mi rutina.
—Eres la Ăşnica chica que conozco que toma cafĂ© a las 7 de la noche, Âżacaso la cafeĂna no surte efecto en ti? Âżduermes por las noches?
—¿QuĂ© clase de amante del cafĂ© serĂa, sino tomo cafĂ© a cualquier hora del dĂa? Es un insulto pensar que el cafĂ© es sĂłlo para la mañana.
— Bueno, si, pero… olvĂdalo.
Nos reĂmos ambas y durante todo el recorrido hablamos de trivialidades, temas al azar y sobre clientes que nos causaron gracia.
Llegamos a donde nos separamos, nos despedimos, ella se dirige a la estaciĂłn del metro y yo debo caminar unas calles más hasta mi cafeterĂa favorita.
Entro en la calle, esta oscura y no hay muchos locales que estén abiertos a esta hora, la calle pinta un panorama ideal para ser asaltada, secuestrada, mutilada, asesinada y nadie nunca se enterara.
《DeberĂas dejar de ver tanto programas policiacos》
Tal vez si soy un poco paranoica pero la calle si pinta mal.
Cualquiera pensarĂa: Alisha si tanto te asusta por que vas exactamente a esa cafeterĂa, Âżacaso no hay mas en toda la ciudad?
Bueno… sà ,pero primero soy estúpida y yo sola me meto en la boca del lobo y segundo descubrà que aquà sirven el mejor café.
Es un local pequeño y poco concurrido por su ubicación, pero su café es muy bueno, es café con sabor a hogar, sabor natural y un delicioso aroma. Pero lastimosamente no muchos lo saben y tampoco es que nadie quiera venir a un lugar como este, si en el frente tiene un antiguo estacionamiento abandonado.
QuĂ© por cierto, siento que me están viendo desde ahĂ, asĂ que mejor entro a tomar mi cafĂ©.
Entro y el aroma a café me noquea, el lugar tiene un estilo rústico que le sienta bien, el servicio es de calidad y los dueños son muy amables y atentos.
A veces los mejores lugares están en sitios tan recónditos y oscuros.
Una mesera muy simpática se me acerca y toma mi orden, aunque en realidad, lo hace por rutina por que siempre pido lo mismo y siempre que llego tienen mi orden casi lista.
Luego de unos pocos minutos, creo que honestamente fueron segundos simplemente, vuelve la mesera con una gran taza de café n***o bien fuerte y poca azúcar, mi preferido, y en la otra mano trae una tarta de queso, que se ve para chuparse lo dedos.
Cojo mi gran taza de cafeĂna pura , me tomo unos segundos para degustar el increĂble aroma a granos tostados, a natural, sĂşper concentrado , en pocas palabras excepcional.
Mi boca se hace agua y mis labios piden tener contacto con el tibio borde de la taza y su maravilloso contenido. Doy el primer sorbo a mi cafĂ© y siento que me llena de energĂa. He tomado este cafĂ© por semanas y aĂşn me sorprende lo bien que sabe cada dĂa, le doy una probada a mi postre y mi paladar agoniza de sabores.
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Después de haber devorado mi tarta y mi café, pago la cuenta y salgo del local.
Por inercia inevitable, mi mirada viaja al antiguo estacionamiento al frente del local, y no sé porque tengo la extraña sensación de que alguien me mira.
Una parte de mi quiere acercarse y echar un vistazo pero mi parte razonable sabe que es una mala idea. Intento no hacer caso a mi curiosidad y seguir mi camino pero para la desgracia de una chismosa como yo… se escucha un ruido proveniente del estacionamiento.
Fue como si alguien fuese tropezado, caĂdo y fuese soltado un gruñido de dolor.
Y eso fue lo que necesité para tomar una mala decisión, de la cual seguramente me arrepentiré luego; si no termino descuartizada como una vaca.
Me acerco lentamente hacia el estacionamiento oscuro, la calle esta en tanta penumbra y silencio que solo se oyen mi pasos resonar contra el frĂo asfalto. Esto va contra todas mi creencias en la que las personas de las pelis de terror son estĂşpidas, por siempre ir directo al peligro. Y ahora yo estoy haciendo lo mismo, no sĂ© si considerarlo Âżcasualidad? Âżel karma? Âżdeja vu? Âżcruel realidad? O simplemente: demencia.
Me acerco lentamente, escucho mi corazón acelerado y mi respiración desenfrenada. La luna esta en un complot con la situación, por que se ocultó, dejando el entorno más oscuro y tenebroso. Veo unos contenedores de aluminio, se escucha un ruido proveniente de ese lugar.
¡Oh mierda! DeberĂa darme vuelta e irme, pero mis pies siguen avanzando.
Es muy correcto el dicho “La curiosidad, mato al gato” pero en este caso lo que saldrá en la ficha de mi autopsia será; causa de muerte: Por chismosa.
Me acerco más y más, pero me detengo en seco cuando escucho los pasos… pasos acelerados.
Lo vi… la figura, ¿la persona? El hecho es que lo vi.
¡No! No no no no ¡noooo!