Eva
No entiendo que le estaba pasando a mi cuerpo y por supuesto a mi mente en este momento, sentía que le quería sacar los ojos a esa mujer que tiene la sonrisa más horrible que he visto en toda mi vida.
Lo peor, es que por lo visto Gabriel siempre viene aquí y por lo visto con su novio, la chica lo dijo, “ES LA PRIMERA VEZ QUE EL TRAE A UNA MUJER A ESTE LUGAR”, lo que no logro comprender es por qué ella parece coquetear.
—Me imagino que pedirás lo mismo de siempre —exclamó ella sin dejar de ver a Gabriel, vaya parece que se lo comerá con la mirada, si, hasta yo lo haría, si es un pan de Dios, “UN VERDADERO MANJAR DE DIOSES”.
—No, por supuesto que no, está noche pediré algo distinto, quiero invitar a la señorita Eva a algo que su paladar quede totalmente feliz —dijo Gabriel sin quitar su mirada de la mía
Debo estar loca, pero a veces siento que Gabriel me mira diferente a otras mujeres, creo que debe querer ser como yo, claro, eso es, el debe querer vestir y ser como yo.
—Ahh, pensé que hoy como todos los viernes pediría café, y un pequeño pedazo de torta y hablamos como siempre—dijo esa mujer.
Pero qué insoportable es, ¿Acaso soy invisible?, definitivamente le voy a arrancar los ojos, no, primero la sacó de este lugar, después la atacó a golpes y escondió su cuerpo en medio de la nieve.
—¡Zoe! Por si no te das cuenta está noche vengo acompañado, y por supuesto que no dejaría a la señorita Eva ni un minuto sola, ella es mi invitada especial así que espero que sea atendida como una verdadera princesa, por favor dile a Rosita que quiero el mejor pollo rostizado, ah, claro está con el arroz de la casa y por último el mejor café.
No sé pero sentí un gustito ante las palabras de Gabriel para esa mujer, quien salió echando humo por boca y nariz, por supuesto que me sentí bien, muy bien, creo que ya no hay necesidad de ensuciarse las manos matando jajaja.
Caminamos hasta una mesa alejada de casi todas, al sentarme pude notar por qué Gabriel escogió está mesa, hay un enorme ventanal el cuál deja ver cómo cae la nieve, definitivamente es hermosa.
—Señorita Eva, espero y está noche sea muy especial para usted —dijo Gabriel sacándome de mis pensamientos.
No pude evitar sonreír, en verdad está noche ha sido mágica, algo diferente a todas las demás, creo que no tengo recuerdo de cuando fue la última vez que sonreí.
La cena fue especial, el pollo simplemente estaba exquisito, y el café fue el mejor café que he probado en mucho tiempo.
—¡Gabriel! Gracias por esta noche..
—Señorita Eva no tiene por qué agradecer, usted no se imagina lo que podría hacer yo por usted. —Arqueé una ceja y dejé salir una enorme carcajada.
En fin después de la deliciosa cena, Gabriel extendió su mano para ayudarme a poner de pie, por supuesto que le di mi mano, solo que nuevamente esa corriente recorriendo todo mi cuerpo.
—¡Ya se van!, ¡Gabriel!, porque no te quedas otro rato, claro está después de pedirle un taxi a tu jefa —exclamó con voz chillona la tal Zoe.
Yo la mato, ¿Quién se cree esa mujer para actuar así?, como si Gabriel estuviese solo, y lo peor es que tuvo tiempo de ir a cambiarse y colocarse un vestido rojo, bastante atrevido por cierto.
—Lo siento Zoe, como te dije hace unos minutos, vengo con la señorita Eva, y ni pienso dejarla sola, así que si me permites la llevaré a su apartamento —exclamó Gabriel colocando una de sus manos en mi espalda.
No dije nada, sé que aquella mujer le molestó, y eso hace que sienta un pequeño gustito, aunque eso no quiere decir que Gabriel y yo nos convirtamos en mejores amigos.
Caminamos de nuevo hacia la moto, que a decir verdad no tenía idea que le gustara tanto las motos, una parte más que conozco de él, y la verdad así me niegue admitir, “ME ENCANTA”.
Después de casi media hora Gabriel me dejó justo en frente de mi edificio, no quiso irse hasta cerciorarse que yo entrase, en fin, subí rápidamente a mi apartamento, giré la perilla y abrí.
—¡Hasta que por fin llegas!. —Escuché la voz de Emma detrás de mí.
—¡Dios, Emma!, ¿Qué haces con las luces apagadas?, y lo peor, ¿Qué haces en mi apartamento? —dije, caminé y encendí la luz y ahí estaba ella, con una enorme sonrisa dibujada en su rostro, cruzada de brazos, mirándome fijamente sin decir absolutamente nada.
—¿Quién era? —preguntó Emma.
—¿De qué hablas? —respondí arqueando una ceja.
—Si, quien era ese chico que te trajo en la motocicleta. Me imagino que debe ser tu novio, ¿O estoy equivocada? —vociferó Emma
—Si estás equivocada, era Gabriel, ¡Mi secretario! —dije restándole importancia.
—¡Guau!, ¡Estás saliendo con el guapo de Gabriel!, ¡Si!, debo reconocer que eres la mujer más afortunada que he conocido, aunque yo lo hubiese querido para mí, ¿Te lo imaginas en la cama?, ahhh, yo sí, y muchas veces. Lo siento hermanita, pero tienes un novio demasiado guapo, lastima que ahora sea tuyo —exclamó Emma, bastante entusiasmada por cierto.
—No, en primer lugar no es mi novio, segundo lugar, por supuesto que no me lo he imaginado en la cama, y tercero, ¡él es gay! —dije quitándome el abrigo que por supuesto era de Gabriel.
—¡Que!, lo siento hermanita pero debes estar loca, ¿O estás enferma verdad?, ¿Cómo te atreves a decir que ese espécimen de hombre, esculpido por los mismos dioses es gay?, cuando por fuera se le nota las feromonas, ¡Díos!, si lo único que yo he querido es que me arrastre y me lleve a su escritorio y me haga suya —exclamó Emma.
Vaya, mi hermanita si que tiene imaginación, bueno, no es que yo sea ciega, por supuesto que no, Gabriel es demasiado atractivo. Solo que es un hombre prohibido y definitivamente en todos los sentidos.
—Emma por favor, báñate con agua helada, y deja de pensar en Gabriel, él es gay, yo lo comprobé por mi misma, yo lo ví con su novio —dije recordando aquel día en los pasillos.
—Vaya hermanita si que estás ciega, aunque es un punto a mi favor, tu no lo quieres y por supuesto yo estaría más que dispuesta a que ese Dios griego me escogiera como su sacrificio. Gabriel no es gay, te lo puedo asegurar —dijo Emma, se giró con una enorme sonrisa dibujada en su rostro y caminó hacia la habitación que tiene ella en mi apartamento.
Me dejé caer en el sillón, y por una vez en mucho tiempo Emma sembró duda en mí, ¿Gabriel es gay o no?