Armarse de valor

1250 Words
-Estamos esperando un bebé. ¿Un bebé? Pero es aún más emocionante, bueno, no estaban casados aún, pero eso no era de otro mundo, no eran los primeros ni los últimos. No contuve mi grito de emoción, era aún más de lo que esperaba, no imaginaba un bebé, el primero de una de mis mejores amigas. Corrí y abracé a Ciela, quizá fui muy arrebatada pero estaba contenta por ella, ya que ella había anhelado ese bebé por mucho tiempo. -¡Felicidades! -dije cuando de nuevo pude hablar -Pero ni se nota -la miré de arriba a abajo sin notar algo diferente en ella -Quizá porque apenas tengo cerca de dos meses -sonrió complacida ante mi reacción Un poco avergonzada pero aún sonriente abracé la pancita de mi amiga, estaba feliz porque ella también cumpliría uno de sus más anhelados sueños. -Bueno, pero no soy la única, aquí mis amigos Rob y Lidia también esperan un bebé que apenas será un mes mayor que el nuestro. -¡Qué bien! Parece que me estoy rodeando de bebés. Sólo falta que Candace y Albert me den la noticia -los miré esperando la buena nueva -No, nosotros aún no estamos listos, quizá algunos meses más, o años, aún no está decidido -dijo Candace nerviosa -Oh vamos, imagino un pequeño de ustedes -dije intentando parecer insistente, pero sabía que era algo que sólo ellos podía decidir -pero está bien, cada quién decide cuándo es el momento. -Sí, eso es cierto, después de todo estamos viviendo apenas nuestro matrimonio. Aún no es tiempo -agregó Albert Después del gran anuncio y las miles de felicitaciones a los que pronto serían nuevos padres, nos despedimos de cada uno en el lugar para ir a casa. Había aún mucho que hacer, y después de tanto dormir en la mañana aún me quedaban bastantes energías para comenzar y terminar de acomodar las cosas en mi nuevo hogar. -Realmente te sorprendió la noticia ¿cierto? -preguntó Nath mientras me ayudaba a comodar mis pertenencias -Sí, bueno, es que no me lo esperaba, no de ellos -admití aún asombrada -Pero me alegra mucho que hayan tomado esa decisión, después de todo era un anhelo de mi amiga y fue la decisión de ambos. -Tus ojos brillaron más de lo normal. -Es sólo que me emociona, sabes, un tiempo estuve “cuidando de Iván” y es grandioso sentir toda esa energía y esa alegría de un niño en mi vida, ahora imagina un “sobrino” sería maravilloso -dije ilusionada Llegamos al departamento para comenzar a acomodar todas las cosas, o quizá parte de ellas antes de dormir. Desperté con el sonido de mi alarma de la mañana, abrí mis ojos poco a poco, y sin muchas ganas de hacerlo, me sentía agotada y con mucho sueño. Salí del departamento para correr un poco a los alrededores y comenzar activo mi día, al final de mi recorrido regresé al departamento y me di una ducha que me terminaría de despertar. En pocos minutos estaba lista para ir a mis clases, Nath tenía listo el desayuno y olía exquisito. -¿Me acompañas? -esa invitación me hizo sonreír -Claro que sí, aún tengo mucho tiempo -respondí mirando la hora en el reloj -Gracias -sonrió complacido -Después te acompañaré a la escuela. -No es necesario, sé que debes llegar también a tus clases y tu escuela queda un poco más lejos. -Es cierto, pero te puedo acompañar, me queda de paso y sigo mi camino a la escuela. -De acuerdo -sonreí -Gracias, siempre eres muy amable Tomamos el desayuno que sabía tan bien como olía, preparé mis cosas para la escuela y salimos del departamento. -Te ves hermosa hoy. No pude evitar sonrojarme y ponerme nerviosa, no era nuevo que él lo dijera pero esta vez lo sentí diferente. -Gracias. -Si estás de acuerdo pasaré por ti al terminar las clases, quisiera que me acompañaras hoy a un lugar. -Sí, claro. Sonreía mientras caminaba al lado de aquel nervioso y atractivo chico. Llegamos en pocos minutos a la escuela, me despedí de Nath con un beso en la mejilla y siguió su camino, pronto comenzarían sus clases también y no debía llegar tarde. -Pero miren quien ha llegado, Sarahí Woods -dijo ella con una odiosa voz -cómo cambian las cosas ¿no? Seguramente Tucker Donovan se dio cuenta de la clase de persona que eres -sus palabras me hirieron más de lo que esperaba -Pobre de ese chico -dijo mientras miraba a Nath alejarse -¿cómo puede estar contigo? Pero por lo menos es de tu clase. Clarisse Kohen una de las chicas de último año que siempre se encargaba de molestarme y hacerme la vida difícil en la escuela, según Ciela, porque había llegado hasta su grado escolar en poco tiempo y llevaba las mejores calificaciones y ella siempre había presumido ser la más inteligente. Quizá estaba más molesta porque en la graduación ambas íbamos a compartir el espacio de la ceremonia y en la entrega de reconocimientos la había desplazado ya al segundo puesto y eso sin duda la molestaba. -¿No estarás también embarazada? Igual que esa amiguita tuya, sin estar casada ya tiene un engendro -insinuó molesta -Sólo espero que Tucker no sea el padre, pues desprestigiaría a su familia -hizo una pausa dramática -Oh, espera, creo que Candace lo hizo primero al casarse con ese donnadie. -Será mejor que guardes tus palabras Clarisse -le respondí enfadada -jamás he hecho caso a tus comentarios, pero hoy si te estás pasando la raya. Estaba furiosa, no por lo que decía de mí, pues no me importaba lo que pensaba, pero estaba agrediendo verbalmente a mis amigos y eso no podía permitirlo. -¿Y qué vas a hacer? -sonrió de manera que me irritó -Bueno, no querrás que comience a hablar ¿o sí? -sonreí con malicia -He visto muchas cosas. ¿Sabes dónde vivía? -sonreí de nuevo mientras recordaba -Supongo que no. Ese edificio que frecuentas con ese joven apuesto, bueno él es mi vecino. Sé que es un hombre soltero y vive solo. -Es mi amigo -titubeó nerviosa -Claro, no sabía que a los amigos se les besaba de esa manera y se les permitía tocar… bueno ya sabes el resto de lo que ocurre -La miré retante -Lo cierto es que no han sido muy discretos, sabes de lo que hablo ¿no? Después de todo sé que es Slidebottom, es un apellido de peso aquí, quizá por eso estás con él. Su sonrisa desapareció en un instante, y dentro de mí reía a carcajadas, mientras le mostraba, a ella, una simple sonrisa de satisfacción. -Deja de hablar mal de mis amigos, si no han hablado de ti es porque les he pedido que no lo hagan. Espero que no hayan sido descuidados en sus rollos de “amor” si no tendrás que casarte antes de que se note. Así que deja de hablar así de Ciela, vive tu vida como quieras, nadie te juzga, pero si te metes en la vida de los demás créeme que seré la primera en hablar. Se quedó en silencio, estaba anonadada con todo lo que le había dicho. Quizá no esperaba que supiera sobre su vida fuera de la escuela, pero por azares del destino me había tocado verla en muchas ocasiones. Desapareció de mi vista en un instante, estaba desbordando ira, su mirada “atravesaba” a todo aquel que se le ponía enfrente.
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