El hombre que yo conocí

1924 Words
Él se golpeó la frente con su mano y agachó la mirada. -Sarahí, esto se salió de nuestras manos, no es culpa de nadie, no debo sentir esto -dijo torpemente intentando disculparse -No debes sentirte culpable con algo que ideé en mi cabeza y le di esperanzas vanas. Soy un tonto, y no quiero que te sientas mal por esto. -Quizá debería buscar otro departamento. -No, no por favor -dijo apresurado -yo estoy feliz de que estés aquí. Soy un tonto, no debí. -Pero será más difícil. -No -me rogó -será más difícil que estés lejos de mí. Soy tu hermano después de todo, quiero cuidarte… tenerte cerca. -¿Te das cuenta de lo que acaba de ocurrir? -dije preocupada -no puede pasar de nuevo, y aquí sólo estoy causándote -busqué las palabras adecuadas pero no las tenía -¡no sé qué!... Nath. -Sarahí, por favor no, no lo haré de nuevo, yo… lo siento -dijo desesperado y arrepentido -No quiero que estés así, no puedo verte sufrir así por algo que crees sentir. ¿Te das cuenta de que es un lazo de hermandad? no puede haber nada más. -No, eso no lo sé -dijo incrédulo -Las pruebas que dio Tucker no son suficientes para mí, quizá hay algún detalle que se le pasó, no podemos ser hermanos. -Nath, por favor, viste todo eso. -Que tu padre le haya dado dinero a mi madre por años y una casa no quiere decir que sea por ese motivo, en mi acta de nacimiento mi padre es aquel hombre con el viví, quizá mi madre estuvo con tu padre antes que con la tuya, pero no quiere decir que sea su hijo, que me comprara tantas cosas que necesitaba, eso no es la verdad, yo necesito algo más, algo que me dejé con la certeza de que realmente soy su hijo. No es prueba suficiente ese montón de papeles del banco y las viejas cartas de amor de mi madre. Menciona que está embarazada, más nunca dice que es hijo suyo. -Nath, sólo te estas lastimando, te das cuenta. -No, Sarahí, no es suficiente para mí. -¿Y qué sería suficiente? Mi padre ya no está. Tu madre tampoco. -Sangre. -¿Qué? -Pruebas de sangre. Si tu padre es también mi padre debe haber coincidencias en el ADN. -Nath. -Por favor Sarahí, no te pido nada más. Sólo quiero quedarme tranquilo, por favor. Sus lágrimas habían inundado sus ojos por completo y me había hecho romper en llanto también. ¿Qué debía hacer? Teníamos muchas pruebas de que un bebé ligaba a mi padre con la madre de ese joven que lloraba desesperado frente a mí. Entré en mi habitación y salí en pocos segundos con mi computadora portátil. -¿qué harás con eso? -Buscaré el nombre de tu madre en unos archivos de aquí. Tengo la sensación de que estará. Puse en el buscador el nombre completo y presioné “ENTER” había un solo archivo que mencionaba ese nombre y lo abrí. “Es un idiota, se compadeció de esa mujer que lo engañó con otro hombre, le hice el favor de asesinar a aquel que había dejado embarazada a su novia, me deshice de él como un estorbo que era, y él en vez de agradecerlo y matar al engendro antes de nacer para tener de nuevo a su amada le consiguió una casa y lo necesario para criar a ese hijo de nadie. Después ella se casó con alguien más y lo llevó a vivir a la casa que él le había comprado. ¿Cómo pudo vivir con eso? Yo los habría matado a ambos, pero no tuvo los pantalones para hacerlo, después él encontró a otra mujer, es más hermosa, con dotes femeninos bien marcados y con una belleza extravagante, lo envidio, esa mujer sería deseada por cualquier hombre, pero ella lo quiso a él, no me dio oportunidad de demostrarle que yo era un buen partido, pero claro, yo ya estaba casado y con hijos, ¿cómo no encontré a esa mujer antes que a mi esposa? Era un manjar. Ahora es prohibida, pues él es mi amigo, o eso quiero pensar, me ha dicho que no quieres más estar en el negocio, quizá esa nueva mujer le ha estado metiendo ideas en la cabeza, pero no lo dejaré terminar con esto, está conmigo y así seguirá a costa de todo, hasta de su propia vida. Lo he amenazado varias veces, hay personas que le importan, esa cualquiera, que a pesar de su engaño la sigue viendo como una buena mujer que lo hizo feliz alguna vez y ahora él gasta su dinero para mantener a esa familia, qué más da, es su dinero, que haga lo que le plazca. Ahora con esa nueva mujer tendrá un hijo propio, que mejor amenaza que esa, el amor de su vida y su nuevo hijo.” El escrito había terminado, pero parecía tener seguimiento, quizá fue borrado, ¿habría acaso algo que no se debía saber?, y pensó Rasmus incluso, que era un peligro tenerlo en sus archivos ocultos y resguardados con contraseñas que prefirió mantenerlo en su cabeza. Nath no era mi hermano, no teníamos ningún lazo familiar como pensábamos, esos papeles de cuentas y cartas de su madre no decían la verdad, los más allegados a mi padre pensaban que él era su hijo, que mantenía a la familia para darle una calidad de vida media alta al pequeño, pero no lo era, era sólo un hijo adoptado de mi padre, después de todo la madre de Nath había tenido algo alguna vez con mi padre, pero le fue infiel y se embarazó de otro hombre, mi padre quizá con la culpa de la muerte de ese joven se encargó de Nath y de su madre, incluso aún después de la llegada del nuevo padre de Nath. Mi padre era así, era amable, y le gustaba ayudar, así lo había conocido yo, aún después de lo que Rasmus decía y de las miles de cosas que había visto y escuchado no creía que mi padre era un monstruo, que estaba con Rasmus y le ayudaba en sus malvados planes, pero siempre fue porque Rasmus se inmiscuyó en su vida, lo lleno de amenazas y miedo y él no podía más que hacer lo que aquel malvado hombre le ordenaba. Después de todo se había encariñado con Nath, y le preocupaba su familia, mamá y yo, justo así lo recordaba, con esa sonrisa de felicidad y orgullo mientras estábamos en nuestro tiempo familiar. -Lo ves, yo lo sabía, no podía estar enamorado de mi hermana, sé que este no es un sentimiento de hermandad, lo sé. Ahora no me siento culpable por besarte, por pensar en ti como mi pareja. -Nath, yo… -Lo sé, Tuck está en tu corazón a pesar de todo. Pero ahora que sé esto, no me daré por vencido tan fácil. -No quiero ilu… -¿Ilusionarme? Está bien Sarahí, sé a lo que me atengo, sé que no será fácil. Pero quiero intentarlo. Quizá tuve oportunidad antes cuando él no estaba, pero no me dejaste acercarme, no como yo lo quería. Sé que siempre hemos sido buenos amigos, los mejores. -Ahora mismo pienso que necesitamos espacio, sabes, lo más conveniente es que busque otro lugar a donde ir. -No, no lo hagas, yo, sabes que me comportaré. -Pero será difícil ahora que Tuck está aquí. -Es cierto. Suspiró y asintió, era lo más correcto, debía darle espacio a Nath para pensar las cosas y organizar sus sentimientos, y yo tenía que hacer lo mismo. Mis sentimientos por Tuck no habían cambiado pero había una calidez en mi corazón hacia Nath. -Ahora debemos ir al almuerzo con Candace y Albert. -Claro, podemos ir juntos. -No, me iré sola, gracias. Tengo que pasar antes a comprar algo. -Puedo llevarte. -No Nath, yo preferiría caminar. -Caminaré contigo entonces. -Nath yo… -Quieres pensar ¿no es cierto? despejar tu mente. Asentí, me conocía mejor que nadie, y no insistió más. Salimos al mismo tiempo del departamento, Tuck estaba esperando afuera, Nath parecía un poco molesto por su aparición. -Tuck, buenos días ¿qué haces aquí? -Quise venir para llevarte al almuerzo. -No era necesario, sabes. -Sí, bueno quizá podías ir con tu hermano, pero quise darte la sorpresa. Sonreí inevitablemente mientras miraba su sonrisa coqueta. -Para que lo sepas Tucker no somos hermanos. Tras decir eso Nath subió a su auto y se alejó a toda velocidad. -¿Qué pasa? -Es cierto Tuck. Te mostraré lo que encontramos más tarde. ¿Podemos pasar a comprar algo a una tienda de bebés? -Claro, hermosura, te llevaré a donde necesites ir, pero no sé si esté abierto hoy. -Es cierto, quizá le dé algo después. Antes de abordar el vehículo para ir a casa de Candace y Albert Tuck me tomó por la cintura para besarme. No pude evitar sonreír después de ese beso, pues una corriente eléctrica corría por todo mi cuerpo dejando mi piel erizada. Era extraño sentirlo después de todo el tiempo que Tuck no estuvo a mi lado, mi cuerpo seguía reaccionando a sus besos y su calidez corporal. Abordé tras él en el vehículo y me tomé de su cintura para comenzar el viaje. El almuerzo fue incómodo con la mirada de Nath sobre mí todo el tiempo, Tuck no se separaba de mi lado y bromeaba conmigo haciéndome reír. Todos nos divertimos al final, después de la comida que nos ofrecieron Candace y Albert, nos despedimos para ir cada quien a su casa, quizá Candace estaba cansada y necesitaba un rato de relajación para disfrutar de la noticia con Albert y ambos celebrar como pareja. Tuck me llevó al departamento, lo invité a pasar para observar la nueva información que teníamos de mi padre y la madre de Nath. Se quedó boquiabierto. -Me preocupa. -¿Qué? -Que no sean hermanos, le interesas y mucho, y sé que es un contendiente fuerte para conquistarte. He visto cómo se llevan, tienen una buena relación. -Él y yo no… -Lo sé, sé que no hay nada, pero sé que hay posibilidades. -Tuck, yo… -Está bien, sé que no tengo el derecho de pedirte nada, me fui de tu lado sin decir nada, y él estuvo contigo todo este tiempo. -Me mudaré, lo decidimos en la mañana, es lo mejor para ambos. -Puedes venir a mi departamento. -No creo que sea conveniente, sabes. Lo mejor es que busque algo para mí sola, que aunque no me agrade esa idea necesito mi espacio. -Te ayudaré a buscar algo. Pero mientras puedes quedarte conmigo. -Tuck, no creo que… -Lo sé, no es correcto, no es conveniente, necesitas tu espacio para pensar. Estas confundida. -No, sé lo que siento, sé de quién estoy total y perdidamente enamorada, pero no quiero precipitarme a nada. -Me has dejado con una gran duda. -Es mejor que te quedes así. -Oh, vamos. -Lo sabes Tuck, ¿qué puedo decirte? Lo sientes ¿no? -Amor, sí, eso siento por ti. Y aún más fuerte que nunca. Me sonrojé mientras sentía de su aliento cerca de mi cara, me besó de nuevo. Esos besos que extrañaba tanto y que había anhelado desde hace ya tanto tiempo. -Perdón si interrumpo, no pensé que debía tocar en mi departamento. Nath estaba molesto, entró y aventó la puerta para cerrarla de un golpazo. Caminó hasta su habitación e hizo lo mismo.
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