El inicio de la búsqueda

1057 Words
-¿Qué ocurre? -preguntó preocupado al ver mi semblante -No estaba lista para esto -dije con la mirada perdida -No debí venir. -Lamento haber aceptado traerte -dijo preocupado -No es tu culpa, tenía que conocer toda la verdad. -Pero no estamos seguros de que lo que te ha dicho sea la verdad. -Hay cosas que creo saber que son ciertas -suspiré -sólo quería comprobarlas, pero es difícil -dije con un nudo en la garganta -mi padre ha caído del pedestal donde lo tenía. -No llores así -me abrazó como un hermano pequeño preocupado -no me gusta verte así. -Vámonos de aquí -dije suplicante -Por favor. Estaba amaneciendo cuando llegué de nuevo al hotel, subí de inmediato a mi habitación, Iván se fue enseguida porque tenía que comenzar con sus labores en el trabajo que tanto amaba, lo había hecho perder mucho tiempo. Entré en mi cabeza para hundirme en mis pensamientos, estaba recostada sobre la cama, intentando dormir, pero no podía, había tantas cosas rondando en mi cabeza, que era imposible poder olvidar todo para dormir. Debía haber alguna cosa, alguna pista de que todo lo que Rasmus Donovan había dicho era verdad. Quizá debería entrar en su casa y buscar entre sus cosas algún expediente o algún archivo que comprobara que mi padre realmente trabajaba para él. Era muy riesgoso, y además la ASEJM no me iba a permitir hacerlo, sobre todo cuando Angie estaba a cargo de mi seguridad. Pero tenía que hacerlo, debía hacer algo para investigar. ¡Pero claro! Angie pronto se casará, seguro se irá de luna de miel un par de días, la agencia estará ocupada investigando el acontecimiento pasado de aquella escena que había visto, por lo que la atención estaría en mi casa del pueblo. Era el momento perfecto para ir a la casa de los Donovan, buscar información, algo que me dijera la verdad, y no sólo confiar en las palabras de aquel temible hombre. Debía ser precavida por supuesto, Albert estaría al pendiente de mis movimientos y quizá el señor Donovan tendría su casa vigilada por sus hombres, o quizá los hombres de la ASEJM seguirían vigilando. Pero sólo había una sola manera de entrar, siendo cuidadosa, tenía el entrenamiento para hacerlo, incluso con la vigilancia de mis compañeros de trabajo, iba a ser difícil, más no imposible. -Sarahí -Escuché mi nombre tras la puerta acompañado de unos insistentes golpes. -¿Nath? -pregunté al reconocer su voz -Sí, soy yo, ¿puedo pasar? -Me levanté para abrir la puerta. Lo miré y enseguida tapó sus ojos frente a mí, abrí mis ojos como platos cuando recordé que solo tenía puesta mi ropa interior. En el viaje tras un accidente me había mojado inconscientemente, o quizá no tan inconsciente. Después había tomado un baño y me había quedado tan sólo en ropa interior, ¡Que tonta! ¡Antes no me quedé desnuda y abrí la puerta! Me sonrojé en ese mismo instante, recordé entonces todas aquellas veces que había nadado en ropa interior en aquellas aguas de la cascada con mi mejor amigo, y jamás había sentido tanta pena como ahora. -Pasa, de todos modos ya me viste así -dije negando con la cabeza para reprocharme -No tengo nada nuevo. Pero ahora mismo me pongo algo de ropa. -Lo siento -dijo avergonzado -No es culpa tuya, no debí abrir así -respondí más avergonzada que él -Es sólo que estoy un poco distraída. -¿Estás bien? -preguntó preocupado -Sí sentí -es sólo que le he dado vueltas a todo asunto de Rasmus Donovan y mi padre. -Sí, parece que has tenido una noche difícil. Mientras caminaba por la habitación para buscar en mi maleta algo de ropa, pensaba y hablaba con mi acompañante. - ¿Por qué te cubriste los ojos? -pregunté de manera inocente -Me habías visto así antes. -Eres muy diferente ahora, tu cuerpo -dudó -ha cambiado mucho, sabes, no eres la misma niña de hace algunos años. Recuerda que la última vez que nadamos juntos tenías cerca de 12 años, tus atributos aún no estaban -dudó de nuevo -muy desarrollados. Me sonrojé aún más, no recordaba que había cambiado tanto, y que ahora después de mi entrenamiento en la agencia había cambiado aún más. Era un poco más delgada, mis músculos estaban trabajados y mis atributos de mujer desarrollados. ¡Ya no era una niña! ¡Qué tonta, que tonta! No debí preguntar, pero es cierto hace años que no nado con él así, no desde que Alexander y yo salíamos, pero eso es algo que no quiero recordar. -Alexander intervino mucho en nuestra vida, comencé a alejarte de mi vida por su causa. Lamento que todo haya pasado así. -Está bien, aun así seguíamos conviviendo -sonrió -Pero no como antes -suspiré -Pero sé que seguía siendo tu amigo, tras tus peleas con Alexander siempre me buscabas primero. -Eras el único que me comprendía, nadie lo hacía. -Tu padre. -Eso creía, pero pensado bien las cosas sólo fingía escucharme y cambiaba el tema para que dejara de hablar de mis problemas. -Él siempre fue bueno contigo, fue un buen padre. -Claro que lo fue, en ese entonces para mí era el mejor papá del mundo, no le reprocho eso -me quedé pensativa un instante -Han pasado tantas cosas que ahora no sé si en verdad me quería, si se preocupaba por mí. -Eso no deberías dudarlo -dijo convencido -Ahora mismo no lo sé -me sentía confundida -Escucha, él siempre te quiso, siempre estuvo para ti, entre todas sus ocupaciones siempre tenía tiempo para ti. Lo sé, lo vi, lo viví contigo, lo conocí. Quizá ahora te surjan muchas dudas de su vida entera, pero siempre se preocupó por ti, siempre hizo por darte lo mejor.  Ahora mi mejor amigo estaba frente a mí, mirándome, intentando convencerme de que no sintiera rencor por aquel hombre al que había admirado tanto. Me tomó las manos para lograr que lo mirara, lo logró, estaba frente a él, perdiéndome de nuevo en su mirada que me consolaba y que me convencía de que realmente mi padre me amaba como lo decía, y no solo por tenerme de su lado. Nath puso sus manos sobre mi cintura desnuda, sus manos eran cálidas y muy suaves, el roce delicado con mi cuerpo me había hecho temblar.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD