Capítulo 1
—Por favor, no hagas esto —supliqué una y otra vez, pero nadie escuchaba. Me debatí contra su agarre, pero nada—. Soy tu Luna —grité con todas mis fuerzas, pero entonces su risa desde la otra habitación rompió toda la lucha en mí—. Luke, por favor —supliqué una vez más, con la voz ronca.
—Mátenlo cuando termine. Échenla afuera. Tendrá que sobrevivir por su cuenta de aquí en adelante.
Él no podía estar hablando en serio. Este era nuestro bebé. Nuestro bebé.
—Es un error de la Diosa de la Luna. Uno que rectificaré —su voz resonó de nuevo desde la otra habitación. Ni siquiera se dignaba a mirarme—. Ahora hazlo. Es una orden.
—Sí, Alfa.
Fue un error venir aquí.
Fue un error darle todo.
—Oh, doctor. —Su dulce voz llamó desde la otra habitación. Mi hermanastra, Shannon. Apreté los dientes—. No uses anestesia. Debe sentirlo todo.
—Sí, Luna. —El doctor se volvió hacia mí con ojos tristes, pero cuando tomó el bisturí, supe que estaba perdida.
«Lo siento, bebé. Mamá no pudo salvarte. Te deseaba tanto, tanto». Intenté acariciar mi vientre, pero las enfermeras me habían atado. Cuando el doctor se acercó, me di cuenta de que estaba usando una hoja de plata.
—¿Plata? —mi susurro fue casi silencioso, pero él asintió. Supe entonces que Shannon no quería que sobreviviera. Quería mi vida con tanta desesperación que mintió sobre que engañé a mi compañero, mostrando fotos como prueba. Pero nunca toqué a otro lobo, ni lo haría de nuevo, no después de esta traición.
¿Por qué, Diosa de la Luna, me lo diste solo para quitármelo? Mi cachorro.
Lloré en silencio mientras el doctor cortaba mi abdomen, y sentí a mi bebé debatirse dentro. Sabía que era demasiado pronto para nacer. Esto era una sentencia de muerte para los dos.
—Tráeme el cuerpo del cachorro.
—Sí, Alfa. —Sentí cada corte mientras me abrían, y finalmente no pude soportarlo más. Comencé a gritar y pronto sentí la sangre goteando por mi costado, cada gota cayendo al suelo. Me debatí contra las ataduras. Pero la plata me había debilitado demasiado.
«Lo siento, bebé».
No intentaban mantenerme viva, lo cual esperaba, pero deseaba que no fuera cierto. Solía amar a mi compañero, pero sentí que el amor moría en mí cuando vi a mi cachorro siendo arrancado de mi vientre.
—Por favor, déjame sostenerlo una vez. —Intenté mover mis brazos para alcanzarlo, pero todavía estaba atada. El doctor, con lágrimas en los ojos, trajo a mi cachorro y lo puso sobre mi pecho.
Era perfecto. Froté su aroma en mi rostro y el mío en él. Siempre sería parte de mi alma.
Mi pieza faltante.
—Doctor, ahora.
—Sí, Alfa. —El doctor levantó al bebé y salió apresuradamente, dejándome abierta a los elementos.
Sentí mi vida escaparse mientras la puerta se abría y Shannon entraba. Su sonrisa de suficiencia estaba firmemente en su lugar.
—Te dije que te quitaría tu vida, Amy. Tendría a tu compañero. Y lo he hecho, una y otra vez, desde que descubrió tu traición.
Shannon se acercó y me dio un beso en el rostro mientras yo gruñía.
—Él es perfecto. Y no te preocupes. Le daré otro hijo. —Puso su mano en su estómago y comencé a reír—. ¿Qué es tan gracioso?
—Puedo oler al Beta en ti. Ese es el hijo de Derek, y es una niña. Buen intento, sin embargo.
Ella gruñó y levantó la mano, creciendo sus garras para dar el golpe final, pero la puerta se abrió de golpe y mi compañero, el hombre que ahora más odiaba en el mundo, entró. Sus ojos estaban rojos, y comencé a reír de nuevo.
—¡Perra! —él gruñó y la golpeó, lanzando a Shannon al otro lado de la habitación.
—¡Brandon! —Shannon chilló mientras chocaba contra la pared—. ¿Qué pasa? —Se tambaleó para ponerse de pie, pero más sangre goteó de mí y cerré los ojos.
—¡Mentiste! —gritó, sacudiendo las paredes mientras su aura se extendía, pero apenas podía sentirlo. Sentí la plata viajando en mis venas acercándose a mi corazón lentamente—. Este era mi cachorro. Puedo olerme en él. Era mío. —Los ojos de Brandon se pusieron más rojos mientras las lágrimas se acumulaban—. Dijiste que ella me engañó y que no era mi cachorro.
—Ella te engañó. Supongo que me equivoqué respecto al cachorro.
—Dijiste que lo oliste. —Por el sonido, parecía que él se lanzaba hacia ella de nuevo, pero lo último que vi fue a él sosteniendo a nuestro bebé en sus brazos.
Y yo no quería volver a verlo nunca más. Él nos hizo esto, no Shannon.
Ella jugó bien su papel, claro, pero que él no me creyera, no esperar unos días más para oler al cachorro, eso fue culpa suya. Y de todos nosotros.
Recé para que la Diosa de la Luna me llevara. Ya no quería estar aquí. Quería estar con mi cachorro.
—Sálvala.
—¡No! —gritó Shannon—. Ahora soy la Luna, me marcaste anoche.
«Ah, así que ese fue el dolor que sentí anoche». Su traición hizo que la bilis subiera a mi boca.
—Estoy esperando a tu cachorro
Empecé a reír de nuevo. Entrecerré los ojos para ver a mi compañero, Brandon, inclinado junto a mí.
—Quédate conmigo, Amy.
—El bebé del Beta. Ella se está acostando... con el beta —dije las palabras con dificultad y me reí mientras el horror florecía en sus ojos. La sangre salió de mi boca mientras sonreía de nuevo.
—Sálvala.
—¡No! —exclamé, poniendo todo mi poder en ello—. No te muevas. —Usé mi fuerza de Alfa para congelar a todos, incluyendo a mi compañero.
—¿Cómo? —Brandon me miró hacia abajo, suplicante—. Déjame salvarte.
—Soy descendiente de la Diosa de la Luna, y no mereces salvarme. No mereces a nuestro cachorro. Fuiste débil. Y ahora lo perdiste todo —le sonreí mientras sentí mi vida abandonar mi cuerpo.
Y entonces, fui libre.