¡¿Dónde estaba Adam?! Me había dejado sola con mamá que no dejaba de hacerme miles de preguntas y como si fuera poco, estaba sentada a mi lado. En su lado izquierdo estaba la silla de Adam. —Hija.—tomó mi brazo y me acercó a ella.—Desde que llegaste te noto de mal humor, un poco tensa, y aunque solo vi a Adam unos segundos, pude notar que él también lucía tenso. —Es porque estamos aquí.—dije con demasiada franqueza. —No, no es por eso. Sé que a los dos les falta algo. —¿Ah, si? ¿Y crees saber qué es eso que nos hace falta?—dije en tono burlón. —Sexo.—nunca en mi vida había tenido que hablar de esto con mi madre, jamás. Ese tema en ningún momento salió de ella hacia mí.—Nunca lo hemos hablado y está claro por el bebé que tienes en tu vientre que debimos de charlarlo antes. Es solo

