Mini-capítulo 09.5

291 Words
—Lo que yo quiero es llevar a esta joven hasta mi territorio para que así conozca de dónde viene, las costumbres que debe de saberse y todo lo que yo pueda enseñarle aunque esté sola en esto, Margaret —dijo Elena quitándose sus guanteletes; tanto ella como la reina de los Zafiro se encontraban a solas en una mesa ovalada, dentro se una habitación alejada del resto—. Mis intenciones son de las mejores. Realmente no tengo malas intenciones con respecto a esta muchacha, Margaret. Debes entender que debo llevarla a casa para demostrarle que hacemos nosotros los Hierro, o mejor dicho, cómo solíamos hacerlo... —explicó—. Dime, ¿ya le has preguntado a esta niña si acaso quedarse aquí es lo que quiere? —cuestionó. —No le he preguntado nada. —¿Has visto? —soltó la mujer de cabello plateado. Margaret alzó una ceja. —Déjame tratar con la joven durante una semana —pidió la reina de cabello azabache y piel clara como papel nuevo—; si la dejas quedarse unos cuantos días te dejaré llevártela, esto sólo si ella está de acuerdo con eso, Elena. Además debes esperar a que el flechazo que le ha dado Eugene sane por completo. —¡¿Eugene le hizo eso?! ¡creí que le había pasado dentro del centro de comunicación! —se mostró sorprendida la contraria. La reina del Oeste cambió el tema drásticamente: —Ve afuera y dile a Eugene que le de a Ruth una vuelta fuera del palacio... dejadla salir un poco —ordenó Margaret—. Podéis alejarnos tanto como queráis, pero mantenerla segura, ambos. Elena se levantó de su silla, confundida y acatando la orden. —Sí señora.
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