James detiene el deportivo justo en frente de mi casa. Las luces están apagadas, y no hay rastro de mi madre.
Además, son cerca de las nueve. Porque James y yo pasamos a comprar comida china para comer en mi casa, y nos tardamos un poco. Extrañamente, la tensión ha desaparecido durante los últimos cuarenta y cinco minutos. Lo que me hace sentir más tranquila. Quizás James, pueda ser mi amigo después de todo.
James deja las cosas sobre el aparador de la cocina. La casa está demasiado silenciosa para mi gusto. Él me mira, esperando a que yo reaccione a hacer o decir algo, supongo. Pero sinceramente no sé qué decirle, me siento incómoda.
- ¿A qué hora dijiste que llegaría tu madre? – pregunta.
- En… unos quince minutos – me encojo de hombros.
- ¿Piensas esperar
