Capitulo 5. Película

2051 Words
Capítulo 5. Película. —Cariño, tu padre nos espera en la oficina; deberíamos volver. —Sí, tienes razón —respondí distraída ante sus palabras que no salen de mi mente. Nos vamos subiendo al coche, nos adentramos al edificio, donde estaciono el coche junto al BMW de mi padre. Al subir a la oficina, él nos esperaba en la sala de juntas, donde organizamos un nuevo proyecto para una mansión, un gran proyecto con buenos beneficios para todos. Paso el día junto a mis padres culminando los últimos detalles de la decoración, cuando la pantalla de mi celular se ilumina con un nuevo mensaje. L: Hermosa, no podré pasar por ti; nos vemos en casa. Conduce con cuidado. A: No te preocupes, nos vemos en casa. Al terminar, mis padres me acompañan a cenar. Las horas se pasan mientras que la luz de la luna es la única luz que se puede apreciar en el cielo; las nubes se esparcen mientras que las horas pasan. Tomo mi bolso mientras subo al coche; mis padres se despiden de mí y yo acelero el coche adentrándome en la carretera, donde un fuerte tráfico me deja detenida en medio del camino. Puedo ver que mi celular no tiene batería. Después de una hora, el camino es liberado tras un fuerte accidente de coche que impedía el paso. Adentrándome en la casa mientras la lluvia cae, puedo verlo junto a los guardaespaldas esperando por mi llegada. Me bajo y él, al verme, se aproxima enojado hacia mí. —Amalia, ¿dónde has estado? Llamé a tus padres y me dijeron que te dejaron en tu coche hace 1 hora. —Dice algo alterado. —Me quedé en medio de la carretera debido a un accidente automovilístico. —Le digo, acercándome a él mientras las gotas de lluvia nos cubren. —Tenías que llamar, tú ahora eres mi responsabilidad y no puedo permitir que algo te pase. —No tienes de qué preocuparte, ya estoy aquí —le digo mirando lo preocupado que está. Me acerco dándole un abrazo como lo hacíamos cuando algo nos afectaba. Puedo sentir su corazón latir con tanta velocidad que podría jurar que siente miedo. Sus brazos me cubren como si no importara que estuviera lloviendo. Puedo sentir que me deja un beso sobre mi frente; mientras se aleja, me toma de la mano para llevarme adentro y ordena traer una toalla para cubrirme. —¿Quieres cenar? —No, no te preocupes, mis padres me llevaron a comer antes de venir; iré a ducharme y cambiarme de ropa. —Está bien, iré a cenar; te veré más tarde. Subo a mi habitación, donde me ducho y me cambio de ropa. Por primera vez sentí una fuerte conexión al abrazarnos; aunque es normal en nosotros, esta vez algo era diferente. Me acomodo mi pijama colocando mi camisa y mi short de piel de durazno, cepillo mi cabello dejándolo suelto para secarse, salgo de la habitación caminando hacia la cocina por un vaso de agua. Al pasar por su habitación, puedo ver que la puerta está abierta; me acerco a ella tocando antes de entrar. —Pasa —me dice. Me adentro a la habitación y puedo ver lo inquieto que está sentado en su cama escribiendo en su computador; de inmediato puedo imaginar que intenta enviar una carta a su novia. —¿Aún no has podido contactarla? —digo, acercándome a su cama, donde me siento frente a él. —No, aún no he podido encontrarla. Me informaron que estaba en el norte y la comunicación es muy mala, así que he decidido escribirle; en cualquier momento podrá leerla y saber que la estoy buscando. —Sé que lograrán comunicarse, sé que volverán a encontrarse. —Sí, lo que me preocupa es que no pueda entender en la situación en la que estoy. Teníamos planeado graduarnos y servir juntos por un tiempo; ahora me alejé de mi servicio y permití que ella se fuera sola. No sé cómo ella tome la idea de que estoy casado contigo y que no podré formar con ella la familia que deseábamos. —Si te ama, sabrá comprender tu posición; además, esto solo será un año, no tienes de qué preocuparte. Si ella regresa, yo te prometo que le explicaré todo; realmente deseo que seas feliz. —Eres una gran persona, Amalia, tienes un gran corazón; sin ti esto nunca habría sido posible —dice mirándome fijamente mientras acaricia mis mejillas. Yo tomo su mano mientras le sonrío. —Ven, veamos una película; prepararé las cotufas mientras tú eliges qué quieres ver. Lo que sea estará bien. —No lo sé, no estoy de ánimos. —Dice cerrando su laptop. —Vamos, Lucas, no dejaré que te deprimas; iré por las palomitas y tú busca la película —le digo saliendo de la habitación. Me adentro a la cocina preparando unos batidos y palomitas, coloco todo en una bandeja y la subo a la habitación donde él ha elegido una película llamada En busca de la felicidad. Nos sentamos en la cama, arropándome con sus sábanas hasta mis caderas; coloca las palomitas en medio de los dos y damos comienzo a la película, una historia muy hermosa: el sacrificio de un padre que lo da todo por su hijo, dando a demostrar que no solo las mujeres podemos sacar a nuestros hijos adelante; existen padres que darían sus vidas por sus hijos, que la humildad de un ser humano nos hace más capaces que muchas personas con dinero. —¿Estás llorando? —dice tomando mi mano. —Es que la historia es muy triste —digo entre lágrimas. —No llores, cariño, no me gusta verte llorar. ¿Quieres que la quite? —No, no, estoy bien. —Le digo, secando mis lágrimas. —Ven —dice acomodándome sobre su pecho. La historia es tan hermosa, pero el sueño me domina, quedando dormida sobre su pecho. * Me despierto en medio de la noche sintiéndome muy incómoda; la bandeja de las palomitas está debajo de mí, estoy acostada a su lado donde sus brazos me cubren las caderas. Mientras sus labios y los míos están a poca distancia, puedo sentir su respiración suave y calmada sobre mi rostro. Sintiendo la necesidad de despertarlo, lo muevo un poco. —¿Lucas? —digo tratando de levantarme. Mientras puedo observar las palomitas sobre la cama, me acerco tratando de no asustarlo. Vuelvo a moverlo, quitando sus manos de mis caderas. —¿Leticia? —dice entre sueños. —No, Lucas, soy… —Me sostiene con fuerza entre sus brazos, me besa en los labios, apretando mis caderas; mi corazón se acelera tanto que cierro mis ojos sintiendo la electricidad que recorre mi cuerpo. —Lucas —le digo, alejándome mientras lo empujo con fuerza. —¿Amalia? —dice mirándome totalmente confundido. Pasa su mano derecha por su cara tratando de recomponerse. Yo me levanto de inmediato sin decir nada; ese beso dejó en mí una fuerte sensación. Me voy a mi habitación cerrando la puerta; puedo sentir cómo intenta abrirla, pero la sostengo. —Amalia, cariño, lo siento mucho, yo no quise —hace una pausa suspirando con intensidad—. No quise besarte, no quiero que por esto las cosas cambien entre nosotros. —No te preocupes, Lucas, no pasa nada, olvidemos esto, hagamos que nunca pasó. —Digo, aún alterada. —¿Podrías abrirme? —Cierro los ojos intentando calmarme; tomando aire, me relajo para que no vea que esto me afecta, abro poco a poco la puerta y puedo verlo parado sin zapatos por primera vez; él siempre acostumbra cubrir sus pies, odia que las personas estén descalzas. —Hermosa, déjame explicarte. —No tienes que hacerlo. —Sí tengo, esto, esto podría afectar nuestra amistad. Yo y ella siempre dormíamos juntos cuando era la ocasión y ella siempre me despertaba entre besos. Lo lamento mucho, no quise confundirte con ella. —No tienes de qué preocuparte, sé que la extrañas mucho. Mira, esto no tiene importancia, es solo un beso, un beso que me podría dar cualquier otra persona. No hagamos de esto un drama, ¿somos amigos, no? No pasa nada, ve a descansar. —Entiendo, discúlpame. —No pasa nada, por cierto, limpia tu cama, las palomitas se regaron por todas partes. Feliz noche —le digo dándole un beso en la mejilla y él uno en la frente como acostumbra para despedirnos. Puedo verlo un poco incómodo y sé que está apenado por la situación, cierro la puerta acomodándome sobre la cama, no puedo entender esa sensación que cubrió mi cuerpo tras su agarre y sus besos, nunca sentí algo así por nadie, apresar de que he tenido varias citas ningún otro ha causado en mí tal emoción, me acomodo sobre la cama sin poder dormir, observó la hora en mi celular no podía creer que apenas sean las 12 AM, sin poder dormir me levanto asomándome a la ventana donde puedo verlo mirando al cielo, me quedo observando en su dirección y cuando vuelvo a ver a su dirección ya no esta, lo busco por el lugar, pero no logro verlo hasta que una nueva sensación de emociones se desbordan por mi piel cuando siento sus brazos cubrirme. —Realmente es impresionante, ¿no? —dice abrazándome. —Sí, realmente es impresionante ver lo hermoso que es el cielo de noche lleno de estrellas. —¿No puedes dormir? —dice tan cerca que su aliento tibio recorre mi cuello. —Estaba por irme a la cama. —Digo, tomando su mano que abraza mis caderas. —Entiendo. —Dice, alejándose para buscar una sábana para cubrirme. —Gracias —le digo mientras me cubre—. ¿No puedes dormir? —No, desde que regresé he perdido el sueño; la enfermedad de mi padre realmente me tiene preocupado. Puedo apreciar los pocos segundos que logré dormir; tenía tiempo sin poder descansar como lo hice hace un momento. —Lamento haberte despertado. —No tienes que lamentarlo, creo que ha sido tu compañía la que me ha ayudado a dormir. —Así de directo como muy poco acostumbra me deja confundida. —¿Mi compañía? —Sí, tenerte aquí apoyándome me llena de fuerzas para seguir adelante con todo esto. Eres muy importante en mi vida, Amalia. ¿Quién diría que aquella niña de dos colitas se convertiría en mi mejor amiga? Realmente es admirable ver que te has convertido en toda una mujer; realmente has crecido. Además de hermosa, eres única e independiente, una mujer admirable. —Mmm, me gustaría que alguno de mis ex te escuchara; para ellos no fui más que una niña tonta. —No tienes que demostrarles nada, realmente eres muy hermosa, tanto por fuera como por dentro. Créeme, algún día llegará el hombre que pueda apreciarte, se volverá loco por ti, el hombre que te haga sentir tantas emociones que no podrás controlar. Cuando hagan el amor será algo único; es como si sus cuerpos y sus almas se volvieran uno solo. —Dice sin poder mirarme. —Es increíble lo que me cuentas, ¿Lucas? —Me giró para mirarlo a los ojos—. ¿Eso es lo que tú sientes cuando estás con Leticia? —El silencio nos invade; es como si le estuviera preguntando algo que quizás ni siquiera él pudiera entender. —La amo, no puedo negarlo, pero aún no he sentido tal emoción en ninguna de mis relaciones. Pienso que eso se debe a que aún no he encontrado a mi alma gemela. Mi madre me decía que al crecer la encontraría; incluso Leticia hablaba de eso. Aunque no Nunca he sentido tal conexión; he podido encontrar en ella a la mujer con la que quiero a mi lado. —¿Qué pasa si después de todo encuentras a tu alma gemela? —Puedo verlo mirarme por unos segundos como si estuviera pensando en ese tal vez que solo pasa una vez en la vida. —Es la primera vez que no tengo que decir "no lo sé"; si no ha llegado, jamás llegará, es lo que pienso. —Pero, ¿sí pasa? ¿Sí la encuentras? —Lucharía por tenerla a mi lado.
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