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4942 Words
Capítulo 1. Prólogo. Ahora que los reinos viven en una aparente calma, los campos se ven más verdes que nunca, los frutos en los árboles parecen entender que ahora pueden crecer grandes y fuertes, es una calma en la que ya no hay miedo de caminar cercanos a los lagos, incluso parece que el cielo se ve más azul que nunca y que el sol calienta lo justo, lo necesario, como para sentarse en el fresco pasto y contemplar las nubes, esto es lo que se podría nombrar como una época dorada, llena de florecimiento y un importante aporte en el diálogo diplomático de los reinos, ahora parece ser que la única preocupación es mantener la tranquilidad mediante tratos pacíficos. Lastima que la vida no es así de simple, no se acaba una guerra y todo se vuelve pacifico, para nada es así, siempre va a existir la necesidad de tener más poder, todos siempre quieren poseer más, es parte de la esencia humana, siempre se quiere, se necesita, más. Todas las historias deben de componerse de más de una parte, se necesita conocer y entender todos los componentes, es más que claro que para todos creer que hay un bueno y un malo es lo más simple, pero no hay idea más errónea que esa, la gente suele ser víctima de las circunstancias y actúa para sobrevivir. Es sin sentido creer que esa torpe idea sobre los buenos y los malos es real, hay una explicación, por más absurda que sea, sobre el inicio de las guerras, sobre la búsqueda de poder, debemos dejar esto claro antes de comenzar, deben de quitarse de una vez por todas esas ideas de cuentos de hadas y no es por que me interese en lo más mínimo lo que piensen de mí en estos momentos, le aseguro que lo que menos quiero es dejarme como un princesa que ha sufrido las tempestades que no merece, muchas cosas malas que me han pasado me las he ganado y otras cosas son las que sencillamente me han convertido en lo que hoy soy, me ha forjado el carácter a base de fuego y tierra, solo así se pueden forjar los buenos reyes y reinas de la historia Hablar de mi en este preciso instante es sin sentido, ustedes ya tienen una idea muy clara sobre mi y mi familia, saben que soy la princesa cruel en la cual no han podido confiar, eso lo se mejor que nunca, mi intención no es cambiar su opinión sobre mi, al contrario conocerán un poco sobre mi y como me volví una princesa cruel. Se que todos están aquí para saber si Gyda ha sobrevivido y si han perdido a su amada (o tal vez odiada) protagonista, se que les interesa saber como se las ha tenido que arreglar Keelan Dager, el príncipe de fuego, con la nueva princesa Melione y como va su vida ahora que se a convertido en el rey que ha lograda la calma en lo que parecía ser una guerra sin final, también deben estar esperando una explicación para saber lo que ha pasado con aquel extraño reino de hielo, el reino del rey Alexey Kald, saber si ese lejano reino ahora es habitado o si simplemente es el patio de juegos de unos reyes aparentemente pacíficos. Tantas cosas deberían tener su explicación, entender que a pasado con Ailana y los pocos presos de la familia Leif que desconocían el plan de ataque contra la corona de fuego, por una venganza sin sentido, y también claro no podemos dejar atrás la historia de Arving Cass y si ha logrado convertirse en un rey fuerte para lograr levantar a su reino de esa pobreza y miseria que los obliga a depender de la caridad de los reinos fuertes, pero ahora es mi turno de contar la historia, aun no me logro decidir si les debo sacar todas esas dudas de la mente o si debo torturarlos un poco, debo confesar que me gusta la idea de dejarlos así sin respuestas, me satisface creer que jamás se enteraran, es algo que vere con el tiempo y si sencillamente me da la gana les contare, por el momento es una incertidumbre con la que pueden vivir e paz. Esta soy yo … Ellen Windsor y esta es mi historia, no solo de lo que ahora soy, es la historia de quien fui. Capítulo 2. Las nuevas princesas han nacido. Era una, aparente, mañana tranquila en el reino de Windsor, el reino celebraba el nacimiento de las dos hermosas princesas, Gyda Windsor, la primera princesa en nacer y la hija menor del rey Tyrone, después la felicidad continuó con el nacimiento de Ellen Windsor, la primogénita del príncipe Basil. Ambas eran preciosas, parecían hermanas de diferente madre y las únicas diferencias radican en que Ellen es rubia y Gyda pelirroja con la piel más pálida, pero el color de sus ojos era realmente idéntico, las facciones. Pronto la gente del pueblo no pudo evitar comenzar a hablar y sacar sus conjeturas, lentamente en todo el pueblo se escuchaban las mismas opiniones al respecto del nacimiento de estas dulces princesas. Lo digo en verdad, para mi que esas princesas son hermanas, es mucha coincidencia que sean idénticas, parecen gemelas. - hablaban algunas mujeres del reino. No puede ser posible ¿Crees que el rey le haría eso a su hijo? - argumento una mujer. Claro que lo haría, es un rey que odia todo. - dijo un hombre. Pero una cosa es que sea cruel con nosotros y otra cosa que sea cruel con su propia sangre, no creo que le haga eso a su hijo, imposible. - comentó la primera mujer. Cierto, no debe ser igual de cruel con su familia. - argumento la segunda mujer. No se engañen, la basura con perfume sigue siendo basura, ese rey es cruel con su sangre y seguramente con ellos es más cruel que con nosotros, ellos viven con el y buen carácter no tiene. - a este hombre nadie le iba a quitar la idea de que las nuevas princesas eran hermanas. Pero de ser así ?Basil no haría nada? ese príncipe es el reflejo de su padre y dudo que la infidelidad lo dejara andar por el palacio con la princesa en brazos, seguramente armaría un escándalo. - y a esta mujer nadie la haría cambiar de parecer. Se escuchaban platicas asi por todo el reino, claro de manera clandestina, siempre a espaldas de la realeza, nadie quería hacer enojar a la familia real con suposiciones, por que hacerlos enojar podía costarles la cabeza y los rumores tampoco debían salir de Windsor, era un secreto, casi como si la gente presintiera que el secreto a voces no debía salir de las murallas de su reino, aunque no entendían muy bien el por qué. Eran pocos los sirvientes que hablaban sobre lo que pasaba dentro del palacio, estaban confinados a un silencio sepulcral en cuanto dedicaban su vida a servirle a la realeza, pero había pocos rebeldes que se atrevían a no quedarse en silencio y pronto comenzaron a hablar de las princesas. En verdad, se los digo yo que lo he visto en carne propia, la princesa Ellen es verdaderamente hija del príncipe Basil, todos en el palacio podemos ver su emoción y su afecto por ella. - dijo uno de los sirvientes. Pero Gyda y Ellen son idénticas… - dijo un hombre. Lo sé, lo sé mejor que nadie, pero les puedo asegurar que es su hija, es un padre bastante orgulloso de su retoño y Tyrone también se encuentra feliz, así que asumo que también está feliz con su princesa, recuerden que la madre del rey Tyrone era exactamente igual que las princesas. - Ha dicho el sirviente. Cierto, es que ustedes no lo ven, pero en las pinturas de las mujeres de la familia Windsor podrían ver el parecido que tienen todas. - ha dicho otro hombre quien al parecer también es sirviente. Por suerte son mujeres hermosas y no como los varones de esa familia que más que guapos caen en lo aterrador. - ha complementado el primer sirviente. En verdad? - ha preguntado un hombre que se ha unido a la conversación. Si y me atrevería a decir que esas reinas y princesas, desde la primera, pareciera que fueron robadas de Dager. - El primer sirviente ha dicho esto con una ligera sonrisa en el rostro. No digas tonterías, te cortaran la cabeza o peor… a tu familia. - ha dicho un hombre. No, no las robaron, por naturaleza todas parecen reinas de fuego, son hijas de la tierra, pero sus cabellos les dan ese porte. - dijo el segundo sirviente. En realidad es imposible si todos los sirvientes que decían estas cosas era sobre amenaza para que la familia real dejará de estar en boca de todos, era probablemente sólo parte del plan para que se dejara de lado la idea de que las princesas eran hermanas. Aunque si hay una verdad rotunda en todo esto, las mujeres de la familia Windsor si eran muy parecidas por naturaleza y eso les daba la oportunidad de esconder la realidad de Ellen. Importaba poco que la gente del reino hablara, los nobles están acostumbrados a tener que lidiar con esto todo el tiempo, pero lo que verdaderamente es importante es evitar que todo esto salga y los reinos externos se enteren, no podían dejar que se enteraran que Ellen es una princesa ilegitima de Tyrone fruto de la infidelidad con su nuera. Es más que normal enterarse de escándalos familiares, sobre todo provenientes de ese reino, pero esta sería la primera vez que la infidelidad traería una hija a la corona, es completamente una falta cuestionable. A nadie en la corona le conviene que se sepa la verdad, las conversaciones dentro del palacio se estaban llevando a puerta cerrada sin los oídos inquietos de los sirvientes, estaban decidiendo el futuro de las princesas, cuando aun sus madres estaban postradas en cama recuperándose del parto, el cual por cierto siempre era tremendamente doloroso, sin algo que aliviara el dolor. Maldita sea, Basil, deja de ser un niño, si tu vas por el mundo diciendo esto nos vas a arruinar la corona. - Tyrone estaba furioso Traicionaste a tu hijo, a tu sangre, podrías tener a cualquier sirvienta, a cualquier doncella, a las hijas de las familias adineradas en Windsor, pero no !Tuviste que enredarte con la mujer que amo! y ahora pretendes que yo crié tus errores. - Basil sonaba todavía más molesto. Lo hecho está y no hay nada que podamos hacer, así que deja de ser un niño y haz las cosas por el bien de tu reino. Lo dices tan fácil !Eres un maldito cínico! arreglatelas como puedas, no voy a participar en tus asquerosos juegos. - Basil no estaba dispuesto a bajarle a su nivel de voz, se veía cegado por el coraje, su mirada era como penetrante fuego. !A mi no me vas a hablar así! !soy tu rey y va siendo hora de que lo entiendas! - Tyrone se enfureció más. Antes de que Basil lograra decir algo para defenderse, el rey Tyrone le ha soltado una bofetada directo en el rostro, fue tanta la fuerza que la cara de Basil parecía desfigurarse para después dejar en claro una marca rojo intenso. Capítulo 3. Se decide el destino de las princesas. Este tipo de conversaciones a puerta cerrada se volvieron constantes, siempre terminaban furiosos, Basil con la cara roja y más de un golpe marcado, los sirvientes a cargo del lugar donde se llevaban a cabo estas conversaciones tenían estrictamente prohibido decir palabra alguna en caso de que escucharan algo, tampoco podían hablar de las constantes palizas que Tyrone le proporcionaba a Basil. Tal vez la última conversación de aquella semana fue la peor, Basil salió escupiendo sangre, pues sencillamente el rey le había pegado hasta el cansancio. Tanto como las princesas como sus respectivas madres tenían también prohibido de sus habitaciones, de manera que cada princesa tiene un séquito para las tareas diarias, les llevaban comida a sus aposentos, se encargan también de evitar en la medida de lo posible que lloren. Las princesas hermanas nacieron confinadas en habitaciones, ambas en jaulas de oro, ninguna era genuinamente querida por el rey y para ser honestos dos princesas estropeaban su plan. Tyrone no era tonto, ya sabia que Basil jamas haria nada, solo era un principe malcriado que esperaba subir al trono y volverse rey, no era bueno en combate cuerpo a cuerpo y su don tampoco tenia gran fuerza, claro en comparacion con sus antepasados en la corona, ya sabia que Basil nunca llegaria a tener la fuerza necesaria para enfrentarse por si solo a los otros reyes, ya habian dos reyes con los cuales debatirse a muerte, el heredero de Cass y el aun principe infante de Dager, del cual ya se corrian grandes rumores, como para que a su corta edad ya este practicado con la espada y su cuerpo muestre los primeros sintomas de sangre de fuego, se decia que estaba en el entreamieto de los guardianes de fuego y que el fuego no lo quemaba, como si desde bebe ya fuera respetado como el digno heredero que es, mientras que con Basil paso completamete lo opuesto, a pesar de su edad avazada aun parecia un simple noble y no un heredero. Por lo que el rey Tyrone estaba en busca de herederos varones que pudieran luchar por su reino, antes de saber que tendría hijas su plan original era el de tener dos príncipes. Basil al ser el mayor debia ser el heredero de Windsor, pero sus hermanos serían los fieles guerreros que lucharian en su nombre y solo de esta manera se podría mantener un orden. Por lo visto su plan de tener más herederos ha sido un rotundo fracaso. - Basil tenía un tono de voz amargo y su rostro estaba lleno de moretones y cicatrices, producto de las múltiples palizas dadas. No vas a entender el favor que te estaba haciendo. - Tyrone era el hombre más cínico sobre la tierra. En fin que ahora que tu plan ha fracasado, no hay mucho por hacer. Ese es tu principal error, Basil, creer que nada se puede hacer … se puede hacer mas de lo que tu, idiota, crees. El rey Tyrone había estado planeando algo nuevo, desde el momento en que nacieron sus hijas, su cabeza comenzó a trazar un nuevo plan. Tener más hijos no es la solución, Tyrone, todos terminaremos matándonos por la corona. - Basil aún era joven, tal vez apenas alcanzaba los 20 años Piensa por un instante, las princesas se casan con los príncipes y esto da uniones familiares, casar a tus hermanas con los herederos nos da una entrada directa a esas coronas, a sus guardias, a sus tropas y eso es bueno para ti, cuando seas rey vas a necesitar de esa ayuda. - Tyrone tenía perfectamente el plan para casarlas. Para ir a hablar con esos reyes sobre compromisos con sus hijos, primero debes declarar que ambas son tus hijas y solo asi podras hablar de compartir coronas, yo aun soy príncipe y comprometer a mi supuesta hija no tendria ningun valor. - Basil comenzaba a sospechar que esto era algo a largo plazo. Lo sé, tendré que meter tanta presión como me sea posible sobre el reino de Cass hasta que no tenga más opción que aceptar y en cuanto al reino de Dager … ya vere como hago que pase esa alianza, su heredero es joven, pocos años mayor que las princesas, eso debe darnos alguna ventaja. Espera un momento, el heredero de Cass es realmente pocos años menor que yo, tendrias que casar a una de las dos con un viejo. - Incluso Basil sentía cierta repulsión con esa idea. Será Ellen la que se tenga que casar con Arving, el heredero de Cass. ?Ellen? - Basil no sabía que los nombres ya estaban elegidos . Ellen es tu heredera, Gyda es mi heredera, ambas son mis hijas y soy libre de elegir sus nombres. - Se limitó a decir Tyrone. (El nombre de Ellen tiene como significado el de portadora de luz brillante o mujer hermosa, nombre puesto por su belleza y su brillante cabellera rubia, mientras que el nombre de Gyda tiene el significado de la que gusta de la guerra o regalo de los dioses, nombre que se le ha puesto por su cabellera roja haciendo alusión a los campos de batalla) Basil no podía poner objeción alguna, al final era cierto, no era su hija como para comenzar una nueva pelea, no era como si le importara, para ser honestos era una trivialidad que no le interesaba y en la cual no había pensado, por el momento únicamente la nombraba como princesa, pero era más que obvio que estaba intentando evitar hablar de ella. Parece que nadie se ha detenido a pensar en la humillación que aquella niña representa para él, esa nina es la declaración del poco respeto que le tienen como heredero al trono y todo esto hace que sienta odio por Ellen, no se atreve a mirarla y solo finge un amor paternal cuando están los sirvientes de boca grande. Verla solo le provocaba asco, odiaba que fuera tan hermosa y tambien odiaba a Gyda, sabía perfectamente que ambas niñas fueron concebidas con la idea de ser mejor herederos que él, su existencia unicame se debía a que lo consideran un inutil y esto le provocaba un hervir insoportable en las venas. Capítulo 4. Acuerdos entre Tyrone y Basil. Durante un largo instante reinó el silencio en el lugar, Basil miraba por encima del hombro del rey, alcanzaba a entrar un poco de los rayos del atardecer, cada dia estas platicas se volvian mas eternas que nunca, hasta cierto punto se sentía cansado y frustrado de todo ese cuento interminable. Tyrone tampoco decía nada, solo miraba con desprecio a su hijo mientras pensaba cual seria la mejor manera de comprar su silencio, era fácil con los sirvientes pues solo se trataba de amenazarlos o de poner en riesgos mortales a sus familiares, pero Basil al ser su hijo no tenía ninguna ser amado con que amenazarlo, inutil seria desaparecer a su esposa, porque muy probablemente él también quería destruirla después de la manera en que lo engañaron. Antes de que Tyrone pudiera hablar, Basil se adelantó. ¿Qué gano yo con todo esto? - Basil sabía que fuera como fuera su padre no dejaría que esta verdad saliera a la luz, de manera que considero más conveniente intentar sacar provecho de la situación. ¿Qué más quieres? Heredarás este reino y te estoy brindando protección en los otros reinos, eres un ingrato, te estoy poniendo las cosas simples, agradecido deberías estar. - Tyrone hablaba como si de una verdad absoluta se tratara, cuando solo era que no quería tocar el tema de la infidelidad con el. No soy estupido, rey, se perfectamente que solo querias mas herederos para que llegado el momento alguno de ellos subiera al poder y a mi me eliminaran ¿ A caso crees en verdad que no soy consciente de ello? Pero no me importa, diré las mentiras que quieras que diga, pero a cambio me vas a asegurar la corona de Windsor, aún sobre tus princesas. Te asegurare el trono en el momento en que me demuestres que puedes con la responsabilidad, primero debes entender que ser rey no es un juego y que debes tomar decisiones que no te gustan, vas a tener que sacrificar mucho, tu han no me demuestras que estás dispuesto a sacrificarte por tu reino y aun eres muy joven para portar la corona, yo también sigo siendo joven, asegurarte la corona en este momento solo seria una perdida inutil de tiempo. - Tyrone ya estaba sentado en su silla, no podía decir que si a las exigencias de su hijo, no de manera simple. Se que esperas que cualquiera de esas niñas me corte la cabeza, por eso tu me entrenaras, para ser el rey que esperas que sea. No se detuvo a esperar una respuesta, se limitó a darse media vuelta y retirarse, sin hacerle reverencia a su padre y dejando en claro que no retrocediera en su decisión. Era la única manera posible en la que Basil podía tener la mínima oportunidad de ser más fuerte, ser entrenado por el rey, el cual en todos estos años se había negado a hacerlo pues siempre había dicho que era una pérdida de tiempo, pues desde que era un niño no había alcanzado el nivel necesario para ser aceptado como discípulo. Basil ¿Todo ha ido bien? - ha dicho un hombre, que lo esperaba afuera, el cual parece más un noble que un sirviente. ¿Lo preguntas por qué no he salido escupiendo sangre? - el tono de voz de Basil es como el de un amigo arrogante. Básicamente si, por eso pregunto. Y así ambos hombres se fueron caminando por un largo pasillo, decorado con pinturas de gente muy elegante, estatuillas y banderines de un color morado hermoso, todo se veía tan elegante, pero a la vez tenía un aspecto aterrador, la oscuridad comenzaba a reinar y el color morado le daba un toque algo lúgubre. Caminaron hasta casi llegar al final del largo pasillo, se metieron en una de las habitaciones, era el estudio de Basil. ¿Entonces qué es lo que ha pasado? por que yo solo venia a notificar que ya no puedo controlar las habladurías que se ha traído todo el reino, esto se nos está saliendo de las manos. - Este hombre no era lo que se podría llamar apuesto. Lo sé, Evan, no me des sermones en este momento, no estoy para tolerarte. - Basil se sentó en un sofá, recargó la cabeza en respaldo y mirando el techo se puso a darle vueltas al asunto. Basil, como tu consejero es mi deber hacer lo mejor por ti y te aseguro que ya es hora de que hagas apariciones públicas con tu hija en brazos, ya es hora de anunciar nombres, el rey Tyrone hará mención de su princesa en cuanto termine la cuarentena de la reina, pero tu no me has dicho si quiera el nombre que has elegido. - Evan estaba de pie. Evan es un hombre piel era ligeramente tostada, alto, con el cabello ligeramente largo, los hombros anchos, la espalda marcada y su cara daba un aspecto similar a la de un zorro, a pesar de su tamaño no era un hombre que intimidaba, al contrario era un hombre con el que cualquiera se podía sentir en confianza. Ellen, ese es el nombre de … de mi hija. - Bastian no había hablado con nadie respecto a la traición que le han causado. Es un nombre bonito, pero … - Evan no terminó de hablar cuando fue interrumpido. Al diablo con eso, me da igual si es un buen o un mal nombre, eso es lo que querías, solo el nombre para dar el anuncio, ahora déjame. - Basil se sostenía la cabeza, era evidente que le dolía mucho, estaba en un fuerte intento para no explotar aquel lugar. Comprendo, mi señor, solo debe decirme que es lo que ahora hará con su esposa, desde el nacimiento de la princesa, Ellen, o ha ido a sus aposentos para visitarla, también de eso están comenzado a hablar las sirvientas y … !¡Maldita sea, Evan! que me dejes, di lo que quieras, haz lo que te venga en gana, pero déjame en paz, aún no es momento de ver a mi esposa y desaste de cada sirvienta que hable de lo que pasa en el palacio. - Era casi el momento de Basil de explotar. Pero señor … ¡Haz lo que sea! - El grito de Basil fue como un balde frío. Grito al tiempo que comenzaba a lanzar las cosas de la pequeña mesa frente a él, pronto estuvo a escasos centímetros de pegarle a Evan en la cabeza, no le quedó más que salir y dejarlo haciendo sus rabietas, las cuales eran últimamente habituales. Capítulo 5. Afrontar la realidad. Dentro de aquella habitación no se pudo contener mas, su furia , puede que también su dolor, debía salir, entonces tomo las cosas de la mesa y comenzaron a volar, una tras otra, cada vez con mayor furia, comenzaban a azotarse en las paredes, cuando las cosas de la mesa se terminaron, las pequeñas tazas de té terminaron en mil pedazos en un rincón del lugar, no le quedaba más que lanzar la mesa, la cual se rompió con la fuerza del impacto, Basil no se había percatado de una ligera cortada que se había hecho en la palma de la mano, no había sentido dolor. Cuando vio la sangre brotando de su mano, manchando la pequeña alfombra decorativa, se detuvo, casi como hipnotizado con el color de la sangre. Después de algún momento de mirar su mano herida, sus ojos se llenaron de lágrimas y se llevó la mano al pecho, manchando su emblema familiar, no podía detener las lágrimas que rápidamente comenzaron a mezclarse con la sangre en la alfombra. Era una escena lamentable, triste, ver a Basil mecerse de rodillas en el suelo, dejando su mano en su pecho, como si tuviera una herida más profunda en el corazón que en la mano. Sus sollozos eran silenciados por su mano libre, era un estado tan vulnerable aquel, entre el caos y el dolor, sin pensarlo más se tiró al suelo, algo en él le dolía como nunca antes algo le había dolido. Tenía una herida tan profunda en su alma, era esa clase de heridas emocionales que te matan en vida y te hacen implorar a cualquier Dios que se apiade de tu ser, pero no hay un Dios que quite estos dolores. Basil siempre ha sido un engreído, pero este suceso marcaría un antes y un después en su vida, se sentía fragmentado pues no llevaba una estrecha relación con su madre, la reina Adara, su padre, el rey Tyrone lo odiaba y ahora su esposa, la princesa Agda, terminaba por destruir su corazón, su alma estaba prácticamente rota y, a juzgar por su mirada, su poca bondad había muerto. Nadie sabe en qué momento su llanto por fin se logró controlar, los sirvientes escuchaban por momentos como las cosas volvían a estrellarse, para después detenerse y quedarse en silencio por un buen rato, para después volver a lanzar cosas de manera consecutiva. Todos temían pasar frente a aquella puerta, podría significar la muerte, por lo que nadie se atrevió a abrir la puerta, tampoco nadie se atrevería a hablar de lo que acababa de pasar. No iban a preguntar el motivo del llanto, ni siquiera el propio Evan formularía preguntas, lo mejor era fingir que aquel lamentable espectáculo no estaba pasando, para salvarse debía fingir que el príncipe jamas habia llorado, sería un evento del que nadie hablaría jamás y se olvidaría de los recuerdos de los pocos que lo escucharon. Esa noche Basil se quedó en aquella habitación, entre cosas rotas y sangre por todo el suelo, nadie sabe en qué momento logró parar su llanto y su destrucción, mucho menos saben en que momento salio de ahi, simplemente al dia siguiente los sirvientes lo encontraron en el jardín, sentado mientras miraba el cielo azul a lo lejos, su semblante era diferente. Su mirada estaba un poco más si vida que de costumbre. Príncipe Basil ?¿Será posible que hablemos? Hay temas que necesitan hablarse con urgencia. - Evan era un hombre preocupado por la imagen del príncipe. ¿Qué hay que hablar? - el tono de voz en Basil era más tranquilo, como si un día antes no hubiera pasado nada. El anuncio de Gyda será el día de hoy, en el jardín del palacio, también será la primera aparición como reina madre, me parece conveniente que tampoco nos demoremos con la presentación de Ellen. Debemos dejar pasar el tiempo prudente, recordemos que Gyda nació hace casi dos meses y Ellen solo tiene 15 días de nacida. Si, soy consciente de eso, pero lo prudente sería esperar a que se cumpla la catorcena de la princesa Agda, mientras tantos hare correr los rumores del nombre de la princesa y de su dulce belleza, pero usted también debe poner de su parte y presentarse como un esposo que ama a su esposa. Basil solo pensaba que todo aquello era una estupidez, tener que fingir para agradar, era lo que más detestaba de la nobleza, todo eran mentiras. Antes de que terminara la catorcena de los partos, las reinas se debía recuperar, nadie las podía ver y nadie podía ver tampoco a las nuevas princesas o principes recien nacidos, era simplemente un protocolo para evitar enfermedades, pero en su mayoría de veces las personas encargadas de los servicios, tanto de la madre como de los recién nacidos, esparcian rumores respecto a la actitud de las nuevas madres y el carácter de los recién nacidos, básicamente se encargaba de hablar positivamente de la nobleza y de divulgar sus atributos físicos. De Gyda en su momento se habló de su hermoso cabello rojo, de su belleza y el gran parecido con su familia, era una recién nacida que rara vez lloraba y se decía que la reina Adara la quería tanto que no dejaba que
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