Durante un largo instante reinó el silencio en el lugar, Basil miraba por encima del hombro del rey, alcanzaba a entrar un poco de los rayos del atardecer, cada dia estas platicas se volvian mas eternas que nunca, hasta cierto punto se sentía cansado y frustrado de todo ese cuento interminable.
Tyrone tampoco decía nada, solo miraba con desprecio a su hijo mientras pensaba cual seria la mejor manera de comprar su silencio, era fácil con los sirvientes pues solo se trataba de amenazarlos o de poner en riesgos mortales a sus familiares, pero Basil al ser su hijo no tenía ninguna ser amado con que amenazarlo, inutil seria desaparecer a su esposa, porque muy probablemente él también quería destruirla después de la manera en que lo engañaron.
Antes de que Tyrone pudiera hablar, Basil se adelantó.
¿Qué gano yo con todo esto? - Basil sabía que fuera como fuera su padre no dejaría que esta verdad saliera a la luz, de manera que considero más conveniente intentar sacar provecho de la situación.
¿Qué más quieres? Heredarás este reino y te estoy brindando protección en los otros reinos, eres un ingrato, te estoy poniendo las cosas simples, agradecido deberías estar. - Tyrone hablaba como si de una verdad absoluta se tratara, cuando solo era que no quería tocar el tema de la infidelidad con el.
No soy estupido, rey, se perfectamente que solo querias mas herederos para que llegado el momento alguno de ellos subiera al poder y a mi me eliminaran ¿ A caso crees en verdad que no soy consciente de ello? Pero no me importa, diré las mentiras que quieras que diga, pero a cambio me vas a asegurar la corona de Windsor, aún sobre tus princesas.
Te asegurare el trono en el momento en que me demuestres que puedes con la responsabilidad, primero debes entender que ser rey no es un juego y que debes tomar decisiones que no te gustan, vas a tener que sacrificar mucho, tu han no me demuestras que estás dispuesto a sacrificarte por tu reino y aun eres muy joven para portar la corona, yo también sigo siendo joven, asegurarte la corona en este momento solo seria una perdida inutil de tiempo. - Tyrone ya estaba sentado en su silla, no podía decir que si a las exigencias de su hijo, no de manera simple.
Se que esperas que cualquiera de esas niñas me corte la cabeza, por eso tu me entrenaras, para ser el rey que esperas que sea.
No se detuvo a esperar una respuesta, se limitó a darse media vuelta y retirarse, sin hacerle reverencia a su padre y dejando en claro que no retrocediera en su decisión.
Era la única manera posible en la que Basil podía tener la mínima oportunidad de ser más fuerte, ser entrenado por el rey, el cual en todos estos años se había negado a hacerlo pues siempre había dicho que era una pérdida de tiempo, pues desde que era un niño no había alcanzado el nivel necesario para ser aceptado como discípulo.
Basil ¿Todo ha ido bien? - ha dicho un hombre, que lo esperaba afuera, el cual parece más un noble que un sirviente.
¿Lo preguntas por qué no he salido escupiendo sangre? - el tono de voz de Basil es como el de un amigo arrogante.
Básicamente si, por eso pregunto.
Y así ambos hombres se fueron caminando por un largo pasillo, decorado con pinturas de gente muy elegante, estatuillas y banderines de un color morado hermoso, todo se veía tan elegante, pero a la vez tenía un aspecto aterrador, la oscuridad comenzaba a reinar y el color morado le daba un toque algo lúgubre.
Caminaron hasta casi llegar al final del largo pasillo, se metieron en una de las habitaciones, era el estudio de Basil.
¿Entonces qué es lo que ha pasado? por que yo solo venia a notificar que ya no puedo controlar las habladurías que se ha traído todo el reino, esto se nos está saliendo de las manos. - Este hombre no era lo que se podría llamar apuesto.
Lo sé, Evan, no me des sermones en este momento, no estoy para tolerarte. - Basil se sentó en un sofá, recargó la cabeza en respaldo y mirando el techo se puso a darle vueltas al asunto.
Basil, como tu consejero es mi deber hacer lo mejor por ti y te aseguro que ya es hora de que hagas apariciones públicas con tu hija en brazos, ya es hora de anunciar nombres, el rey Tyrone hará mención de su princesa en cuanto termine la cuarentena de la reina, pero tu no me has dicho si quiera el nombre que has elegido. - Evan estaba de pie.
Evan es un hombre piel era ligeramente tostada, alto, con el cabello ligeramente largo, los hombros anchos, la espalda marcada y su cara daba un aspecto similar a la de un zorro, a pesar de su tamaño no era un hombre que intimidaba, al contrario era un hombre con el que cualquiera se podía sentir en confianza.
Ellen, ese es el nombre de … de mi hija. - Bastian no había hablado con nadie respecto a la traición que le han causado.
Es un nombre bonito, pero … - Evan no terminó de hablar cuando fue interrumpido.
Al diablo con eso, me da igual si es un buen o un mal nombre, eso es lo que querías, solo el nombre para dar el anuncio, ahora déjame. - Basil se sostenía la cabeza, era evidente que le dolía mucho, estaba en un fuerte intento para no explotar aquel lugar.
Comprendo, mi señor, solo debe decirme que es lo que ahora hará con su esposa, desde el nacimiento de la princesa, Ellen, o ha ido a sus aposentos para visitarla, también de eso están comenzado a hablar las sirvientas y …
!¡Maldita sea, Evan! que me dejes, di lo que quieras, haz lo que te venga en gana, pero déjame en paz, aún no es momento de ver a mi esposa y desaste de cada sirvienta que hable de lo que pasa en el palacio. - Era casi el momento de Basil de explotar.
Pero señor …
¡Haz lo que sea! - El grito de Basil fue como un balde frío.
Grito al tiempo que comenzaba a lanzar las cosas de la pequeña mesa frente a él, pronto estuvo a escasos centímetros de pegarle a Evan en la cabeza, no le quedó más que salir y dejarlo haciendo sus rabietas, las cuales eran últimamente habituales.