Capítulo 6. Hablando.

1030 Words
Pero Agda no era una mujer muy amigable, ni con la que quisieras tener una discusión, su don era fuerte, el don mental podía crear recuerdos a partir de la nada, borrar memoría y hacer que la gente actuara a su voluntad, el único limitante que tenía era que después de un prolongado uso de su don, su fuerza se veía mermada y terminaba completamente cansada durante días, a veces semanas. Era un arma mortal, dotada de una gran belleza, su cabellera era castaña con toques rubios, la piel de porcelana con un delicado lunar rojo decorando su mejilla izquierda, su figura era delicada, delgada y alargada. Era facil perderse en las curvas de su cuerpo y más aun en la profundidad de sus ojos claros, que daban un efecto entre verde y azul, como si sus ojos cambiarán con su estado de ánimo. Basil sabía a la perfección que la amaba con cada pequeña fibra de su ser, pero tambien temia que ese amor fuera producto de su don, de manera que antes de casarse con ella se estuvo entrenando para no dejar que su don mental lo dominara . . . a pesar de sus largas prácticas, ahora que estaban juntos, no se podía negar a nada que ella le pidiera, se perdía en sus ojos, se olvidaba completamente de sus asuntos únicamente para complacer a Agda. ¿y si uso su don para meterse en la mente de Tyrone? Solo así Basil se podía explicar el comportamiento irracional de su padre, solo así se sentía menos miserable. Es solo que muy en el fondo de su ser veía poco factible dicha posibilidad, Tyrone era demasiado fuerte como para dejarse vencer por un don así, por más fuerte que fuera Agda, el rey tenía a gente con el mismo don protegiéndolo. Entrar en su mente era más que complicado para que esta fuera la respuesta correcta. Basil se encontró de frente a la puerta de Agna, miro la puerta por un instante, intento ahogar su voz para no llorar, Basil no lloraría jamas, puso la cara más seria posible y cuando se disponía a abrir la puerta, escucho un llanto agudo, era el llanto de Ellen, un llanto que hizo que Basil entrara en un curioso transe. Se preguntó más de una vez si esta era la respuesta correcta, si soportaría cuidar de una princesa que solo representa la traición. - Muevete si es que vas a entrar. - Se escuchó una voz proveniente de la habitación. Basil por fin salió de su transe, la voz que escucho fue la de Agda. - Deja de hacer eso. - dijo Basil al entrar. - Llevas una eternidad ahí parado, y sabes que puedo sentir tu presencia. Agda se veía divina, era una figura comparable con las Diosas más hermosas, entre sabanas blancas, un sorprendente olor a duraznos recién cortados y el cabello delicadamente peinado para enmarcar su delgado rostro. Llevaba a la pequeña Ellen en brazos, su llanto por fin se había detenido, miraba fijamente a Basil, era la primera vez que lo veía. - Presentare a . . . mi hija, he seleccionado un nombre ... - la voz de Basil se entre cortaba un poco. - Lo sé, se llamara Ellen, ya me lo han informado, es un nombre magnífico para la futura reina de Windsor, Ellen Windsor, tiene fuerza. - Agda hablaba fluidamente y hasta se sentía cierto descaro de su hablar. - No me sorprende que te enteres antes que yo. - Basil sonaba molesto, ahora su voz era fuerte y amarga. - Tyrone me ha avisado desde hace algunos días. - Pues debió avisarte de Gyda, su legítima hija, ella sera la reina, si es que yo muriera, y no esa bastarda que llevas en brazos. - Oh mi dulce, dulce, Basil, te estas dejando llevar por el coraje, pero Ellen sera la reina de Windsor aunque me lleve la vida en esto y eso es algo que te tiene que quedar muy claro. - Lo has dejado claro, pero este pueblo no se dejara gobernar por una bastarda una ilegítima, debiste pensar en eso. - ¿Has venido solo a esto, Basil? - Tenemos que vernos, aunque no te guste . . . Princesa Agda. - Basil solto una mirada desafiante. - Puedes creer lo que te venga en gana, que ganas de preguntar no tengo y sencillamente no me importa, ten por seguro que mostrare la mejor cara en público, pero cuando nadie vea no creas que me dejare con tus insultos. - ¿No soy yo el que debe estar enojado con todo este asunto? y a pesar de esto estoy aquí con la mejor intención. Basil tenía palabras tranquilas pero su noto de voz era como el de un demonio recién salido de los infiernos, cualquier otra persona hubiera sentido terror. - Tú no sabes nada, no sabes si yo también fui víctima de todas las circunstancias, así que no me vengas con tus largos sermones, que agradezco te retires si solo vienes a hacerte la víctima. - Pues en algo tienes razón, al parecer no se nada ¿Debo enterarme de las infidelidades de mi esposa solo por lastima? ¡Te ayude a salir de tu infierno, te cuide! y me pagas metiéndote con mi padre, con mi sangre . . . teniendo sirvientes y has decidido irte por el rey, que tonto fui, debí darme cuenta que ¡Solo esa estupida corona te importa" - Basil, yo . . . - Pues lamento informate que esa corona solo podra llegar a tus manos cuando yo sea rey y ten por seguro que cuando ese día llegue tú me pagarás por lo que me has hecho y es un precio caro, por que solo sobre mi cadaver podrás ser reina de algun lugar ¡que te quede muy claro, Agda! Basil tenia los ojos en blanco, estaba cegado por la furia que había estado acumulando y no estaba pensando con claridad, Ellen comenzo a llorar y Agda solo estaba sentada, con la espalda en la pared, contemplando aquel espectáculo que había logrado crear, hacer que una familia de destruya.
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