Wanda sentía un fuerte dolor en sus pies, estaba descalza y las espinas de la maleza por donde caminaba le provocaba pequeñas heridas que comenzaban a sangrar haciendo que se le dificultará el andar. Cansada de caminar se sentó en la fina hierba que rodeaba un árbol, con curiosidad contempló todo a su alrededor, estaba en el medio del bosque y nada le parecía familiar. Se sentía desorientada, perdida, frustrada y tenía muchas preguntas por responder; pero en vano intentaba comunicarse con su loba que descansaba exhausta en su interior. Lentamente sus párpados comenzaron a cerrarse, el cansancio de haber caminado por horas bajo el sol se hizo sentir de inmediato y el canto de las aves a su alrededor era relajante; entonces simplemente se dejó llevar y cayó en un sueño profundo. Era de tar

