No sé cuánto tiempo ha pasado, pero cuando abro mis ojos todo está en blanco, la luz, la pared, las cortinas, escucho un ligero pip!, pip!, pip!, una máquina al parecer, tengo una manguera delgada pegada a mi brazo que llega hasta un recipiente con un líquido, no puedo moverme sin sentir pesadez o dolor. Estoy sola, no veo a nadie, escucho ruido que proviene del exterior de la puerta, pero desconozco su procedencia.
Estoy sola, vuelvo a pensar, realmente siempre lo he estado, recobro la conciencia de lo sucedido y comienzo a sentir una opresión en el pecho, el ruido de la máquina comienza a sonar más rápido, así como los latidos de mi corazón, intento ponerme de pié, quiero salir, quiero correr, ir al exterior si rumbo alguno, pero no quiero regresar, no ha ese infierno.
En eso entra una señorita vestida de blanco, exactamente cuando arranco la manguera de mi brazo y l sangre comienza a brotar.
- Emergencia, cuarto 201- llama por un teléfono y aprieta un botón que hace sonar una alarma, lo que me pone más nerviosa ¿dónde estoy?
- Vamos niña, no te muevas!- dice un poco molesta- no puedes ponerte de pié, no seas necia- mientras me quería sostener con fuerza y bruscamente, yo seguía arremolinándome en la cama, no, no otra vez, no a la fuerza otra vez.
- Detente! la estás lastimando- escucho gritar a un señor jóven, con cierta hermosura que nunca había visto, y una mirada tranquila- ¿acaso no te enseñaron a tratar a víctimas de violación y agresión? porque si no es así, será mejor que salgas de la habitación y del hospital- le dice en voz firme mientras llegan más personas, unas con la misma vestimenta que la primera.
- Lo siento doctor, desconocía su historial médico- me suelta y se separa de mí y apenada mira al doctor- pensé que era una adolescente voluntariosa- el doctor la mira con enojo y hace una ademán- de igual manera, salga de mi vista y espere una notificación en recursos humanos- ella sale y dejo de moverme.
- Daphne- me dice el doctor, ya que ahora sé que estoy en un hospital,me dice con un tono diferente de voz- no voy a tocarte si no quieres, ni me voy a acercar, pero acabas de sacarte una aguja y quiero revisar que todo esté en orden- dice señalando mi brazo que está chorreando de sangre, asiento y él se acerca.
Me revisa el brazo, me limpia, me pone una gasa, solicita permiso para revisar mi pecho, mi abdomen y quita unos parches. Constantemente me pide permiso y si ve incomodidad de mi parte, le pide ayuda a la enfermera que lo acompañaba desde que llegó.
- Me alegra que ya te ves y estás mejor- vuelve a revisar- ¿tienes alguna molestia, dolor? - ahora revisa mis piernas, me toma el pulso y niego ante sus preguntas, la verdad no sé qué sentir o si siento algo, mi cuerpo está bloqueado- ¿tienes hambre?- y respondo asistiendo.
Solicita el servicio de merienda desde el teléfono comunicador y me sonríe.
- Ya que termines de comer te daré información a cerca de tu condición- mira a la puerta- creo que alguien quiere verte, ha venido todos los días a cuidarte- y es cuando sé que he estado varios días aquí, y mi cuerpo se comienza a tensar.
- Mi hermosa!!- se acerca Marie y toma mi mano con delicadeza y preocupación - todo está bien, no te preocupes- y unas lágrimas comienzan a salir de mis ojos, pero no puedo abrir mis labios para hacer algún comentario, siento un nudo en mi garganta.
Pasa unos minutos de silencio, ella sigue acariciando mi mano y siento cariño, cariño que no pensé que existiera, me mira a los ojos y pasa su otra mano por mis cabellos, cierro los ojos, me siento en paz y no quiero saber nada más.
De repente llega una chica muy risueña con un charola con comida, la pone en la mesa y me desea buen provecho.
Marie me ayuda a incorporarme un poco, siento algo de dolor en ciertos lugares, supongo que por los golpes, me acerca la mesa y destapa el plato y el vaso, tienen un plástico transparente y comienzo a comer despacio.
No estaba tan desnutrida, pero tampoco mi paladar estaba tan acostumbrado a diferentes sabores, en la casa era avena, leche, a veces fruta, pan, algunas leguminosas, y carne una vez al mes. Ver el plato lleno de colores fué muy agradable, el olor y el vasito de algo con mucho color, parecía agua, pero no era líquido y temblaba al moverse era muy llamativo.
- Es gelatina de sabores- me sonríe Marie - es dulce, te recomiendo comerla al final, tú disfruta- y se sienta en una silla a. un lado de mi cama.
No me resisto y pruebo la gelatina, Marie sonríe, sin reprocharme, es la primera vez que hago algo contrario a lo que se me dice en referencia a mí persona. Es muy dulce y se derrite en la boca, sonrío por como se mueve en la cuchara. Dejo la gelatina y comienzo con la sopa, tiene un sabor delicioso, su tibieza recorre mi garganta y siento su recorrido hasta mi estómago, es una agradable sensación.
Ya no puedo comer más, no terminé todo el contenido, pero me siento satisfecha. Marie retira la mesa, me ayuda a limpiar residuos en mi ropa y me acomodo mejor en la cama.
En eso llega el doctor que me atendió momentos antes, junto con una señora con rostro serio, mirada dura y su cuerpo tenso, muy diferente al doctor.
- ¿puedo sentarme? - me pregunta el doctor y asiento, toma la silla y la pone frente a mi cama, puedo verlo, no tan relajado, pero con una actitud que transmite tranquilidad.
- Llegaste al hospital con varios golpes en tu cuerpo, algunos provocaron daños severos, tienes una fisura en las costillas, hematomas en diferentes partes, los golpes constantes en tu vientre provocaron el aborto de tu bebé - ahí es cuando mis ojos se abren y busco la mirada de Marie, ella inmediatamente se pone de pié y toma mi mano- tenía poco tiempo, pero quedó lastimado el útero, también encontramos laceraciones vaginales como resultado de violaciones - voltea a ver a la señora que ha permanecido de pie y en silencio.
- Laura es de servicio social, determinamos que yo te dijera la cuestión legal de tu caso- la señala y ella sonríe ligeramente y vuelve a su estado serio- debido a que eres menor y a las evidencias encontradas, se procedió al juicio de tu madre adoptiva, ya que se comprobó mediante prueba de ADN quién era el padre del feto, por lo que no hay ningún cargo en tu contra- trato de entender todo lo que me dice, en realidad me preocupa mi hermana.
- No eres culpable legalmente de defender a tu hermana, a tí y a todas la posibles víctimas del pasado o del futuro de ese señor- se pone de pié y apoya sus manos sobre la orilla de mi cama- eres muy valiente, fuerte y sobre todo, eres libre de todo aquello que pasó- mira a Marie- ahora tendrás un nuevo hogar, la señora Marie obtuvo la custodia temporal, creo que es necesario que estés con alguien conocido y te recuperes, tus hermanos los llevaron a un orfanato, no los pondrán en casas temporales, por el momento- me sonríe
- Estoy solicitando terapia psicológica- se le queda viendo a Marie - no es opcional, es parte del tratamiento para su mejoría física, también la solicité para tu hermana- cruza los brazos al frente y me observa.
- Vuelvo a insistir, eres valiente, eres fuerte y tienes que recuperar esa sonrisa que tienes escondida- sonríe y se despide. Me siento un poco extraña, libre, pero con muchas cargas, pesada y con emociones encontradas, así que cierro los ojos y comienzo a relajar mi cuerpo, y por primera vez en mucho tiempo, decido dormir sin tener que cuidar que alguien me vaya a hacer daño.
Tres años y medio después.
Mi recuperación física fué rápida, mi recuperación emocional no puedo decir, Marie después de año y medio de aquel suceso, después de mucho esfuerzo, de tiempo, de papeleo, de solicitar pruebas y apoyo al doctor y a mi terapista por fin logró la custodia definitiva. Ese día lo determinamos como mi cumpleaños, pues así es, volví a nacer, ya no soy la misma, ahora soy Daphne Labelle.
A dos años de mi primer cumpleaños, estamos preparando la cena y un pastel. Ya he concluido mis estudios en tiempo récord, Marie mi "madre", amo llamarla así, fué mi tutora, por lo que estoy en espera de las respuestas de las universidades a las que solicité beca, así que puedo relajarme un poco.
Hemos terminado de comer y de partir el pastel, antes de comenzar a limpiar, Marie me da una caja y un sobre, cada año me regala algo que tiene que ver con la música, el día de mi adopción me dió una alajero musical con la canción "Para Elisa" de Beethoven, después un tocadiscos con varios títulos clásicos y hoy en la caja un juego de aretes y collar con pequeños dijes de instrumentos musicales, y en el sobre un documento que me hace dueña de la casa de Marie, y esto no me lo esperaba.
- Pero, ¿porqué? - la miro, y se le cristalizan los ojos- ¿qué sucede?- me acerco a ella y me coloco en agachada a un costado de ella y le limpio sus lágrimas que han empezado a salir.
- Mi hermosa niña, ya eres toda una mujer- me dice acariciando mi cabello- el tiempo que estaremos juntas se nos está acabando- niego con la cabeza.
- No, no , no hay nada ni nadie que me separe de tí- me abrazo de su cintura y apoyo mi cabeza en sus piernas.
- No depende de tí no de mí, pero haré todo lo posible por aprovechar cada segundo junto a tí, y dejarte lo menos que pueda situaciones que compliquen tu vida- me sigue acariciando.
- Quiero que cumplas tus sueños, que abras tus alas, y abras tu corazón al amor, yo lo hice contigo- hace una pausa- has llenado todos los vacíos de mi corazón y mi alma- y solloza.
- Pero ¿qué tienes?- le digo casi susurrando.
- Cáncer en estado terminal, hizo metástasis y sólo me quedan unos meses- y nos quedamos abrazadas por largo tiempo.