Mi chelista Favorito

Capitulo 3

Soy Stjepan Hauser, tengo 35 años, nací en Paula, Croacia, soy un chelista. Y tengo dificultad para amar, fuera de la música. Las mujeres me atraen, pero no a habido una que me llene lo suficiente, ya que me exigen algo que no puedo dar: amor sinónimo de cursilerías.

Para mí nada se compara con el sonido de mi violonchelo, la textura de la madera, las vibraciones que provoca en mi cuerpo cuando lo toco, sentir el arco en mi mano, y que la presión de mis dedos sea el resultado de la melodía.

Mi mentor y héroe es Mstislav Rostropóvich, tuve la oportunidad de tocar una vez para él, me sentí orgulloso de lograr una mis metas.

Aquí estoy terminando un concierto, se acercan a saludarme, felicitarme y a tomarse fotos conmigo, intento ser amable pero la verdad ya no quiero estar aquí, así que me encamino hacia mí camerino. Ya adentro me apoyo sobre la puerta suspirando después de cerrarla casi azotando.

Necesito refrescarme, cambiarme, tomar mis cosas, manejar a mi pent-house y visualizar mi ventanal,donde se ven las luces del ciudad.

Así que ya que repasé mentalmente las actividades por hacer, me meto a la ducha, comienza a salir el agua fría, entro y siento como los músculos se contraen y poco a poco el agua se pone caliente y se relaja mi cuerpo.

Salgo de la ducha, me estoy secando y me envuelvo con una toalla en mi cintura, al salir me doy cuenta que hay alguien.

- Hola bombón!- ella se encuentra semi desnuda, sólo con su ropa interior y una camisa mía abierta encima-

-Vengo por mi dosis de Hauser- se acerca seductora, y quita la toalla de mi cuerpo- upps!! se cayó- se agacha con la intención de levantarla, pero la acomoda en el piso para usarla de soporte para sus rodillas,se hinca y suavemente toma mi m*****o para acariciar a largo de su longitud, provocando mi excitación, usa su lengua para estimular mi glande, hasta que lo introduce en su boca, hasta el fondo, veo como comienzan a salir unas lágrimas en sus ojos, pero ella continúa con fiereza, quién soy yo para prohibirle su deleite.

Continúa con su movimiento, pero ahora yo la apoyo con el movimiento de mis caderas, le retiro el cabello de su cara, no quiero que se distraiga, no quiero que se detenga, cierro mis ojos, estoy disfrutando del momento. Estoy por terminar, comienzo a hacer un gruñido al sentir la tensión y veo que ella intenta retirarse, pero la sostengo fuertemente del cabello y del cuello, para evitar que lo haga, sus ojos se abren y lágrimas comienzan a salir de sus ojos y sus manos tratan de soltar mi agarre, pero moviéndome termino soltando mi semen dentro de ella, con sacudidas expulso todo, mantengo mi agarre por lo que ella no tiene otra opción más que tragarse mi semilla, y hasta que termino la suelto.

Ella se levanta tambaleando, tocándose el cuello y su cabello y limpiando su boca con el dorso de su mano, me observa ¿desconcentrada? ¿enojada?.

-¿Cómo te atreves a tratarme así?- levanto la toalla, observo mi m*****o, lo limpio y tengo un duelo entre volver al baño o quedarme aquí, me envuelvo la toalla a mi cintura.

-Yo no te invité- me cruzo de brazos- mi camarote estaba cerrado- me acerco un poco a ella con aspecto arrogante- ¿cómo entraste?- le digo en tono imperativo y enojado, me molesta que interrumpan mi privacidad.

-Soborne al guardia de seguridad, además no es la primera vez que entro contigo, y hacemos algo así- cambia su postura a una más sumisa y sensual.

-Pues será la última- señalo la puerta- salte y no quiero que vengas otra vez conmigo de ofrecida- no me agrada como se reabajan con tal de conseguir a un hombre, nunca le dí motivos, ella siempre fue la que se acercó a mí, y no voy a negar tener un poco de placer si la charola de plata se ofrece solita, ella sola se degrada por obtener migajas.

-P-pero m-me g-gustas y yo a t-ti, siempre me tocaste e hicimos el amor- comienza a sollozar mientras hablaba.

-Correción, yo te gusto, tú siempre te has colado a hacer esto- señalo mi m*****o- pero nunca te lo pedí, y nunca te he tocado más allá de tu cara- y estiro mi mano para tomar un mechón y colocarlo atrás de su oreja, para recalcar ese hecho- eso no es hacer el amor- me acerco más a ella- hacer el amor es cuando dos personas tienen esa conexión que va más allá del cuerpo físico y que es tanto la adoración de uno por el otro, que cuando llegan al coito no pueden respirar si no es el mismo aire, no pueden existir sin la existencia del otro- me separo bruscamente, de ella y voy a la puerta y la abro- esto fue solo placer que ofreciste dar, el cuál no impedi, pero tampoco solicité- toma su ropa se cubre con ella y cruza la puerta- si soy el hombre con el cuál te das cuenta lo que vales que así sea, sino, ve a buscar a otro que te dé migajas y siguelas recogiendo cuál mendigo- le digo antes de que se fuera.

-¡Raylie! si ella vuelve a entrar a mi camerino, olvídate de trabajar para mí o para cualquiera del medio- le digo al guardia de seguridad, que sólo agacha la cabeza y cierro la puerta azotando, y vuelvo a meterme a la ducha, esperando ya no tener más inconvenientes.

Y así terminó la visita de Celina, una violinista que comienza su carrera, pero está enfocando mal sus metas. No la culpo, emocionalmente no es fuerte, y busca refugio en los pantalones de alguien, ella debe entender que tiene las suficientes "pelotas" para llegar a ser una gran violinista, ya tiene ventaja, es parte de Orquesta Filarmónica de Viena, toca con grandes directores, músicos y ha hecho varios conciertos, su debut fué casi al mismo tiempo que el mío, el el Wigmore Hall, en Londres, nos cruzamos varias veces en los ensayos, por eso la conozco. Carpetazo y a continuar que el espectáculo continúa.

Me encuentro en mi pent-house, observando desde el ventanal de la sala, estoy tranquilo, contemplando las luces, mañana, mañana comienza mi gira, así que hay que tomar avión, y mi publicista sigue insistiendo en hacer videos de covers y explotando mi sensualidad, me río de sólo pensar.

Bien ahora toca ir a Italia, vamos a ver con qué nos encontramos ésta vez, mientras tanto a disfrutar del lino de mis sábanas y del placer de entregarse en los brazos de Morfeo.