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El amor no existe

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Blurb

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Hay personas que piensan que el amor es una mierda... Unas están equivocadas y otras no, así pensaba Karen hasta que su vida dió un giro de 360° enseñándole así que vale la pena luchar por amor y sobretodo cuando viene de tu mejor amigo.

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El primer amor
Era un mediados de febrero, recién empezaba la universidad tras a ver tenido una secundaria sumamente difícil, nadie ve como pollo asado. Es genial que te hagan eso ¿no lo creen? Y no lo digo en sentido grato pero, si muy irónico. Bueno, no es algo que me importe mucho; después de todo no sentía que fuera el correcto pero aun así no decía que no me había dolido el ver ese momento trágico que paso ese pequeño trozo de papel arrugado, bueno creo que a muchas personas les ha pasado y es algo muy horrible. También quiero enfatizar que para ese entonces yo no era fan del amor, a decir verdad lo odiaba y detestaba, si se preguntan porque yo sé que lo hacen como también se, por qué lo saben. Es porque a muchos les han sido infieles, humillado subestimado, tomado en vano su cariño, desconfiado y mil formas más existentes para hacer daño a la otra persona. Se preguntaran también, porque empecé a hablar de mi odio hacia el amor y no me presente que soy una grosera. Pues para empezar me llamo Karen, si como la del meme del gato, y es un gustazo conocerlos. Me disculpo también por no presentarme correctamente, primero sé que es de muy mala educación, pero entiendan mis padres no me enseñaron a ser cortes solo a comportarme mal (es broma y seguro si vieran esto me darían unos buenos cocos) por eso debo poner en honor su nombre. Bueno para continuar con mi triste historia y no desviarme tanto del tema. Les contare que recién saliendo de la secundaria, mis padres decidieron que ingresara a una universidad que ellos escogieron (más que todo mi padre, ya que para él era perfecto para humillarme como siempre) ese día decidí vestirme con un suéter blanco de capucha, un jean n***o, unos zapatos de bota negra y no puede faltar mi gorra blanca. Recuerdo que pase por una puerta que llevaba directo a una biblioteca y a mi mano izquierda estaban sentados una pareja con su hijo, el chico estaba de espalda y no pude verlo del todo pero se notaba que era siempre atractivo por lo menos para mi gusto. Termine no dando tanta importancia al chico pero si a mis padres que me apuraban por inscribirme ya entre gritos y regaños empezaba clases en una semana, no estaba preparada sería un mundo nuevo que descubrir y más me daba terror sabiendo que mi padre estudiaba allí también y es algo que se me había pasado por alto comentarles, seguramente un detalle muy importante pues sería mi infierno más próximo. Pasada la semana fui con mi padre en el auto hasta la universidad, de primera teníamos una reunión en la misma biblioteca donde me inscribí y nos asignarían nuestras secciones y semestres, la verdad estaba preocupada porque nunca había congeniado con nadie más que mi amiga de infancia (Marilyn, una chica hermosa tanto dentro como por fuera de piel blanca y cabello azabache, si fuera un chico definitivamente ella sería mi novia) del resto nada más me preocupaba pues siempre fui muy buena en diversos temas de materias. Tenía ese don en el que eres bueno en todo lo que no te gusta y lo que te gusta también o bueno casi en la mayoría... lo bueno era que por eso no debía preocuparme, pero debía hacer amigos y siempre terminaban huyendo de mi carácter era como una película de terror en el que el protagonista ve que un tipo grande toma una hacha muy afilada y va directo hacia el con el fin de cortar alguna extremidad de su cuerpo, pues chicos, de ese modo era mi carácter justo como una película de terror y ellos los protagonistas de la película. Pero tenía la fe de que esta vez seria todo distinto así que dispuesta me senté al fondo junto a un chico que era lo suficientemente robusto y grande como para aplastarme, tome mi libreta y la repose en mis piernas mientras prestaba atención a lo que explicaba el docente encargado de las asignaciones hasta que me aburrí porque no llegaba al punto de llegada. Así que; abrí mi libreta eh hice como si estuviera anotando cuando en realidad estaba dibujando, esto le llamo la atención a aquel chico y escuche una voz que me preguntaba: - ¿Te gustan los animes? ­­– me mira con curiosidad y se presenta - a todas estas me llamo Ryan Castro. - Hola – le respondo un tanto nerviosa – si me gustan los animes y pues como vez también dibujar, yo me llamo Karen Moreno y es un gusto conocerte. - Ryan sonríe y me susurra - espero que quedemos en la misma sección, al fin tengo una amiga. - Espero que estemos en la misma sección - Sonreí un poco sonrojada. Cierro mi libreta y al fin el docente dicta las secciones; en efecto quede con Ryan en la misma sección... (...) Hoy comenzaba la universidad, no era uno de mis mejores días ya que debía levantarme temprano y eso jamás es buena opción para una persona floja en determinación. Pero de todos modos, me gustara o no debía asistir. No recuerdo que llevaba puesto; pero sí que tenía un bolso azul que me encantaba. Era enorme y podía llevar todo lo que quisiera, era como tener el bolso de Hermione Granger. Metí allí todas mis cosas antes de que mi madre gritara: - ¡Karen, baja de una vez!, se te va a hacer tarde y si traes malas notas sabes lo que te espera – grito a todo pulmón. - ¡Lo sé, madre, no necesito me lo recuerdes! – Refute con algo de miedo -. Aún falta una hora para mi primera clase así que puedes relajarte mujer. - Me importa un bledo que falte una hora, vete ya mismo y empaca tu desayuno-. Tomo el sándwich y lo metió en una bolsa de papel – hay tienes, procura llegar temprano porque tenemos una reunión. - Ok. Adiós mamá. Subí al auto de mi padre, el sí tenía clases a primera hora y eso significaba que tenía unas horas de paz en la universidad. Me baje del auto y me acerque a un poco más allá de la entrada hacia la biblioteca donde antes ya había estado, entonces saque mi horario, una señora que al parecer era la vigilante de allí. Ella me pregunta con cara seria: - Quien eres, ¿estudias aquí? - Si señora, tengo clases en una hora-. Apreté un poco mis labios al ver que tenía cara de no creerme-. Justo en el aula 18 con el profesor Sandoval, puede ver mi horario si no me cree. - ¿Y estas aquí una hora antes de tu clase?, sí que te gusta estudiar. - Si señora, me gusta estudiar. La verdad odiaba estudiar, que era buena en ello solo era un pequeño talento nato. Pero para nada me gustaba, yo solo quería mirar la universidad y ver qué tanta gente rara había en ella. - Dime tu DNI - dijo ella con voz tosca. - Se lo dicte - ella fue ingresándolo en una computadora que tenía allí mismo, hizo una mueca de duda, luego me miro de lado y me indico que pasara dentro. - Gracias, Señora-. Le dije con una sonrisa. Pasee por toda la universidad. Habían chicos con tatuajes y eran bastantes de ellos creo que no lo hacían en sus ojos también porque los profesores seguramente no los dejarían entrara en el aula. Pero bueno, cada quien sus gustos. Mientras iba por los pasillos con mis manos en los bolsillos, pasando trago con las miradas raras que me ponían las personas. Vi un chico muy lindo; de cabello n***o azabache y revuelto (me encantaba eso), sus ojos eran marrón oscuro (a lo que algunos de nosotros le llamamos color "caca"), piel blanca y se veía muy tranquilo sentado a un lado de una reja color mostaza. Me dio curiosidad el ir a hablarle pero me acobarde cuando levanto la vista y me miro, mi cuerpo de pronto dio media vuelta y ando como si tuviera dominio propio, como si no necesitara mi conciencia. Me extraño ese comportamiento pero no le preste mucha atención, pues no volvería a pasar de nuevo. Aquel chico era exquisitamente extraño, pero me atraía eso de el en cierto modo su comportamiento extraño era excitante al punto de Querer comerlo así como un chocolate recién comprado a punto de ser violado por la boca de otra persona. Ese chico andaba casi siempre solo y no era la primera vez que lo veía pero si notaba que algo no iba muy bien con él y su forma de ser, en cierto modo era muy intrigante. Pero de algo estaba muy segura y era que él tenía alguien en su vida... Posiblemente lo tenía... En efecto lo tenía y no podía evitarlo, después de todo era alguien normal o "normal" entre comillas como antes escrito. Siempre lo veía por los pasillos con la mano en los bolsillos y la vista pérdida, de pasó que usaba lentes no podía perderme en esos ojos marrones correctamente. De vez en cuando trataba de traspasar ese vidrio y poder llegar a él, era algo inconsciente que hacía imposible mi llegada hacia él aunque algo en ese chico no me cuadraba, suponía haberlo visto alguna vez en algún lado pero mi pequeño cerebro de maní no daba para tanto. ¿Qué porque le digo cerebro de maní? Es muy simple pequeños, pues mi cerebro aunque es fácil de acoplarse en muchas cosas y/o situaciones, puede contradecirme en otras que se podría decir son bastante idiotas en otros sentidos. Como la comida por ejemplo, o lo que hablan las personas ya sea en mi cara e incluso a mis espaldas, o cuando me explican algo. No nací exactamente con esa habilidad de “oye, que rápido prestas atención” no tuve ese pequeño detalle al nacer. Aquel chico era exquisitamente extraño, pero me atraía eso de el en cierto modo su comportamiento extraño era excitante al punto de Querer comerlo así como un chocolate recién comprado a punto de ser violado por la boca de otra persona. Ese chico andaba casi siempre solo y no era la primera vez que lo veía pero si notaba que algo no iba muy bien con el y su forma de ser, en cierto modo era muy intrigante. Pero de algo estaba muy segura y era de que el tenía alguien en su vida... Posiblemente lo tenía... En efecto lo tenía y no podía evitarlo, después de todo era alguien normal o "normal" entre comillas como antes escrito. Siempre lo veía por los pasillos con la mano en los bolsillos y la vista pérdida, de pasó que usaba lentes no podía perderme en esos ojos marrones correctamente. De vez en cuando me perdía aposta en ellos son demasiados problemas, pero... ¿Saben quién si se perdía en sus ojos?... Su novia, si, tenía una novia y era muy irritante. Su religión era su vida y yo con sinceridad si tuviese un chico así a mi lado no me fuera más por mi religión, no tiene mucho sentido cuando esté chico te da todo de él. La atención sobre todo, lo que quieren la mayoría de las personas (las mujeres) es un hombre o una mujer (los hombres) que normalmente sería muy agradable, paciente, amoroso/a y llena/o de paciencia como lo era alguien amable contigo. La sonrisa de aquel chico era una lindura misma, era como ver un oso de peluche con una sonrisa dónde solo una aguja pudo haberlo hecho. Yo siempre quise hablarle pero la verdad no le daba el ánimo para ir hacia él y decirle. —¡Hola, soy Karen y tú quien eres? —¿Realmente lo dije? Solo pensaba en eso por breves momentos en los que no tenía idea de que todo podría pasar de una forma diferente. Este chico me helaba la sangre y la ponía a hervir al mismo tiempo… me hacía temblar y de solo pensar en el me entraban nervios. Una voz muy suave y dulce, pero a la vez gruesa me contesto — ¿Yo? — dudo por un momento— Me llamo… Pablo… un gusto conocerte— respondió por trozos y entre dientes mientras apretaba su bolso con la mano izquierda. Sonreí… — Me tengo que ir… tengo clases en unos minutos— dijo nervioso mientras parecía apretar sus muslos para frenar algo— nos vemos en un rato. —Ok… no hay lio— respondí rápidamente evitando el error de que no me oyese— si… Adiós— dije para mis sentimientos quienes estaban enredados entre sí con este disparate ocurrido. Decidí esperar al menos unos 10 minutos para poder entrar a mi clase de dibujo, pero no es como que me impresionara demasiado las clases de esta institución, la verdad era tan asquerosa y solo venían los profesores cuerdos si estaban más drogados que los alumnos. —Buenos días— dije para luego pasar hacia mi asiento escogido solo y únicamente para mí— ¿me darías un permiso? — le dije al chico que se encontraba sentado justo al lado de mi siento preferido. —¡No! — se escuchó una voz brusca— ¿Quién eres? No eres bienvenida así que lárgate— completo su frase. Un golpe fuerte a mano cerrada fue enviado directo a su cara. —¿Dijiste algo? — pregunte a lo que todos reaccionaron muy mal, sentía como varios ojos me veían de arriba debajo de un lado al otro, pero poco en importaba, de hecho, nunca me importo nada de los demás y el cómo me veían, siempre fui temperamental y lo seré toda mi cochina vida— No te pude escuchar con total claridad, perdón, ¿puedes repetirlo— ni siquiera finalice mi frase cuando él ya se estaba levantando del asiento con la nariz rota y la sangre brotando a cantidades industriales, siempre golpee fuerte y con ganas a muchos humanos, para mí son unos canallas por lo que hacen mal. —¿Sabes modales? — pregunto el maestro que me veía furioso, pero más furiosa estaba yo y no es de mi naturaleza callar— no eres una dama, pareces un mono. —Por lo menos soy más educada que usted— respondí sentándome tranquila en mi asiento— no me moleste si no quiere le reviente también la nariz así que por favor ahórrese esos molestos y fastidiosos momentos en los que ninguno quiere estar presente. Parecía que se había enojado, pero solo cayo las palabras que iba a decirme y siguió dando su clase para al final llamarme y darme una charla barata. —Profesor, no quiero ofenderle, pero no veo justo que me dijera eso aquel patán… perdón por cómo le respondí a usted porque le debo respeto, pero a él no le debo nada. El me vio fijamente y luego me dio una tierna sonrisa seguido de un…— estas castigada, a la dirección y lleva esta carpeta— ¡j***r! Fue lo que pensó mi cabeza en esos momentos, no tienen idea de cómo quería volarle los dientes. —¿De verdad? —Así es— afirmo. —Ok. —Bueno, vete entonces y que te vaya bien allí— comento sonriente. —¡Si, por supuesto! Me ira genial ya lo veras— devolví la sonrisa que quito la que tenía el pegada en su rostro— soy una buena chica ¿no lo crees? Me ira genial— guiñe el ojo— ¡Adiós! —¡No, mejor espera! —¡Ya me fui! Bye. Escuche el suspiro que retumbo por todo el salón de clases. —No tienes remedio, eres insufrible y hasta ahora te estoy conociendo— comento casi entre dientes tratando de que no lo escuchara— por favor, tráeme mañana la tarea que envié y no llegues tarde. —Maestro, le diré algo, yo soy grosera pero no impuntual. —Me alaga eso de tu parte. —Lo sé, pero no se acostumbre. —¿Y cómo hacerlo con tus acciones? —Del mismo modo en que mi madre se alaga de mi forma de ser, aunque mi carácter sea horrible. —Admiro a tu madre por su gran bondad y por soportarte. —Ella también se alaga de sí misma por ese logro. El quien hace un momento estaba de una cara de perros esta vez se rio seguido de una despedida. —¿Dónde estará este chico? — me pregunte mientras bajaba la escalera para mi siguiente clase— ¡Oh, allí esta! Nunca vi algo como esto, no sabía si era su amiga o su novia, pero se evitan muy unidos, pero siempre se piensa eso cuando vez un chico y una chica juntos, a esto sumémosle el hecho de que te gusta y piensas lo peor. Pero… era su novia, lo era y no era una mentira o una alucinación pues lo vi dándole un beso y estaba muy tranquilo… Dolor… sentí mucho dolor… pero quise olvidarlo para continuar mi aventura con los chicos que siempre me habían montado los cuernos. Decidí ignorar todo movimiento que mis ojos vieran y pase por su lado, este ni se inmuto ante mi presencia, solo tenía en sus ojos la obesa figura de aquella mujer que volteaba sus ojos hacia el primer chico apuesto que se encontraba cerca de su novio. —¡Que estúpida! — grité— Sí que eres estúpida…— me deprimí. El me vio, pero mis ojos claros no pudieron verlo a él, desearía haberlo visto, hubiera deseado verlo en efecto, deseo verlo por siempre…Justo como la luna viendo al sol y el sol a la luna en un día donde todo llora y solo ellos dos ven el mundo diferente.

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