La Esposa Ciega Del Arrogante Magnate

Hola, hermosa lectora, saludos. Antes de que comiences a leer, me gustaría agradecerte el haberte interesado en la historia de Adara y Ben. Su romance y la personalidad de cada uno los vuelven muy especiales para mí, pero lamentablemente, con ellos he tenido un terrible bloqueo de escritor que no me permite darle continuidad a su historia. De corazón, espero un día poder salir de este bloqueo y asi darles su historia, el desarrollo y el final que se merecen. Aclarado esto, les comunico que la historia estará en pausa y que realmente lamento mucho no poder por ahora continuarla. Agradecida siempre con su comprensión y una vez más les pido disculpas por las molestias ocasionadas. Con amor, Romy D.A ******************************************* Prólogo Narrador Omnisciente La fuerte lluvia que cae del cielo oscuro se convierte en una trampa para los autos que se mueven por la autopista mojada. No es tarde, pero la misma tormenta que está cayendo con fuerza ha oscurecido los cielos, al punto de hacer que los conductores, dentro de los diferentes autos, se inclinen un poco sobre el volante para poder ver con claridad lo que tienen frente a ellos. Dentro de una camioneta a la derecha, vienen dos jóvenes hablando sobre el concierto que acaban de oír, mientras que el hombre al volante se esfuerza en concentrarse. Tiene un objetivo en mente, y aunque la tormenta está azotando con fuerza, él lo va a cumplir. Del otro lado izquierdo, en sentido contrario, viene un auto con una mujer embarazada dentro, discutiendo con quién está detrás del volante. Era una tarde normal como cualquier otra, ambas personas conversaban dentro como normalmente lo hacían, pero lo que ninguno de ellos sabía, que ese día, sus vidas serían marcadas para siempre. Un movimiento brusco, cauchos derrapando, gritos y dos autos impactando con fuerza, ya que uno de ellos no venía a una velocidad prudente. Esa tarde, tres almas inocentes abandonaron el plano terrenal, una quedó destrozada, y dos desdichadas. La imprudencia de uno, causó una desgraciada, una que jamás se imaginaría que la iba a perseguir hasta el día de su muerte. Los días pasaron, se volvieron pesados, difíciles de llevar. La culpa estaba haciendo de las suyas, la amargura y el remordimiento, también. Una tarde soleada cualquiera, una familia se despedía de un alma en medio de llantos desgarradores, y a muchos metros más atrás, un hombre solitario se despedía de dos almas que lo amaron a pesar de sus engaños. El hombre, vestido de n***o con gafas espejadas e imponente figura, no lloraba. Él solo veía la lápida, él solo tenía en mente llevar a cabo su plan. Vengarse, y esa misma tarde soleada les juró que no iba a descansar hasta hacerlos pagar.