Capítulo 4

3167 Words
Parado frente al gran ventanal de su oficina, Cedric admiraba como la oscuridad de una noche estrellada era interrumpida por las penetrantes luces de la ciudad. Con sus brazos cruzados sobre su pecho, el vampiro no podía evitar preguntarse si su pareja estaría en algunos de esos pequeños edificios, casas, departamento, o simplemente caminando por las iluminadas calles, utilizando el transporte público, etc. No importaba dónde mirase, en lo único que podía pensar era solo en su adorable e inusual pareja. La llamada que había interrumpido su momento en el baño todavía le irritaba, ya que si no fuera por esta su pareja no habría tomado la oportunidad para escapar de él, pero a la vez, también lo agradecía. Cuando entró en su baño y contempló la marca de nacimiento de la cual le había advertido la diosa luna en el cuello de su pareja, había sido un total choque, y aunque no estaba muy feliz de admitirlo, por un momento perdió todo el autocontrol del cual se jactaba tanto. Joder, él realmente había atrapado al mismo chico que tuvo un ataque de pánico contra una pared e invadió todo su espacio personal a pesar de que se percató de lo cauteloso que fue el adorable humano en general con ello, incluyendo la higiene en general. Y si no hubiera sido por esa llamada, él totalmente lo habría besado. Habría probado la suavidad de ese relleno labio inferior que tanto le había llamado la atención, lamiéndolo y mordiéndolo suavemente antes de finalmente internarse en la cavidad bucal del humano, dominando y conquistando todo a su paso, explorando lo que estaba destinado a ser suyo luego de tantos años, siglos, de espera. Una pasión retumbante y a punto de rebalsarse se agitaba en su interior, como una tormenta, deseaba cubrir a su dulce humano con todo su amor, adorando cada parte de su cuerpo y protegiéndolo con todo su maldito ser. Tal era la magnitud de sus sentimientos despertados ahora que encontró a su pareja que incluso temía asustarlo por la intensidad de ellos. Lo peor de todo, era que ni siquiera sabía si su humano estaba enterado de su verdadera esencia, de su naturaleza como vampiro. Claro que la actualidad era muy difícil que algún humano no tuviera conocimiento de ellos, su comunidad había dejado de esconderse luego de establecer la paz con los humanos, pero eso no significaba que alguno de ellos simplemente no estuviera al corriente de todo lo que ocurría en la sociedad. Además, aunque su pareja estuviera al tanto de los vampiros, tenía que averiguar qué era lo que realmente sabía Archie sobre ellos. Había mucha información de los vampiros tanto en el internet, libros, revistas, etc. Pero ninguna de ellas contaba absolutamente toda la verdad de ellos, ya que solo habían revelado lo justo y necesario para que los humanos no les temieran más, y eso provocó que la información se volviera variada. Los secretos que se guardaron para sí mismo fue solo una medida de seguridad, como el tema de sus poderes y las parejas enlazadas, de ese modo nadie intentaría utilizar a sus parejas contra ellos para utilizar sus dones. Cedric sabía incluso que algunos habían distorsionado completamente toda la información de ellos para hacerles ver como seres malvados y sin alma solo por ser diferentes o por sentirse inferiores, la última organización que había comenzado con ello nuevamente se trataba de un grupo que utilizaba la religión para su movimiento de odio. Si Archie había escuchado cosas malas de ellos, entonces tendría más trabajo por delante, pero de una cosa estaba seguro, y era que no se rendiría tan fácilmente con su hombrecito, podría tardar años en convencerlo de que no era malo y que le amaba sinceramente, pero esperaría todo el tiempo que fuera necesario. Había pasado siglos sin nadie a quien amar y llamar completamente suyo, podía esperar un poco más de tiempo si eso significaba toda una vida con él. El sonido de su teléfono interrumpió los pensamientos de Cedric. Dejando de contemplar la ciudad bajo él, descolgó el teléfono fijo en su escritorio y contestó. —¿Señor? Ya han traído la información que pidió del señor White —anunció su secretaria—. ¿Desea que lo suba o se lo dejo sobre su escritorio? —preguntó. —Mi escritorio —respondió y cortó la llamada—. Gracias Susan, ya puedes retirarte —anunció despidiéndola luego de que dejara lo prometido. Observando por última vez el nocturno panorama, Cedric tomó la carpeta y se dio media vuelta, dirigiéndose al ascensor que lo llevaba directamente hacía su departamento en el último piso del edificio, el cual pocas veces usaba si era sincero, la mayoría de las veces solo porque tenía demasiado trabajo para volver a su mansión. Pero tras la partida de Archie, se había negado a moverse del edificio. Dudaba que su pareja volviera realmente, pero ese había sido el punto de encuentro y probablemente el lugar más cercano a su humano, volver a su mansión apartada en un sector privado y adinerado donde vivía con su aquelarre no creía que fuera la mejor forma de volver a verlo. Ningún humano no invitado ni nadie realmente se paseaba por ese lugar, algunos por temor y otros simplemente porque sabían que no lograrían traspasar sus muros ni seguridad. Cuando las puertas se abrieron fue directo al juego de sofás, donde tomó asiento y tiró de su corbata con una especie de ansiedad burbujeando en su interior. Tiempo que no sentía esa emoción, o cualquier otra realmente. Abriendo la carpeta, los ojos de Cedric recorrieron rápidamente la información en el interior y el ceño se frunció amenazadoramente. Tomando una profunda respiración, intentó calmar la furia que se encendía en su interior amenazando con ir y destrozar al estúpido que había hecho tan miserable investigación. Joder, tenía el nombre y apellido de su pareja y aun así lo mejor que habían logrado sacar para él, fue el número de teléfono de su pareja, su dirección, una breve descripción de su trastorno obsesivo compulsivo que Archie mencionó y su trabajo independiente desde casa. No había información respecto a su familia, así que simplemente asumió que no había o que la persona que investigó no lo encontró interesante, lo que le volvía a enojar. Había pedido que investigaran a su pareja tras perderle y eso era lo mejor que le habían dado luego de tantas horas, ¡tenía que ser un maldito chiste! —Uy, realmente no quiero ser la persona que puso esa expresión en tu rostro en este momento —comentó Cian saliendo del ascensor junto a su otro hermano. —Se la merece totalmente con tal trabajo mediocre que me entregó —espetó agitando la carpeta. —¿Qué es eso que tienes ahí? —preguntó interesado Cian, dejándose caer descuidadamente a su lado. —Una supuesta investigación de mi pareja —resopló. —¿Tu pareja? —cuestionó Cyrus, quedándose de pie cerca del ventanal. —¿Ya? ¿Tan pronto? —exclamó Cian con sorpresa—. j***r, trabajas rápido —sonrió—. ¿Quién es el afortunado? —Archie White, veinticuatro años, humano, genio en las computadoras con un trastorno obsesivo compulsivo —anunció Cian—. Hey, se llevarán bien si él entiende tan bien la tecnología cuando tú la odias —comentó. —¿Y no pudiste conseguir nada más que eso? —alzó una ceja Cyrus. —Eso fue lo que me llegó —espetó molesto. —Por eso tiene esa expresión en su rostro —negó Cian—. Pero al menos integraron el número de su teléfono y su dirección —intentó calmar. —¿Cómo lo conociste? —indagó Cyrus, curioso. —Fue… En el momento menos esperado —respondió y una esquina de sus labios se alzó en una casi sonrisa al recordar a su adorable humano cruzar la puerta de su oficina. —Estás sonriendo como bobo y no nos dices cómo fue que lo encontraste —se quejó Cian y luego gruñó cuando su nuca recibió un golpe—. ¿Y eso por qué? —exclamó contemplando al mayor de los tres. —Debido a que solo a ti se te ocurre pedirme mi computadora de trabajo para ver y descargar porno —gruñó Cedric. —¿Cómo sabes eso? —frunció el ceño—. Creí que ni siquiera sabías meterte a internet, mucho menos buscar en el historial. —Archie me lo dijo —alzó su mentón. —¿Él? ¿Cómo? —Es un nerd de las computadoras —le recordó Cyrus. —No le digas así —le gruñó Cedric. —Relájate un poco y ya cuenta como lo reconociste —exclamó el segundo de sus hermanos, el más juguetón. —Mi computadora volvió a fallar y decidí contratar a alguien capacitado que me ayudara a arreglarlo —inició—. Susan dejó las opciones sobre mi escritorio y elegí Archie luego de leer las buenas reseñas que había de él a pesar de trabajar por su cuenta —contó—. Cuando llegó, solo sabía que era la cosa más adorable que había visto con su pequeña estatura, su cabello algo desordenado y sus labios comibles —sonrió—. Fue cauteloso conmigo, y creo que tiene algo que ver con su particularidad, me observaba como si esperara que le dijera algo cada vez que se movía, pero yo solo estaba encantado con cada gesto suyo. —¿Entonces? ¿Cómo te diste cuenta de que era él el elegido? —cuestionó Cian. —Obviamente debió de haber visto su marca de nacimiento —respondió Cyrus—. ¿Dónde la encontraste? —Él tuvo una crisis de pánico cuando Susan derramó sobre él las tazas de café de forma accidental, lo calmé y lo llevé a mi baño para que se cambiara, fue entonces que vi la marca en su cuello —contó. —¿La perfecta Susan derramó café sobre uno de tus invitados? —preguntaron ambos contrarios, sin creerlo. Era entendible en realidad, Susan no era otra cosa más que perfecta en su trabajo, y siendo un vampiro con buenos reflejos, ella perfectamente pudo haber evitado a su pareja. —Ya se ha disculpado, escuchó como Archie deseaba irse y yo obviamente no quería, lo hizo a propósito para darme más tiempo —explicó. —Uhm, necesito también una de esas para cuando viajo —pensó Cyrus—. Estoy seguro de que haría lo que sea para ayudarme a salir de las aburridas reuniones —expresó con su ceño fruncido. —Yo necesito una que ayude con el papeleo de los bares —pidió Cian también. —Entonces, ¿vamos? —preguntó Cyrus repentinamente. —¿A dónde? —preguntó Cedric frunciendo el ceño. —A conocer a tu pareja obviamente —respondió señalando la carpeta—. Por muy mediocre que fue la información que recibiste, la dirección estaba incluida y podemos ir a verlo, a estas horas de la noche ya debe de estar durmiendo —expresó. —Es cierto —apoyo Cian—. No nos habrías llamado simplemente para anunciarnos que has encontrado a tu pareja, tú también quieres ir a verlo. Además, ¿qué sucede si alguno de nosotros también se siente atraído por él? —Archie es mío —espetó inmediatamente, con fuerza, observando amenazadoramente a ambos hermanos. —Relájate —ordenó Cyrus—. Cian tiene razón, nosotros también podríamos sentir la atracción y no puedes negarnos la oportunidad de averiguarlo solo porque ya has decidido que es tuyo —indicó. —Lo sé —resopló no muy feliz—. Pero estoy seguro de que ninguno se sentirá atraído por él, al menos no en la magnitud en la que yo lo estoy —expresó. —Es probable, pero no perdemos nada con intentarlo —argumentó Cian. —Bien —forzó un suspiro fuera de su cuerpo. —¿Vamos en auto o corriendo? —preguntó Cyrus. —Auto, ninguno conoce la dirección ni cómo llegar —indicó Cedric antes de subirse al ascensor junto a los otros dos vampiros. —Podemos ir en mi auto, hoy tomé una simple camioneta —anunció Cian—. No me gusta arriesgar a mis bebes estacionándolo en el bar hasta altas horas de la madrugada —explicó—. La última vez intentaron robármelo y eso no volverá a pasar. —Los humanos se están volviendo más osados con nosotros —espetó Cyrus no muy feliz mientras subía junto a sus hermanos al ascensor—. Es hora de ver un estacionamiento privado —comentó—. Me hace falta uno también. —Comenzaré la búsqueda, pero ¿qué te hace creer que se trate de un humano y no un vampiro estúpido? —preguntó Cian, observándolo. —Que hasta el vampiro más estúpido sabe que no debe de meterse con ninguno de nosotros —respondió—. Los humanos, por el contrario, mientras unos nos temen hasta la muerte, otros nos odian a la misma magnitud —explicó—. Además, no le estoy defendiendo, pero si era un humano en necesidad, estos hacen lo que sea por conseguir algo de dinero, ya sea para alimento o sus vicios. —En eso tienes razón —asintió Cedric—. Ya hemos presenciado lo que están dispuesto a hacer y sacrificar algunas personas para seguir con sus vicios. —Es una suerte que nosotros no nos veamos afectados por la porquería humana de las drogas y alcohol, ¿no? —comentó Cian. —No, solo podemos caer en la sed de sangre y volvernos unos perdidos, unos vampiros peligrosos que cazan cualquier cosa —resopló Cyrus. Cuando las puertas del ascensor se abrieron en el lobby, los tres vampiros salieron, recibiendo inmediatamente una inclinación por los miembros de turnos que protegían el edificio y las personas que se quedaban en este, en los departamentos que ocupaban los primeros cuatro pisos disponibles para cada vampiro de su aquelarre que trabajara para alguno de ellos o en la cuidad. Saliendo del edificio, Cedric se sentó en el asiento de copiloto, Cian detrás del volante y Cyrus en los asientos traseros. —Bueno, tengo noticias —anunció tras ingresar la dirección en el GPS del automóvil—. Tu humano no vive realmente lejos de aquí, pero tampoco es exactamente en el mejor lugar, al menos no donde nosotros estamos acostumbrados a deambular —explicó dándole vida al auto tras girar la llave. —¿Es lo suficientemente bueno entre los humanos? —preguntó Cedric, confiando en la respuesta de Cian, era el que mejor conocía la ciudad y las calles después de todo. Manejar y cuidar de los clubes en los cuales los humanos y vampiros pueden ir a divertirse con cuidado le daba ese conocimiento. —Supongo que hay lugares mucho peores —respondió—. Considerando que trabaja por su cuenta, es un lugar… Bueno para él, mucho mejor que otros. —Estoy bien con eso —asintió conforme. —No, no lo estás —sonrió Cyrus en los asientos traseros—. Si no te gusta lo que ves, te angustiaras todos los días pensando en tu pareja y su seguridad hasta que logres convencerlo de que viva contigo en la mansión. Cedric frunció sus cejas sabiendo que aquello, era probablemente muy verdad, y eso le recordaba… —No sé si Archie sabe sobre los vampiros, y si está enterado, no sé si esta enterado de que yo soy uno —expresó. —Bueno, eso solo es otra complicación más —comentó Cian—. Aunque es imposible que un humano no sepa de nosotros en estos tiempos, especialmente de ti, que eres el dueño de grandes lugares y que constantemente está ayudando a los humanos —expresó. —Pero considerando su particularidad y que trabaja desde casa, está la posibilidad de que te conozca solo de nombre o que no lo haga totalmente, también eso podría significar que obviamente no sabe sobre ti siendo un vampiro poderoso —añadió Cyrus. —Solo espero que no tenga prejuicio sobre nosotros como algunos hacen —respondió observando a través de la ventana. No muchos minutos después, Cian fue disminuyendo la velocidad hasta que finalmente se detuvo frente a una casa roja de ladrillos un tanto extraña que tenía una puerta y una especie de escalera estaba frente a esta, dando acceso directo a una ventana. —Rodee la casa por detrás —explicó Cian—. Más fácil de invadir y no ser visto —se encogió de hombros. Bajándose junto a sus hermanos, Cedric observó a su alrededor y su frente su frunció levemente al contemplar como unas calles más abajo, la vida nocturna estaba en todo su esplendor. —Venga, vamos —empujó suavemente Cyrus antes de cruzar la calle. Siguiendo a sus hermanos, Cedric cruzó la calle también y observó como ambos vampiros intentaban abrir la puerta trasera y alguna ventana de abajo. —Bien, parece que se aseguró de cerrar bien el primer piso —anunció Cian y entonces comenzó a subir las escaleras de emergencia—. Excepto esta —dijo cuando la ventana se alzó fácilmente. “¿Y después se preguntan por qué los humanos temen tanto de nosotros y nos acusan de ser acosadores?” pensó Cedric con un bufido, pero eso no le impidió seguir a sus hermanos e invadir la casa de su pareja a través de la ventana. —Es alguien realmente limpio y ordenado —comentó Cyrus en voz baja una vez entró. Los ojos de Cedric observaron a su alrededor en la oscuridad, viendo perfectamente a través de esta. —Los zapatos —susurró Cyrus—. Sáquenselos o se dará cuenta de que alguien estuvo aquí —indicó y todos obedecieron. Cuando el pequeño bulto en la cama de se movió, Cedric inmediatamente le observó y contempló a Archie subiendo un poco más la manta para protegerse del frío que se colaba a través de la ventana abierta, la cual rápidamente cerró luego de ello. —¿Él es tu adorable humano? —preguntó Cyrus acercándose a su pareja junto a su otro hermano. —Bueno, si es tierno —comentó Cian—. Pero… —No está esa atracción —completó el menor de los tres. —Se los dije —espetó y se acercó a la cabecera de la cama para apreciar mejor el rostro de Archie—. Él es solo mío —sonrió suave mientras acariciaba su cabello rojizo sin poder contenerse. —Y de alguna forma él debe de saberlo o sentirlo —comentó Cian señalando el brazo que se asomaba sobre las mantas, rebelando la camisa que Cedric le había pasado para que se cambiara de ropa atrapada entre sus brazos. —Ahora… Solo debo de buscar una excusa para volver a verlo —murmuró sonriente.
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