Archie rodó a su derecha, luego a su izquierda, hasta que finalmente se recostó en su espalda y contempló el blanco techo de su habitación. Acomodando la almohada bajo su cabeza, giró su rostro para observar el despertador sobre la pequeña mesita de noche al lado de su cama y comprobó la hora.
Con suerte eran las siete treinta de la mañana y él no podía volver a dormir.
Ni siquiera había logrado dormir correctamente, porque durante toda la noche su cerebro lo acosó con preguntas respecto a la repentina huida de Cedric sin despedirse ni decirle nada, él simplemente tomó sus cosas y se fue.
Lily tampoco había sido de mucha ayuda al respecto, observándole con una expresión culpable y esquivando el tema quejándose de sus heridas, y cuando finalmente había terminado, esta se había desmayado
