—He estado en varios lugares, no crean que es por paseo o por turismo, no claro que no.
¿Por qué?
—Me escondo
¿De quién?
—Bueno, aquí comienza lo interesante, te hablé del infierno de mi madre al ser maltratada y toda esa vaina por mi padrastro.
¿De él?
—No, no me escondo de él; él está bajo tierra, pero desgraciadamente no por mi mano.
Que tal si me dejas contarte un poco desde el principio, para que me entiendas mejor.
No me preguntes más, porque si no te daré mucho espóiler y hay que dejar lo bueno para el final.
Cuando tenía 5 años mi madre se casó, no con mi padre, ella se casó con otro hombre, él tenía un hijo de 9 años. El primer año todo fue amor y felicidad, ya tenía un padre que me amara, tenía un hermano mayor que me cuidara y la felicidad no podía ser más grande, mi madre estaba embarazada.
Después del año de matrimonio la felicidad se acabó, mi padre humillaba a mi madre, le decía “gorda, fea, me das asco” y muchas frases tan asquerosas como él.
Mi hermano mayor ya no me cuidaba, él me miraba como si yo fuera la peor basura del mundo, en ese entonces yo no entendía mucho, solo era una niña que buscaba cariño en cualquier persona.
Y así pasaron los siguientes años humillaciones, maltratos, a veces hasta golpes.
Tuve suerte de ir a la escuela, mi padrastro no me lo quería permitir por ser MUJER ¿en qué siglo estamos?
Mi hermano menor fue influenciado por Marcelo, mi hermanastro y Ernesto mi padrastro.
Así es, después de ser mi padre y mi hermano mayor, deje de decirles así para llamarlos por lo que eran, pero ahora los llamó MIS DEMONIOS.
En fin llegué a la edad de 14 años siendo maltratada y utilizada como esclava por ellos tres, mi madre se dedicaba a trabajar para mantenerlos y al llegar a la casa no tenía descanso El Demonio la atormentaba.
Los siguientes años cambiaron, pero no para mejorar, sino para empeorar.
Mi mejor amiga murió, ella era la única que me escuchaba y me aconsejaba a denunciar a Los Demonios, pero tenía miedo de lo que me podían hacer.
La primera vez que pedí ayuda, el policía quiso violarme, pero mi madre me defendió, siendo ella a quien la violó frente a mis ojos.
No olvido esa imagen, no olvido los gritos de mi madre, esa sensación en mi cuerpo que en ese tiempo no lo entendía.
Me sentí con asco, con miedo, mi corazón se salía del pecho, quería llorar, pero no podía, estaba en shock, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo.
Mi madre gritaba que tapara mis ojos, pero mi padrastro me agarro mis manos y susurro a mi oído “mira para que aprendas maldita perra”.
Su esposa estaba siendo violada frente a sus ojos y él solo quería que una niña de 9 años aprendiera ¿a qué? ¿A dejarse violar?.
Cuando cumplí los 15 años Joel mi amor platónico, mi primer amor me pidió ser su novia, claro dije que sí, sabía que en mi casa vivía un infierno, pero quería tener un poco de felicidad.
No porque mis Demonios mostraban lo peor de un ser humano, no significaba que no conociera el corazón puro y honesto.
A Joel lo conocía desde Kínder igual que a mi amiga Fernanda, él me mostró todo lo bueno, claro él no sabía el infierno en el que yo vivía, a pesar de conocerlo no pasaba tiempo con nosotras, eran contadas las veces que se acercaba para platicar.
Después de la muerte de Fernanda, él se acercó más a mí y fue ahí donde él se convirtió en mi paño de lágrimas, después de contarle todo el infierno él quiso ayudarme llevándome a su casa, pero no podía dejar que le hicieran daño a mi madre, ya que ella siempre me protegió.
Cuando cumplí los 16 años teníamos todo planeado mi madre en vez de regresar a casa después del trabajo, se marcharía con lo ahorrado de un año y yo me iría con Joel donde su padre a otro país.
Pero el destino tenía otros planes.
7 De marzo
Día 1 de mi Dulce infierno
Nos encontramos en casa de Joel, nuestros viajes sería al siguiente día, su padre pensaba que yo estaba embarazada, por eso Joel me llevaría con él, ya que mis padres me corrieron de casa, era la mejor idea que nuestras cabezas lograron planear.
Su madre no estaba muy de acuerdo, pero no abandonaría a su primer nieto y aceptó.
En ese momento era feliz, logré escapar del infierno en que vivía y para celebrar nuestra felicidad me entregué a él, gracias a mi madre ningún hombre abusó de mí, mi virginidad estaba intacta y que mejor entregársela a ese chico que me amaba y que hacía mis días más llevaderos.
Entre beso y beso, entre caricias y besos, llegamos a la parte donde ninguno tenía ropa.
Los dos éramos unos adolescentes con las hormonas alborotados, unos inexpertos, pero nos amábamos y con el tiempo hasta podíamos ser unos expertos en el ámbito del sexo y no solo del corazón.
Amaba a ese chico, planeamos nuestra boda, el nombre de nuestro primer hijo, planeamos toda una vida juntos.
En aquella cama los dos desnudos volviéndolo unos solo, experimentando por primera vez el que era hacer el amor, me penetraba con todas sus fuerzas, sentí sus muslos tensarse al llegar a su orgasmo, sentí llenarme con su semen y eso era mucho más excitante.
Él no dejo de embestirme, sabía que yo no había llegado al mío.
Esa fue la mejor sensación que tuve en toda mi vida tenerlo encima con el cuerpo sudado, besando cada parte de mi cuerpo, con cada momento sentía una corriente recorrer todo mi cuerpo e instalarse en mi vientre bajo, sentí como un placer explotaba haciéndome gritar.
En ese momento la puerta de la habitación de Joel fue abierta, una nube negra se instaló sobre nosotros, nuestros cuerpos que habían estado calientes en ese momento temblaban de frío.