Ocho años después…
Solo puedo fijarme en el caos que hay alrededor de la novia, pero ella se mantiene tranquila, con los ojos cerrados y una sonrisa radiante.
Mis manos están haciendo maravillas con su cabello, ella ha elegido el estilo que quería, pero yo le di un par de consejos de acuerdo al vestido que llevará en su día especial y lo aceptó.
«—Sorpréndeme.», me dijo emocionada y yo solo puedo complacerla para que se sienta segura y feliz, después de todo hoy es su día.
—Lauren, ¿te gustaría estar en la fiesta? —me pregunta ella cuando voy terminando los detalles en su cabello.
—Gracias, pero mañana tengo otro compromiso temprano… primavera es sinónimo de bodas.
—Es la mejor época para casarse en Nueva York —me dice con una sonrisa—. Encontrarte fue un milagro, me encantaría agradecerte de alguna otra forma.
—Con el pago que me ofreciste, es más que suficiente —coloco la última flor en el cabello de la chica y admiro satisfecha mi trabajo—. ¿Quieres ver?
—Todavía no, vamos con el maquillaje a ahora —dice aplaudiendo emocionada.
Veo la hora, hemos hecho un excelente trabajo por aquí en poco tiempo. Lo cierto es que cuando las clientas te dejan hacer el trabajo, siempre es más rápido.
Aprendí a leer a las personas, en parte para que no me vuelva a pasar lo mismo de hace ocho años y porque en este trabajo, te toca lidiar con novias que son muy indecisas. Esa indecisión, suele retrasar bastante.
Por lo mismo, me he hecho un catálogo en línea, con cada uno de los peinados que he hecho, el maquillaje y eso me ha ayudado a mostrar mi talento, pero también me ha ayudado a que las novias, damas de honor, madres, tías… en fin, toda la comitiva femenina de una novia, se sienta a gusto.
No es solo lo que crees que te viene bien de peinado, es que debe combinar con la ropa que usarás, tu rostro, tu estatura, tu complexión… yo no solo voy y peino, soy una estilista en toda regla, así que me tomo mi trabajo muy en serio.
Cuando termino el maquillaje de aquella mujer, ella suspira y me mira nerviosa.
—Si no te gusta el maquillaje, lo podemos cambiar, pero para esos bellos ojos, te juro que no hay uno mejor —le sonrío, doy vuelta la silla para que quede frente al espejo y ella se queda con la boca abierta.
Esa es la reacción que amo, porque una mujer muy difícilmente puede llegar a apreciarse del todo. Pero en su día especial, solo quieren verse maravillosas, irresistibles, inolvidables…
—Lauren —se lleva las manos a los labios y yo le acerco un pañuelo—. ¿Ni siquiera me vas a regañar porque voy a llorar?
—No, es tu día, puedes hacer lo que quieras… y solo uso maquillaje de calidad —le guiño un ojo—. Ni aunque termines en la piscina se va a salir esa máscara de pestañas o el delineador.
Busco en mi maleta una pequeña bolsa hermética con algunas toallas desmaquillantes, se la entrego junto a una crema humectante.
—En verdad eres un tesoro. Te voy a recomendar con todas mis amigas y desde ya te digo, que cada cena importante, te llamaré.
—Y ya lo sabes, si no tienes idea qué ponerte, también me puedes llamar.
—No sé cómo no te encontré antes —me da un abrazo y luego vuelve a mirarse al espejo.
Comienzo a guardar mis cosas, pero aparece su madre, quien dijo que tenía su propio equipo de belleza, pero la veo tal como cuando llegué hace hora y media.
—¡Mamá, todavía no estás lista! —pero la mujer mira sorprendida a su hija.
—Te ves hermosa…
—Sí, todo lo que quieras, pero ya deberías estar con tu equipo, ¿no?
—Ese es el problema, no vendrán… por eso vine para ver si la muchacha…
—Lauren, se llama Lauren, mamá —me mira como preguntándome si puedo, asiento levemente y ella responde por mí—. Mi amiga Lauren te puede maquillar, peinar y todo eso, pero deberás pagar por su tiempo.
—El doble, el triple… pero sé que hará maravillas.
—Ok, la tarifa normal es más que suficiente —tampoco soy de esos buitres, hay cientos de cosas que no aprendí de mis padres… muertos—. Y le advierto, no podemos hacer un peinado genial, porque la boda es en una hora, pero haremos lo mejor posible.
—Gracias… confío en ti, totalmente.
La novia le deja la silla libre, mientras las damas de honor llegan para ayudarle con el vestido y no dejan de alabar lo hermosa que se ve. Mientras, examino a la madre, quien ya va vestida para la ocasión, así que comienzo a mover las manos de una vez.
A pesar de que iba a ser alguien muy diferente, amo este trabajo, porque al menos puedo ser realmente valorada por mis talentos y no por mi apellido ni cargo en la empresa de mi…alguien.