Capítulo 1

434 Words
La mañana se presentaba bastante dulce, por así decirlo, con los rayos del sol que irradiaban calidez sobre mi rostro de manera agradable. No me sentía incómodo en absoluto; incluso la sábana se sentía tan suave contra mi piel que parecía estar fusionada con ella. Sin embargo, esto me confundía. Desde cuándo tenía sábanas tan suaves, me pregunté en voz alta, perplejo, dado que apenas tenía suficiente dinero para sobrevivir, mucho menos para comprar sábanas nuevas. Decidí abrir los ojos. Quizás en algún momento, mi madre había tenido la amabilidad de comprarme algo así, aunque lo dudaba. Mi madre siempre había sido conocida por ser tacaña. Además, con mis escasos recursos, no me vería gastando dinero en eso. Dejando de lado mis divagaciones sobre si eran o no mis sábanas, abrí los ojos. Lo primero que vi fue una mesita de noche en perfecto estado, sin una pizca de suciedad, y junto a ella, un hermoso florero-lámpara que iluminaba con calidez. Mi curiosidad se expandió. Me incorporé sin entender dónde demonios me encontraba, y aún sin haberme despertado del todo. Una vez abrí completamente los ojos, parpadeé. Mi mirada se dirigió rápidamente a mi alrededor, y me di cuenta de que no estaba en mi casa. —¿Dónde estoy? —me pregunté en voz alta, confundido y sin entender. Me mordí el labio, sin comprender absolutamente nada de mi situación actual. Sentí algo frío en mi dedo; al alzar la mano, mis ojos se abrieron de par en par al ver un hermoso y plateado anillo que lucía en mi dedo. —¿Por qué tengo esto? —me cuestioné, pero mis dudas no se disiparon, ni siquiera cuando me levanté y caminé sobre una bonita alfombra azul hasta llegar a la puerta. Me encontraba en un pasillo completamente desconocido, con múltiples puertas a mi alrededor. No sabía si debía ir a la derecha o a la izquierda. Temía que terminaría en la casa de algún vecino, o peor aún, en un lugar completamente desconocido. No tenía la más mínima idea de dónde podía estar, así que me miré a mí mismo en un espejo que estaba en el pasillo. Descubrí que estaba desnudo, cubierto únicamente por una sábana blanca. Abrí y cerré la boca, tratando de comprender por qué estaba desnudo, pero no lograba recordar nada al respecto. Mi cabello estaba suelto y mi maquillaje corrido. Me veía como un mapache que hubiera entrado corriendo en una casa ajena. —Dios mío, ¿qué hice? —me pregunté, sin encontrar respuestas a pesar de que exploraba a mi alrededor con la mirada.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD