Capítulo 1

797 Words
Nueva York, Nueva York. Actualidad.  - Esta es la última caja - Kyle dejó caer una caja de cartón con mis últimas pertenencias en el piso de mi habitación en el departamento de Jacob. Mi cama, muebles y ropa ya la habíamos llevado unas semanas antes. - Gracias - suspiré. Había sido un día agotador. Estaba a tres días de iniciar mis clases en la NYU y tenía que adaptarme a la ciudad en ese tiempo. No estaba muy segura de si iba a lograrlo, pero... decidí que creer en mi misma era un buen punto de partida. - Demonios - masculló Kyle en voz baja. - Voy a extrañarte. Dime cuándo te alenté a venir, porque ahora mismo parece una pésima idea. - Tú me conseguiste la entrevista, ¿lo olvidas? Odiaba tener que dejar a Kyle. Bueno, quizás la palabra "dejar" era un poco grande, porque ni siquiera estábamos realmente juntos. Salíamos, pero no era oficial, a pesar de que nos habíamos dicho la gran palabra, esa que hace todo más... ¿serio? - Lo sé y estoy orgulloso de lo que lograste - él hizo una mueca. No parecía muy convencido. - Eres la mejor, Cassandra Green - me envolvió entre sus brazos y plantó un beso en mi mejilla. Suspiré e intenté disfrutar del momento, antes de lanzar mi discurso. Me separé de él y me puse de pie. - ¿Qué sucede? - preguntó ceñudo. - Estoy nerviosa. - Lo harás de maravilla - sonrió y se puso de pie también. Me alejé unos pasos porque no quería que me abrazara. - Me estás asustando, Cass. - Kyle, yo... he estado pensando - hice une mueca y él me miró con ojos como celdillas. - Y creo que, ya sabes, estaremos tan lejos el uno del otro... - Son solo un par de horas, no es como que estés al otro lado del país. - Lo sé, pero de igual modo - me mordí el labio. - Yo estaré con mis clases, y tú con las tuyas. Tu familia y tus amigos están en Filadelfia y yo debo encontrar mi propio... camino. - ¿Me estás terminando? - Creo que lo que sea que tenemos... debe terminar - solté con la voz temblorosa. - ¿Qué? - Que no va a funcionar - me crucé de brazos y bajé la vista. Realmente odiaba tener que hacerlo, pero ¿Qué otra opción teníamos? - ¿Te estás escuchando? - preguntó con la voz rasgada. - ¡Cass! - Lo siento... Él cerró los ojos y se volteó, llevándose las manos a la cabeza. - Lo sientes - soltó una risa dolorosa. - ¿No crees que pudiste decirme esto antes de que...? ¿Sabes qué? Olvídalo. - Kyle - me acerqué y lo tomé por los hombros. - Sabes lo que siento por ti, pero... He soñado con esta nueva vida por tanto tiempo. - Y yo solo estaría interponiéndome, entiendo - rodó los ojos. Sentí fuertes ganas de llorar, sin embargo, decidí tragarme las lágrimas. No era hora de parecer débil. Confiaba en que era la mejor decisión. - Te lo dije - tragué saliva con fuerza. - Te dije que no podemos estar juntos. - Eso fue al inicio del verano - gruñó. - Después de todo lo que atravesamos juntos, Cass. Después de... - Perdón - agaché la cabeza y di un paso atrás. - No, perdóname a mí. No quería hacerte perder tiempo. - agarró su saco y salió del cuarto dando un fuerte portazo. Cerré los ojos y solté un suspiro muy pesado. Escuché claramente cómo Kyle encendía el motor de su carro y desaparecía al final de la calle. Una lágrima cayó por mi mejilla y la sequé con rapidez. Era tonto pensar que después de todo, nosotros íbamos a funcionar como una pareja normal. Ni el amor que sentía por él me iba a llevar de regreso a Filadelfia. Y era egoísta, pero... tenía que pensar en mí de una vez por todas. Kyle iba a estar bien, o al menos eso quería pensar. - ¿Qué ha sido todo eso? - Jacob, mi primo, estaba parado fuera del cuarto con una mirada confusa. - No estoy segura - me tembló la voz. - ¿Una ruptura? - otra lágrima me recorrió el rostro. - Oh, Cassie - él se acercó y me envolvió entre sus brazos. - Lo siento tanto... - No, no importa - me sequé las lágrimas y le sonreí. - Estoy bien, es lo mejor. - ¿Segura? - me miró con la cejas curvadas. - No pareces bien. - ¿Qué dices? - reí. - Estoy perfectamente. Además yo terminé con él. - ¿Y por qué lloras? - Porque lo amo - me mordí el labio. - Nunca voy a entender a las chicas - hizo una mueca. - Es una larga historia - suspiré. - Además, no quiero una relación a larga distancia. - De acuerdo - asintió con la cabeza. - No llores. - Ya no estoy llorando... - ¿Y por qué veo una gota caer por tu mejilla?
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