Capítulo 2

1321 Words
Desperté antes de las seis, puesto que los nervios no me estaban permitiendo dormir. Aquel era el día, mi primer día como universitaria. Estaba feliz, debo admitirlo. La ciudad de mis sueños, la carrera de mis sueños. Nadie ni nada podría arruinarme eso. No iba a dejar que los fantasmas de Filadelfia me distrajeran de lo que sería el año de mi vida.   A las ocho menos diez, me encontraba caminando por el campus, directo a la Facultad de Arquitectura de la NYU. Todo en las calles de Nueva York era inspirador, la arquitectura, el aire, las personas. Me sentía dentro de un sueño. Y ni hablar del campus. Era como estar en el mismísimo cielo. Mi teléfono vibró dentro del bolsillo de mi saco. Era Candace.   -      Hola – sonreí, pegándome el teléfono a la oreja. -      ¡Es tu primer día! – gritó tras la línea. -      Me vas a dejar sorda, hermana – reclamé. Ella soltó una pequeña risa. -      No puedo creer que lo hayas logrado – siguió. – Estoy orgullosa. -      Todavía ni entro – rodé los ojos. – Puedes decirme eso cuando me gradúe, ¿vale? -      Está bien, gruñona – resopló. – Solo quería desearte buena suerte. -      Gracias, Candie. -      Y… -      ¿Y? -      Ayer hablé con Kyle – su voz sonó tensa. Un escalofrío me recorrió la espalda. – Está muy desanimado, Cass. ¿No has pensado en llamarlo? -      No – hice una mueca. – Quiero que las cosas se enfríen, se tomó muy mal lo que le dije. -      Lo cortaste, Cassandra, nadie se lo tomaría bien – reclamó ella. – Él realmente te quiere. -      Candie, ni siquiera éramos novios – me mordí el labio. – Lo mejor es estar separados, no quiero distraerme de la universidad y mucho menos intentar mantener una relación a distancia. Acepta que no iba a funcionar, es mejor terminar todo ahora. -      ¿En serio crees eso? -      Sí, Candace. -      Creí que ibas en serio con él, creí que te gustaba lo suficiente – reclamó. – Le has roto el corazón. Suspiré mientras atravesaba el umbral de la entrada de la facultad y me ubicaba junto al grupo de mis nuevos compañeros.   -      Tengo que irme – bajé la voz. – Nos va a recibir el guía. -      Llámame cuando tengas tiempo – pidió. – Quiero saber cómo va todo. -      Lo haré – tragué saliva con fuerza. – adiós.   Corté la llamada y me acerqué más al grupo de personas de mi carrera. Había alrededor de veinte chicos y chicas de mi edad, agrupados y charlando en voz baja frente a un pequeño e improvisado podio junto a las escaleras.   -      Ten – una chica, que al parecer era una de las guías, me entregó un broche verde. – Los de Arquitectura deben llevarlo, así los reconoceremos. -      Gracias – sonreí y puse el broche en mi blusa.   Frente al grupo había un chico alto, de cabello n***o y hombros anchos. Se volteó para saludarnos y fue entonces cuando tuve que sostenerme de una chica a mi lado. ¿Philip era mi guía? Él me miró y no fue capaz de hablar.   -      ¿Estás bien? – masculló la muchacha que estaba a mi lado. Yo la había tomado del brazo para no caerme. – Estás muy pálida… -      ¿Cassandra? – Philip dijo mi nombre con la voz entrecortada, y no dejaba de mirarme.   Sentí náuseas. Esto tenía que ser una mala broma. Philip era el inicio de todo, de todo el desastre de mi vida. Mi exnovio, el que se acostó con Candace por despecho. El que rompió mi corazón y mi me separó de mi hermana. Apreté los puños, ¡lo detestaba tanto!   -      Ha pasado mucho tiempo – caminó hasta mí y mantuvo una sonrisa en su rostro. ¿Cómo se atrevía siquiera a sonreír? ¿Cómo podía actuar como si todo fuese bien? ¡Había destruido mi vida y me estaba sonriendo! ¿Quién se creía que era? -      Estoy bien – mascullé a la chica a mi lado. No quería responderle a Philip y bajé la vista, rogando al Cielo que desistiera de hablarme y entendiera que no quería ni mirarlo. -      Cass – repitió. – No tenía idea de que estarías aquí… -      Sí – dije haciendo una mueca. Lo miré frunciendo el ceño. – Qué sorpresa.   Él me miró a los ojos y asintió con la cabeza. Dio unos pasos atrás y se dirigió a todo el grupo.   -      Bienvenidos a esta, su Universidad. Mi nombre es Philip, soy alumno de tercer año y como parte del comité de estudiantes de la carrera de Arquitectura, soy el encargado de mostrarles el campus y la facultad.   […] Me senté en una de las bancas de madera del campus, cuando el reloj marcaba el mediodía. Temblaba y no hacía frío. Había pasado toda la mañana con un grupo de mis compañeros y Philip. Me sentía fatal por dos razones. Número uno: Philip iba a arruinar mi año, y no quería dejarlo, pero el tan solo verle la cara me ponía de un humor de perros insoportable. Número dos. No tenía con quién hablar del tema. No iba a decirle a Candace, no me parecía apropiado. Y no tenía a nadie más. Quizás Nate, pero no quería molestarlo. Y para qué mencionar a Kyle, estaba molesto conmigo y entendía eso. No iba a fastidiar a las personas que quería solo porque el bastardo de Philip se había atravesado en mi camino.   Suspiré y agarré mi teléfono para mensajear a mi primo y decirle que estaría en el departamento a las cinco. Cuando levanté la vista, una chica y chico se acercaron a mí. La chica era preciosa, tenía rasgos asiáticos y una brillante sonrisa. El chico también parecía a******o y ambos lucían nerviosos. Tenían mí mismo broche, debían ser mis compañeros. -      Hola – sonreí una vez que se detuvieron frente a mí. -      Hola, soy Jenn – saludó la muchacha. -      Yo soy Ryu – dijo el chico. -      Soy Cassandra – me presenté. – Veo que están en Arquitectura. -      Sí, te vimos aquí y nos preguntamos si quieres ir por el almuerzo con nosotros – masculló la chica. – Solo si es que no tienes planes. -      Está bien – asentí con la cabeza. – Me encantaría ir con ustedes. -      Genial – sonrió Ryu. – Vamos, el comedor está por aquí. Me puse de pie y los seguí. Algo me decía que eran buenos chicos, y no quería negarme a pasar el almuerzo con ellos. Era mucho mejor que estar sola, con la cabeza llena de dilemas y con hambre. Además, debía encontrar nuevos amigos y ellos parecían buena gente. No perdía nada con intentar. Mi teléfono vibró en mi bolso y lo revisé. Era un mensaje de Kyle. “Buena suerte en tu primer día. ¿Vendrás a Filadelfia este fin de semana? Nate quiere organizar algo por el cumpleaños de Candace. Kyle.” Sentí una punzada en el pecho. Kyle acababa de textearme. Con los dedos temblorosos respondí el mensaje. “Gracias. Estaré ahí el viernes por la noche. Cass” No estaba segura de qué significaba todo aquello. Según Candie, Kyle tenía el corazón roto y estaba muy mal; además había hecho un escándalo cuando le había dicho que debíamos terminar. ¿Por qué rayos iba a preguntarme tal cosa cuando Nate pudo haberlo hecho sin problemas? Alcancé a Jenn y Ryu en la entrada del comedor. -      ¿Todo bien? – preguntó Ryu, con el ceño fruncido. -      Sí, ¿por qué? – intenté sonreír. -      Estás… llorando – Jenn hizo una mueca y me llevé las manos al rostro para secarme las lágrimas. Había comenzado a llorar en silencio y no lo había notado. Kyle me afectaba demasiado. Mi corazón saltaba en mi pecho y me sentía terrible. -      Es la… alergia – improvisé. – Nada de qué preocupare. Jenn sonrió y Ryu abrió la puerta. Tenía que aprender a controlar mis lágrimas.  
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