Narra Mahina Clinton
Jeremy y yo, deleitamos de una linda charla, actualizándonos sobre nuestros días alejados, hasta que tuvo que regresar a la mansión, cuando uno de sus hombres lo buscó porque su padre quería hablar con él.
Yo le dije que vaya con calma, por lo tanto, seguí con mi paseo.
Caminé hasta un columpio viejo, que era de él cuando era niño, y me senté maravillada, porque desde ese punto se podía contemplar en frente, el enorme campo verde y florales de las largas hectáreas.
—Es una grandiosa tarde —comentó Jackson tomándome desprevenida por detrás.
Me giré a verlo, y asentí.
—Sí —contesté.
—Y… ¿Entonces de verdad están saliendo? ―dijo Jackson, sentándose a mi lado.
El columpio era diseñado como para dos personas, así que nos acomodamos tranquilamente. Jeremy, una vez me
