Narra Mahina Clinton
—Mahina…, Mahina —Jeremy me abrazaba por detrás y me removía para levantarme. Aún nos encontrábamos desnudos bajo las sábanas, dentro de la pequeña casa—. Debemos despertar, mi pequeña dormilona.
—No… —susurré, girándome en mi propio eje, para detallar sus cálidos ojos celestes. Me sentía tan bien que no quería levantarme. Jeremy, ante mi acto, se ruborizó tanto como su cabello—. Eres lindo cuando recién te despiertas. ―Divertida, toqué las puntas de sus mechones y lo molesté―: Me agrada este peinado alborotado.
Jeremy rio avergonzado y luego se lo acomodó rápidamente. Él era identificado por ser un chico que se mostraba constantemente a la perfección. Su aspecto siempre era pulido y distinguido, por ello, supongo que se había sentido en desventaja ante mi.
—No sie
