Me enamore de ti

Un nuevo año, un nuevo día y un nuevo inicio para algunos. Sin embargo, para mí, es lo mismo. Soy Chloe y con mi papá acabamos de mudarnos a Madrid porque este año hizo contrato con Alexis O’Donnell, un entrenador y boxeador profesional de las ligas mayores de Madrid, por lo que aquí estamos. Mi padre es boxeador y mi madre es doctora, ella se ha quedado en Sevilla, en donde vivíamos porque mi hermana menor está internada en el Hospital Central. Se suponía que vendrían antes pero creo que se han equivocado haciendo los documentos para el traslado. Quedó en coma hace medio año atrás en un accidente de coche. Yo iba manejando y ella iba a mi lado. Ángela estaba de cumpleaños y mi padre me había regalado un auto un mes antes por mi cumpleaños número dieciocho, por lo que salimos a una fiesta que había armado Peter ese día y al volver era de madrugada y un tipo se cambió de lado e iba a tanta velocidad que no hubo tiempo de cambiar de vía, por lo que intenté esquivarlo pero dio justo en el lado derecho de mi coche y no pude evitar que golpeara el lado de Ángela, después del choque todo fue confuso. Perdí la conciencia y desperté a las dos semanas por lo que mi madre me dijo, enterándome de que mi hermana de diecisiete años había entrado en coma y que estaba en riesgo vital aún, sin síntomas de querer despertar o siquiera mejorar. Pasó dos meses en terapia intensiva y no podía entrar a verla. La razón era que aún se encontraba muy magullada y cuando me habían dejado entrar, quise morir literalmente al ver su cara y sus brazos. Por lo que tuve que esperar y también debía mejorar del accidente. Me había roto dos costillas porque a pesar de ir con el cinturón de seguridad, el impacto fue muy fuerte y las secuelas que dejó fueron feas, sin embargo, no sentía dolor. De hecho no sentía nada. De primera mis padres pensaron lo peor al ver que luego de enterarme de que Age estaba mal, deje de hablar por completo. Solo quería escuchar que mi hermana había despertado y que estaría igual de sonriente que siempre. Sigo deseando eso para que logren irse las benditas pesadillas que gracias a Dios, se han reducido más... Aunque era de esperarse, ya han pasado seis meses. Las esperanzas iban cayendo hasta que al llegar al cuarto mes el doctor se dio percató que su cerebro se estaba deshinchando y que había probabilidades de que tal vez si volviera a despertar, aunque era un poco baja según decía, pero valía la pena aferrarnos a esa esperanza. No me separe de su lado luego de que pasaron los dos primeros meses. Me la pase junto a ella cuando la trasladaron a una habitación privada y me quedé día y noche cuidando de ella. Por mis buenas calificaciones pasé de curso. A pesar de los intentos fallidos de mi madre al intentar llevarme a casa o volver al instituto era una misión imposible. Por lo que al llegar al segundo mes decidieron que yo me quedaría a su lado. Colocaron una cama junto a la de Angela y esa fue mi casa durante cuatro meses más o menos, descontando los otros dos meses. Hasta que un día papá llegó diciendo que le ofrecieron un nuevo contrato, pero que tenía que venir a Madrid. Fue una decisión difícil, sin embargo, no estábamos en las condiciones de decir que no a un trabajo que pagaría mucho más de lo que le pagaban allá en Sevilla. Por lo que aceptó. Antes de que pasara el accidente teníamos una muy buena posición económica, mi madre tenía su auto, mi padre el suyo, teníamos una casa de dos pisos, muy hermosa y tanto Angela como yo asistíamos al Liceo Francés de Sevilla el cual es privado, uno muy bueno debo decir. Nunca fuimos de muchos amigos, siempre éramos ella y yo contra el mundo. Nos llevábamos bien con todos los de nuestro curso pero de ahí a compartir fuera de clases nunca nos llamó la atención. Pero a pesar de siempre rechazar sus propuestas al ocurrir lo del accidente habían algunos que nos iban a ver al hospital y siempre valoré eso. Porque a pesar de no haber sido lo suficientemente sociable algo habremos hecho bien para agradarles y que se tomaran su tiempo para ir a vernos. Yo ahora voy en mi último año al igual que Ange. Sin embargo, yo soy mayor y quedé en el mismo curso que Ángela porque nací a mitad de año por lo que tuve que esperar para entrar al colegio junto a mi hermana. Luego del accidente tuvimos que ocupar mucho dinero, tanto para mí como para Ángela, nunca hemos tocado fondo por el hecho de que mi padre no se dejó hundir, porque sabía que si dejaba de trabajar para el boxeo no podría ayudar a mi hermana, al igual que mi madre, por lo que todos pusimos de nuestra parte. Mientras yo cuidaba a Ángela, mis padres trabajaban. Mi madre pasaba varias veces en el día sonrientemente, pero sabía que era agotador para ella el estar de allá para acá, por otro lado mi padre tenía entrenamientos duros, sin embargo, todo valía la pena al final del día por Ángela quien sabíamos que estaba luchando por despertar, así como nosotros estamos luchando para que despierte y podamos cumplir nuestros sueños juntas. Ahora me encuentro aparcando frente al Liceo Europeo, aquí las clases inician en septiembre por lo que estamos casi entrando a la estación de otoño, aún queda un poco de verano y es notorio. Al quedar bien estacionada me fijo en que hay muchos chicos y chicas afuera, hablando y de seguro buscando a sus amigos. Resopló una vez más para abrir mi puerta, en donde inmediatamente veo miradas caer hacía de seguro el nuevo auto. Tomo mi mochila roja de marca Jansport del asiento del copiloto antes de salir por completo y cerrar con el control del auto. Me acomodo la mochila en mi hombro derecho y comienzo a caminar en dirección a la entrada. Ahora con las miradas puestas en mí. Por lo que siento. Mi padre vino a inscribirme hace unas semanas atrás por lo que dejo dicho al director que si podía ser posible que yo saliera a veces sin avisar y sin mi apoderado, le explico la situación y el director dijo que no tendría problema que dejará constancia de la situación y que dejaría avisado a los profesores que yo estaba autorizada a salir de la sala de clases, por lo que estuve conforme. Mi padre había pasado ya a dos Liceos antes, sin embargo, uno no entendió mi situación y el otro estaba muy lejos del Hospital al que trasladarían a Ángela, por lo que quedaba este y otro más. Camino por un pasillo buscando mi casillero pero al girar a la derecha alguien me golpea fuerte haciendo que pierda el equilibrio y caiga de trasero al piso. Un poco aturdida por el impacto veo que hay un montón de libros y hojas sobre el piso, los que por deducción creo que son de la persona que también se encuentra en el piso. —¡Dios!, ¡Lo lamento tanto! — exclama un chico o más bien hombre frente a mí con unos lentes de pasta color n***o que le hacen ver increíblemente atractivo (Chloe concéntrate), me riño al percatarme que sigue hablando…