Un amor fuera de servicio

Capítulo 3

¿Lynna?

Apenas escuché la voz de mi madre detrás de la puerta me levante de un brinco corriendo a la puerta, al abrir su gran maquillaje captó mi atención luego lo hizo el bebé de un año en sus brazos. El pequeño Elios me miró con una sonrisa enorme, de la familia soy su favorita, quizá porque soy la persona con la que más convive o soy divertida, quien podría decirlo.

—¿Puedes cuidar a Elios? Voy tarde al trabajo.

Sostuve al bebé en mis brazos, ni siquiera sabía porque me preguntaba, no es como si tuviese algo más que hacer o me estuviese preguntando. No tenía otra opción que aceptar, para ella, se despidió asegurando llamar a la hora de almuerzo; mi madre trabaja en un pequeño local donde lo balancea entre un gabinete y academia, la mujer es una experta en maquillaje, uñas, peinados y lo que se proponga. Me hubiese gustado heredar algo de ese talento, soy torpe, merecedora de cada palabra, si me lo proponía lo único que lograría sería no salir muerta.

Aún falló en eso, siempre están a punto de atropellarme, secuestrarme. Mi vida es una montaña rusa sin fin de desgracias.

—Lara —llamé a la chica en mi cama —, Ya amaneció.

—Si no lo veo, no lo creo —cubrió su cara con la almohada cercana a ella.

Voltee los ojos y mejor baje a la cocina a preparar un desayuno, cocinar con un niño en brazos es muy difícil, o se mueven mucho o quieren tocar justo lo que esta caliente. Con mi café con leche, galletas y queso me senté en la mesa, hice pedazos las galletas para mojarlas en la bebida poniendo pedacitos de queso, dos cucharadas para el bebé y una para mi.

Elios tiene un gran apetito, la criatura es un gordito precioso con un genio de los mil demonios para su temprana edad, es mi compañía a final de cuentas. Con él bailo, escucho música, disfrutamos del comer, dormimos, también es él primero en saber mi gusto por Denver, es casi como mi mejor amigo; lo bueno de contarle ciertas cosas es que no me puede juzgar ni ver mal.

Al cabo de una hora dejando todo limpio en la cocina cuando estaba viendo videos infantiles mi mejor amiga hizo acto de presencia, su cabello azul estaba en un moño desordenado y sus ojos apenas se mantenían abiertos. Me reí de verla bajar de sentones las escaleras. Niña loca.

—Buenas noches —bromee.

—No seas cruel —puchereo sentada al final de los escalones —, Hace mucho no dormía tan bien.

Negué prestando atención al televisor pero los minutos pacíficos acabaron cuando Hanna asomó sus cabeza por la ventana, su rostro rojo del coraje.

—¿No te sirve la maldita boca para avisar que estarás acá?

La de ojos grises le ve con fastidio antes de responder con sorna —Pero si lo hice, le avisé a mi papá.

—Muévete a la casa —ordenó —, Iré a hacer unas compras y cuando regrese espero estés ahí.

—Que Dios me acompañe si te desobedezco —dice a quien se ha dado la vuelta para marcharse pero se detiene al oírla hablar —, Oye estafadora, pórtate bien.

—Detente —me giró a la joven con el ceño fruncido.

—Hablamos más tarde —con eso se marcha dejando el mal ambiente.

Odio que se peleen en frente de mí, están tan acostumbrados a sacarse de quicio que ya no miden lo que dicen. No suelo meterme porque no es de mi incumbencia, pero si lo hago cuando tengo que hacerlo, Hanna no es una persona muy cuerda cuando esta enojada y si una vez le lanzó un ventilador por la cabeza no imagino cuánto daño podría ocasionarle la próxima vez.

—¿Te preparó algo de comer?

Ella niega caminando hacia mi y luego se sienta —Nah, hay algo más importante que comer —enarco una ceja. Larisa no es de las que cree en eso, es una fanática de la comida —. Mínimo en un mes termino de reunir el dinero para comprarme otro celular, hacemos arreglar la pantalla del mío y ya tienes uno nuevo ¿qué dices?

Hice un puchero —Que eres la mejor persona en el mundo y no se como di contigo o si te merezco.

Me abrazo dejando un beso en mi sien —Eres mi hermana, haría hasta lo imposible por verte feliz.

Se formó un gran nudo en la garganta, una de las cosas que me hace sentir insegura a su lado es el hecho de no poder devolverle todo lo que ella hace por mí y todo por no tener un trabajo, si tuviese dinero le hubiese comprado una casa para sacarla de aquella casa y pudiese vivir tranquila sin tener a su madre en su espalda molestando sin cesar. Podría crear un lugar seguro con tal de mantenerla a salvo y tranquila.

Porque la amo y lo único que quiero en esta vida es que este bien.

Nos quedamos cuidando de Elios hasta que mamá llegó y la suya no es que ambas fuesen amigas pero intentaban ser cordiales entre sí por nosotras, tampoco me gustaba la idea de mamá llevándose con Hanna sabiendo su historial en cuanto a amistades falsas, vi con preocupación como Lara se fue con su madre. De verdad no quería nada malo para ella.

No se lo merecía.

La hecho cómplice de todas sus mentiras todo porque se la ganó a bases de las mismas, desde muy pequeña le hizo creer que su padre la había ahondando cuando no fue así, por suerte ambos se habían acercado con todas las cosas claras y si todo iba bien viajaría a New York para mudarse con su padre. Larry Cooper dejó de gustarme cuando comenzó a achacar a su hermana por defender a su madre, muchas veces la menor se enfrentó a ella por defenderlo y él actuaba de forma egoísta.

No tocaban su dinero entonces movía la cola, no era así, en quien siempre debía demostrarle apoyo incondicional es a su hermana, incluso si no hacen nada malo en tu contra.

Larry no me dejó de gustar porque de forma indirecta me rechazó, me dejó de gustar porque muchas veces le hizo pasar muy malos momentos a mi mejor amiga. Podría olvidar cualquier cosa si me hacen a mi, pero no a ella, jamás podría olvidar todas esas veces que lloro por su culpa.

Las primeras dos semanas estuvimos ansiosas por querer reunir rápido pero entre más contábamos los días más lentos estos pasaban, tampoco quise seguir pensando en Denver, quien ni siquiera fue capaz de contactarme, y si, si se lo que le pedí pero al menos intentarlo no lo iba a matar. Mi corazón se agrieta un poquito cada día que pasaba por su indiferencia, él ni ponía un pie en la casa.

Maldito idiota.