Tómalo o Déjalo

2241 Words
Capítulo 3 Tómalo o Déjalo Mientras tomaba su taza de chocolate que le había preparado su madre el llegar a casa, Andrea revisaba el anuncio que ofertaba un empleo, ella lo leyó con detenimiento, pero perdió el interés cuando noto en la descripción que era un lugar que solo se dedicaba a las ventas de accesorios para animales, la ventaja estaba en que necesitaban a alguien con urgencia, pero ella pensó que quizá no era un trabajo para ella, pues sus habilidades iban más allá de un vendedor, algo decepcionada dejo su teléfono celular a un lado y continuo tomando su chocolate, paso el tiempo al lado de sus padres que notaron su expresión de resignación, más no quisieron preguntar a su hija por lo que había pasado. La joven finalmente se dirigió a su habitación que compartía junto con su hermana menor Emily, al entrar a la habitación noto que su hermana estaba pasando el tiempo viendo videos por internet. —¿No deberías estar estudiando? —dijo Andrea al entrar a la habitación. —Ya acabé lo que tenía pendiente…—replico Emily, —¿Tú no estabas trabajando? —pregunto ella. —Si… pero no quiero hablar de eso…— —¿Ya te echaron? —pregunto Emily con tono bromista. —Tan boba… no, no me sacaron, la doctora tuvo que cerrar el consultorio…— —No te creo… ¿Por qué tuvo que hacer eso? — —No iba realmente muy bien y ella no tiene tiempo…— —Pero tú ya podrías atenderlo… ¿No? — Andrea se quedó pensativa pues su hermana ingenuamente tenía algo de razón, no sabía cómo no pensó en ello antes, quizá podría ser una solución para conservar el consultorio para Carolina y ella tener la oportunidad de comenzar a trabajar. —Quizá podría hablar con Carolina… pero si es una buena idea hermanita…—explico Andrea. —No lo sé… solo pienso que sería bueno…—aclaro Emily, —Escuche a mi papá algo enojado, creo que tiene problemas con el señor de las costuras…—agrego. —Si, ellos andan preocupados, pero no dicen nada… la verdad tampoco quiero saber para no preocuparme… si no fuera por los días que trabaje, no tendría ni para los pasajes del autobús—expreso, Andrea con tono preocupado. Andrea y su hermana menor quedaron pensativas en la habitación pues la situación a pesar de estar aparentemente bien, se escondían algunos problemas económicos, pues su familia vivía en arriendo y las ganancias de sus padres apenas cubrían los gastos necesarios, era esa la mayor preocupación de Fabio. La joven algo aburrida siguió pasando el tiempo, mientras su hermana terminaba sus deberes escolares, pero en un repentino recuerdo Emily se asustó pues había olvidado algo muy importante. —¿Sabes que se me olvido…? —exclamo Emily, dirigiendo su mirada a su hermana. —¿El cerebro…? —río Andrea de repente. —No… está próximo a acabar el mes… toca decirle a mi papá lo de la pensión del colegio…— —¿Cómo se te va a olvidar eso…? —reclamo Andrea enojada, —No… no le digas nada… yo busco la manera de pagar eso, igual… por mí es que estas en ese colegio…—explico ella. Ambas hermanas quedaron pensativas, pues al darse cuenta de otro problema era difícil pensar en seguir preocupando a sus padres. Andrea había pensado que los años que tardo en completar su carrera traerían grandes frutos, pero hasta el momento solo se había sentido decepcionada de la falta de oportunidades y de las dificultades que de cierto modo siempre ignoro mientras estudiaba. La joven algo estresada, tomo de nuevo su teléfono celular y revisando la página de empleos, envío su hoja de vida cuantas veces pudo, pues no podía darse a la espera del empleo ideal, entre las ofertas que logro responder estaba la que minutos antes había querido dejar pasar sobre la tienda de mascotas, pues su propósito era ganar algo que pudiese ayudar a la situación de su familia, a la vez que sería bueno comenzar a ejercer su carrera de alguna manera. Llego la noche y tanto sus padres como su hermana menor ya se habían alistado para descansar, pero Andrea vio pasar los minutos y no lograba conciliar el sueño pues se sentía preocupada y nerviosa, pero pasadas las once de la noche y justo cuando ella al fin había conciliado el sueño, su teléfono celular comenzó a sonar, el ruido despertó a Andrea y género disgusto a su hermana que solo reacciono tapando su cabeza con la almohada. —Ala… buenas noches—Contesto Andrea algo soñolienta. —Sí, disculpe, ¿hablo con la señorita Andrea? —una voz de un hombre mayor le respondió. —Si, con ella habla…— —Recibí su hoja de vida, no sé si esté interesada en presentarse mañana…— —¿No es un poco informar llamar tan tarde…? — —Verá usted… es un poco urgente, requerir la ayuda de alguien…—contesto el hombre, —¿Si está interesada…? — Andrea dudo un poco pues su mente no estaba en plena función en ese momento, pero la joven contesto afirmativamente, ante la confirmación de ella el hombre al otro lado de la llamada explico cómo llegar al lugar e indico la hora en la que debía ella presentarse, Andrea presto atención, pero no logro anotar la información, por suerte el lugar descrito era cerca de la universidad y era fácil reconocerlo para ella, finalmente el hombre colgó la llamada y algo confundida, pero un poco más tranquila por tener al menos una posibilidad, Andrea se dispuso a seguir descansando. Temprano en la mañana Emily despertó como siempre y de par paro para ir al colegio, cuando la joven salió de la habitación ya su madre María y su padre Fabio estaban ya en la cocina desayunando alistándose para seguir trabajando, Andrea por su parte no se había levantado aun hasta que su madre con algo de paciencia llamo a su puerta, la joven aun cansada se levantó y como si fuese su rutina, se alistó para salir a su entrevista de trabajo, tomo algunas cosas que pensó que necesitaría y las empaco en su maleta, además de que vistió su uniforme anti fluido que tenía su nombre grabado, pues pensaba que era un buen gesto para impresionar a los que serían sus jefes. Con los buenos deseos de sus padres que se quedaron en casa trabajando, Andrea salió de su casa rumbo a su entrevista de trabajo, sin embargo, mientras viajaba en el autobús ella seguía mirando otras alternativas, a la vez que le había escrito por chat a la doctora Carolina, pero la joven llego a su destino y su mentora no le había respondido. Camino por varias calles buscando el lugar al que se dirigía hasta que lo encontró en una de las calles principales, era un local en el primer piso de un edificio de apartamentos, su ubicación era muy buena además que parecía estar muy bien organizado, antes de llegar Andrea desacelero sus pasos y con mirada sutil trataba de inspeccionar el lugar y el hombre que parecía estar adentro del local, justo antes de que ella se decidiera a entrar, una pareja en compañía de un perro de r**a comer entro a la tienda y tardo unos segundos antes de comprar algunas galletas para el can, Andrea había entrado justo después, pero guardo un poco la distancia pues no quería interrumpir al hombre que parecía algo amable, pero noto que él no sabía muy bien los precios además de que parecía algo confundido con lo que la pareja le preguntaba, pero el hombre logro completar la compra, la joven se acercó al mostrador luego de que la pareja saliera de la tienda. —Buenos días… ¿En qué puedo ayudarle? —pregunto el hombre con amabilidad. —Buen día, me llamo Andrea y me llamaron anoche por una oferta de empleo…—explico ella. —Ah, si ya recuerdo, quien te llamo fue mi hijo, Mucho gusto… Jaime Rosso— —Mucho gusto…— —Si quieres sigue y deja tus cosas acá… trataré de explicar lo que quieras saber, pero primero cuéntame que te interesa…—explico Jaime con cortesía mientras salía del mostrador e inspeccionaba los estantes. Jaime Rosso, era un hombre aparentemente amable, no era muy alto y vestía de forma elegante en casi todo momento, no parecía ser el tipo de persona que atendía una tienda de mascotas, sin embargo, parecía muy atento y respetuoso en ese momento, aunque se notaba en sus expresiones que tenía un carácter fuerte, y era lógico pues a sus 62 años el hombre no dejaba nada a la deriva, ni en sus negocios ni con su familia. Andrea dejó sus cosas tras el mostrador mientras comentaba al Jaime de sus estudios y su interés por trabajar, él no parecía ponerle mucha atención aunque de forma atenta escuchaba lo que la joven le decía, luego de que ella terminara de dar su explicación el hombre no pregunto nada más, le mostró la tienda brevemente a Andrea, contaba con unos cuantos estantes y un cierto pequeño que funcionaba como almacén y un baño que era solo para uso de quienes trabajaban ahí, luego de esto el hombre se sentó tras el mostrador en un escritorio pequeño, la joven se quedó de pie, parecía algo confundida pero Jaime lucia confiado. —¿Tienes familia…?, ¿Vives aún con ellos…? —pregunto Jaime con seriedad. —Si señor, vivo con mis padres y mi hermana…—aclaro ella algo confundida por la pregunta tan especifica. —Eso es muy importante, nadie es una persona completa si no comparte con su familia…— —Tiene razón, señor…—respondió Andrea con cortesía. —Esta tienda fue abierta por mi hija menor, ella no quiso estudiar más si trabajo para abrir esta tienda…—expreso Jaime con algo de paciencia, —ella se fue a vivir con su pareja a estados unidos y me dejo su tienda… no se para que si a mí ni las mascotas me gustan… pero no quiero cerrarla por un capricho…— —Verá don Jaime, yo soy veterinaria, quizá la persona que busca puede ser más alguien con gusto por las ventas…—trato de Explicar ella, pero Jaime la interrumpió. —Mis negocios y trabajo siempre fueron algo muy distinto a esto… pero me pareces una buena muchacha, si quieres… el trabajo es tuyo…—dijo Jaime al tiempo que dejaba las llaves de la tienda sobre el escritorio. Andrea lo miro desconcertada, le parecía extraño la determinación que tenía el hombre en ese momento, le parecía confuso y no podía evitar desconfiar del hombre que en ese momento estaba confiando plenamente en ella, pero no había más opciones en ese momento y pensando un poco en los problemas económicos Andrea aun con dudas en su cabeza, extendió su mano y tomo las llaves, Jaime sonrió y extendió su mano como símbolo de caballerosidad y compromiso, la joven estrecho su mano. Segundo después el hombre termino de explicar algunas cosas, finalmente volvió a sentarse en el escritorio y luego de buscar algo en los cajones, saco una pequeña libreta. —Mi hija tiene un gusto por las cosas a la antigua, quizá fue un poco mi culpa…, pero ella confía más en el papel y los lápices, que en los computadores… acá está anotado como funciona todo en la tienda… te ayudara a comenzar…—explico al tiempo que entregaba la libreta a Andrea. —Muchas gracias, señor, voy a estudiarla con cuidado...— —Si, ya sería lo último… tú conoces mejor tu área, solo pasaré acá de vez en cuando…—expreso el hombre al tiempo que tomaba su chaqueta y al parecer pretendía irse, —Si preguntan por mí solo di que… estoy solamente en las mañanas, mi número está en la libreta—termino de decir Jaime. Andrea se sintió más y más confundida al ver que el Jaime salió de la tienda sin despedirse formalmente y abordo una camioneta grande blanca de vidrios oscuros, un hombre le abrió la puerta del asiento trasero y luego de que él se subiera, la camioneta se marchó. Andrea quedó con una expresión de desconcierto pues el hombre se marchó sin terminar de explicar cómo funcionaban algunas cosas, ni siquiera dio indicaciones de su horario o condiciones de su trabajo, la joven quedo a la deriva a cargo de la tienda. Ella revisó con atención las anotaciones y listados que estaban en la libreta, pero había cosas que no tenían sentido, había un listado de órdenes que no estaban especificadas, y tal como explico el hombre, al final de la libreta estaba su número telefónico, Andrea tomo su teléfono celular y lo guardo en caso de que lo necesitara, en ese momento una chica entro a la tienda, Andrea se sintió nerviosa pues era su primer cliente.  
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