Las puertas del elevador se abren en el último piso, y el silencio es inmediato. Todos los rostros se giran hacia mí, como si mi presencia no tuviera lógica. Como si fuera un fantasma del pasado… o una amenaza que creían superada.
No me detengo. Mi paso es firme. Segura… aunque por dentro, mi corazón late con fuerza.
Camino directo a la sala de juntas. Las puertas están abiertas, la reunión está en curso. Veo a Scarlett al fondo, sentada en la cabecera de la mesa, rodeada por ejecutivos, directivos y miembros del consejo. Está hablando… hasta que me ve.
Su voz se apaga.
Todos los presentes se giran hacia mí, perplejos. Scarlett parpadea. Por primera vez en mucho tiempo, la expresión de su rostro no es arrogancia ni autoridad… sino genuina sorpresa.
—Sophie…— susurra, apenas audible.
