Él no dijo nada por un largo instante, solo se había quedado allí, observándome, observando la naturaleza. Y contemplando todo. —Debemos irnos— eso era una señal de que estaba evadiendo el tema. Y quizás así era mejor, se le notaba la poca gana de complicarse la vida, y para variar, la mía ya estaba bastante complicada. —Deja que me vaya a casa por favor, solo… — intente todo ese tiempo ser fuerte, pero ya no podía más, me sentía frustrada, quería gritar, llorar, expresar que solo. Pero solo dije…—… déjame ir. Él no dijo nada, solo asintió, nos subimos en el auto camino al hospital, volvimos a entrar por la puerta trasera, fui a recoger mis cosas, mientras él le avisaba a mi madre que ya era hora de irnos. Ella fue por mí, yo ya estaba lista. Y solo quería salir de aquel lugar, y de

