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Todas quieren un Alfa

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intro-logo
Blurb

Luna es una chica destinada a ser la esposa de un Alfa, pero hasta encontrar a su pareja, ella tiene que vivir en el Clan nocturno, un lugar donde hay entrenamientos rigurosos y donde no hay tiempo para holgazanear, también es un clan dirigido por uno de los Alfas más despiadados y frívolos, el amor nace en donde uno menos se lo espera.

—Ten cuidado—me susurró al oído de un modo extraño, hizo que me diera un escalofrío en todo el cuerpo, sentía el calor de su cuerpo y un deseo enorme de darme la vuelta y besarlo, nunca antes había tenido esa clase de pensamientos oscuros, y lo más extraño fue que en lugar de soltarme, me apretó con más fuerza, no era necesario que hiciera eso, así que eso me hizo sentir cierto… placer.

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Capítulo 1:Todas quieren un Alfa.
—Todas quieren un Alfa. —Si, y yo no entiendo ¿Por qué?, son arrogantes, egocéntricos, mal humorados, no se saben divertir, y son tan mandones… Un carraspeo se escuchó detrás de Luna y esta se puso rígida como una tabla, se giró con lentitud y se topó con la vista de Owen, el Alfa del clan Neroz. —¿Ya terminaste? —preguntó él. Luna hizo una reverencia, —Lo siento Alfa, no volverá a pasar. —He escuchado esas palabras salir de tu boca, al menos diez veces, solo este mes— recalcó Owen mientras se cruzaba de brazos. —Lo siento Alfa, se lo juro que no volverá a pasar— repitió Luna sin darse cuenta, —Mar, ve a tus clases, y tú Luna, ven a mi oficina — ordeno Owen con seriedad, “Mierda “. La adolescente de 19 años caminó detrás de Owen, mientras miraba su espalda, el tipo era musculoso y alto, con porte y encantó, entró a su oficina y miró de reojo a la chica que lo seguía, —Cierra la puerta por favor. Luna cerró la puerta y se quedó ahí de pie esperando que una reprimenda segura cayera sobre ella, —Te tengo malas noticias— empezó Owen mientras se sentaba detrás de su escritorio, —No puedo tener dos Alfas mujeres aquí, así que voy a transferirte a otro clan. —¿Qué?, ¿Por qué? —preguntó Luna un poco asustada, ella no quería mudarse. —Es eso, o transferir a mi esposa, obviamente no voy a transferir a mi esposa—aclaró Owen. —Alfa, por favor, yo jamás competiría con su esposa, le soy leal. —Lo sé Luna, pero…me atraes… es algo inevitable, y eso hace que mi esposa se ponga celosa, lo lamento, no quiero cometer ninguna imprudencia contigo, sabes lo que pasaría, se que le prometí a tu padre que cuidaría de ti, y voy hacerlo, te mandaré al Clan Nocturno. —¡No!, a donde quieras menos ahí, por favor, te lo suplico, me arrodillaré si es necesario — dijo Luna mientras juntaba sus manos como si fuera a empezar a rezar, —El clan Nocturno no es tan malo como todos dicen, ya hablé con su Alfa, él aceptó darte acilo hasta que te unas con algún Alfa, o hasta que formes un vínculo con alguien, confió en Andrus, se que todos creen que es terrible y eso, pero se que te respetará, y que cuidará de ti. —Pero ellos son… Nocturnos, y además son del ejército del rey, yo no quiero estar con ellos, escuché que entrenan hasta la muerte, mírame, voy a morir. Owen suspiró, —Eso es bueno para ti, aprenderás a defenderte, ya esta echo, mañana vendrán por ti, y tendrás que jurarle lealtad a él. —¿Y que hay de su Alfa?, ¿No tiene esposa o algo?. —Su Alfa murió hace ya más de veinte años, por eso irás con él, no tendrás problemas, sólo comportaté. Luna hizo un puchero y se cruzo de brazos, no tenía más remedio que hacer lo que le mandaban. Esa misma noche tuvo que despedirse de todas sus amigas y todas sentían compasión por ella, pues era bien sabido que el clan Nocturno era un lugar muy estricto, donde no había tiempo para la diversión, Luna los había visto sólo una vez en un evento del Rey, todos vestían de n***o, eran intimidantes y se creían superiores, en especial su Alfa, Andrus, era un lobo de unos doscientos años, lo que tenía de guapo lo tenía de amargado y despiadado, —No hagas enojar al Alfa y estarás bien, míralo por el lado bueno, todos son muy admirados, son guapos, vestirás esos trajes negros que son fenomenales, es… es una buena oportunidad —la animó Mar al ver que Luna estaba al borde del llanto, “Una buena oportunidad, si como no”, —Pues si es tan buena oportunidad, cambiemos de lugar y vete tú. —Yo no soy una futura Alfa— dijo Mar, Luna lanzó un suspiro y se dejó caer sobre su cama. A la mañana siguiente mientras la joven terminaba de empacar, alguien tocó a su puerta, —Ya están aquí— dijo una chica con emoción, Luna se asomó por la ventana y miró a dos hombres de aspecto serio, caminaban a paso firme y se detuvieron cuando llegaron hasta Owen, hicieron una reverencia y hablaron con él, Era la hora, la melancólica chica tomó su maleta y bajó las escaleras sin mucha emoción, ir a un nuevo clan nunca era bueno, pues sólo había de dos, o caías bien o caías mal, y por supuesto no era nada bueno caer mal, menos en un lugar como ese, Al llegar hasta la planta baja, uno de sus amigos le ayudó con sus cosas, —Te deseo suerte en el clan Nocturno, aprenderás del mejor. “Si, aja”. —Gracias. Los dos lobos Nocturnos la miraron y ella se encogió al sentirse insignificante, los lobos de clan Nocturno siempre eran aterradores, tan poco amistosos y sociables, era como si tuvieran prohibido sonreír, —Es ella, Luna, ellos te llevarán a tu nuevo hogar, cuídate, iré a visitarte— dijo Owen sin darle tantas vueltas al asunto, una despedida rápida era mejor, —Si, gracias— dijo Luna sin siquiera verlo a los ojos, lo cual era una falta de respeto evidente, Owen lo sabía pero por esta vez lo dejaría pasar, Sin más preámbulos los tres subieron a una camioneta negra, Luna se acomodó en la parte trasera y miró su hogar por una última vez, sentía ganas de llorar, pues estaba dejando toda su vida ahí, Y al llegar al clan Nocturno se dio cuenta de que todo iba a ser muy diferente, Tomó una gran bocanada de aire y miró como dos enormes puertas se abrieron, para poder entrar a la comunidad, la cual estaba con mucha seguridad, el clan Nocturno, era uno de los cuatro clanes más importantes, no sólo por el modo de pelear, si no por que eran guerreros de verdad, cuando había disputas realmente importantes, eran los primeros en ser llamados por el mismo rey. Por eso eran tan estrictos, y desde que Luna entró a aquel lugar, se dio cuenta de lo enserio que se tomaban el entrenamiento, había casas normales, parecía un vecindario común y corriente, había algunos niños jugando en unas áreas verdes, y más adelante había un grupo de jóvenes haciendo lagartijas llegaron hasta una enorme casa de color blanco muy bonita, estacionaron justo enfrente y los dos lobos que iban con ella se bajaron de aquella camioneta, Luna también se bajó. —Ven— dijo uno de ellos y la llevó hasta el interior de la casa, había algunas mujeres, y más que una sala, parecía una enorme oficina, con escritorios por aquí y por allá, y rostros serios por doquier, —Sígueme—dijo aquel hombre y caminó por un pasillo, subió por unas escaleras mientras todos veían con atención a la chica recién llegada, pues era la primera vez que alguien llegaba así como así al clan, Caminaron por un largo pasillo y se detuvieron frente a una puerta, el hombre que la guiaba tocó y esperó, —Adelante— se escuchó una voz poderosa que erizaba los bellos del cuerpo y que aceleraría el ritmo cardiaco de cualquier persona. —Vamos entra — ordenó aquel hombre mientras miraba a la chica, Luna tragó saliva y dio pequeños pasos cautelosos, al entrar a aquel lugar, y luego abrió la boca muy sorprendida. Todo parecía de una época medieval, salvo el hombre que estaba sentado detrás de un escritorio revisando algo, ni siquiera se molesto en alzar la vista para verla, como si no le importara continuó haciendo lo suyo, —Mi señor, aquí está la chica del clan Neroz. —Bien, retírate— dijo aquel hombre provocando cierto temor en Luna, no quería quedarse sola con aquel tipo se veía muy aterrador, como si fuera un demonio listo para asustarla en cualquier momento. La puerta se cerró y la chica tragó saliva, se quedó ahí de pie por unos minutos hasta que ese hombre se dignó a alzar la vista. Tenía unos ojos claros brillantes que parecían dos flechas clavándose en ella, provocándole dolor y ganas de hincarse ante él, tenía un rostro serio y un cabello oscuro peinado hacia atrás, tenía una piel ligeramente bronceada y el pecho de un verdadero gladiador, su camisa negra de vestir se pegaba él dejando ver su cuerpo bien trabajado, tenía unas cejas pobladas y unas pestañas realmente encantadoras, se movió un poco en su lugar y estiró un poco su cuello. —¿Cuál es tu nombre? —preguntó mientras examinaba a la chica que parecía un árbol enraizado al suelo, no se movía para nada, ni siquiera parecía que estuviese respirando. —M-Me llamó Luna, mi señor—dijo ella con una voz dulce y débil, un susurro que llegó a los oídos de Andrus como una ligera corriente de aire. —Ven aquí— ordenó él. Luna pegó un brinco y caminó con lentitud, tardó más de lo que quería en llegar hasta él, sentía que se iba a desmayar por lo intimidada que se sentía, se detuvo a un metro de distancia y entonces aquel hombre se puso de pie, Verlo levantarse hizo que se le fuera el aire por completo a la pobre chica, él Alfa era alto, elegante, guapo, aterrador, y la estaba viendo fijamente, sin pestañear, se sentía desnuda e indefensa, se sentía como un conejo asustado que quería salir huyendo con rapidez, él tenía un cuerpo echo de puro musculo, no había nada fuera de su lugar,. —¿Que edad tienes?—preguntó aquel hombre con su voz tan masculina y potente, la voz que sólo un líder podía tener. —Diecinueve. —¿Y que tienes para decirme?. Luna se despabiló y se puso firmes, —Yo Luna Rems, juro lealtad a mi nuevo Alfa, Andrus Keint, líder del clan Nocturno, lo obedeceré sin importar que, y daré mi vida por mi nuevo clan, mi nueva familia. Andrus saco una pequeña navaja de un cajón, una navaja dorada y reluciente, tomó la mano de la chica y de inmediato hubo una corriente eléctrica, corriente que causó dolor en ambos, y sorpresa también, en especial en Andrus, pues él sabía lo que esa pequeña corriente significaba, trató de ignorarlo e hizo una pequeña cortada en la mano de ella, lo que le causó una incomodidad muy grande, hizo un gesto de dolor y Andrus la miró, un líquido rojizo empezó a salir de esa pequeña abertura, él se hizo el mismo corte en su mano y unió sus manos como si fuesen un rompecabezas que ensamblaba a la perfección, —Como tu Alfa, prometo cuidarte, pues ahora eres mi familia, y llevas mi sangre, al igual que yo llevo la tuya, no me traiciones, por que el castigo es la muerte — dijo Andrus mientras miraba los ojos de la chica, Había cierto calor entre sus manos, como si una llama empezara a florecer desde ambos, fue raro, pues el corazón de ella latía con fuerza, y no podía apartar la vista de los labios de aquel lobo, de pronto sentía cierto deseo, deseo que nunca antes había tenido, quería… ella quería besarlo, Andrus la soltó y tomó un papel para limpiarse, le dio uno a ella y la miró de reojo, —Tenemos un plan estudiantil muy riguroso, aquí no importa que seas mujer o niño, todos son tratados por igual, aquí no hay holgazanes, ¿Entiendes?. Luna asintió con lentitud. —Te quedarás a dormir aquí, en el tercer piso están las habitaciones, escoge la que quieras, nadie sale de la comunidad sin un permiso, y el que seas una futura Alfa no te da derechos, así que no quieras hacerte la lista. —Bien — dijo Luna mientras miraba su mano. —Cuando te dirijas a mí, mírame, que sea la última vez que no lo haces. Eso tensó a la chica, alzó la vista y lo miró a los ojos, —Si señor — dijo ella. —Ahora vete, alguien te dirá tus deberes. …………. ▪️Luna▪️ —Alguien te dirá tus deberes, maldito loco. Fui al tercer piso y revisé las habitaciones, había una que olía bastante bien, pero parecía ocupada, así que decidí no entrar en esa, usé la de a lado, no había muchas cosas, una cama, un escritorio, un armario, un baño, y unas cortinas muy feas, —Niña. Yo pegué un salto y miré a una chica de bonitas trenzas y de piel morena, —Hola—dije mientras sentía que casi me daba un infarto por el susto. —Si, ven, vamos al comedor — dijo ella y dio media vuelta, “¿Al comedor? “. Me pusieron a ayudar en el comedor, pues resultaba que todos comían en familia una vez a la semana, y hoy era ese día, y mientras yo servía comida, aquel enorme comedor se llenaba de gente que yo no conocía, y todos me veían como si yo fuera una cucaracha a la que debían de pisar, trataba de ignorarlos y hacer mi trabajo, pronto aquel lugar se lleno con unas treinta personas, tal vez más, tal vez menos, era un clan grande sin duda, Mientras llevaba una charola con platos, tropecé y estaba por caer con todo y la comida, cuando alguien me sujetó de la cintura, y también sujetó la charola, Para mi suerte, ó más bien, para mi mala suerte, era Andrus, el Alfa —Ten cuidado—me susurró al oído de un modo extraño, hizo que me diera un escalofrío en todo el cuerpo, sentía el calor de su cuerpo y un deseo enorme de darme la vuelta y besarlo, nunca antes había tenido esa clase de pensamientos oscuros, y lo más extraño fue que en lugar de soltarme, me apretó con más fuerza, no era necesario que hiciera eso, así que eso me hizo sentir cierto… placer, Respiré hondo y traté de controlarme, pues no quería ponerme toda roja, —Gracias— dije cuando tomé la charola por mi cuenta, y al ver a mi alrededor, noté que todos nos veían, Andrus me soltó y yo continúe con lo mío, ignorando las miradas de todos, usualmente yo era espontánea y un espíritu libre, pero sentía que en este lugar no podría ser yo misma, no quería causar problemas y ser desterrada, eso sería… inaceptable. Fui a la cocina a dejar la charola y una mujer se acercó a mi, —No molestes al Alfa, ¿Entendiste?. ¿Qué no lo molestara?, ¿Cuándo lo había molestado?, —Déjala en paz Jesica— dijo la chica de bonitas trenzas, aquella tal Jesica solo me lanzó una mirada de muerte y salió de la cocina, —¿Y a esa que le pasa? —pregunté, —El año pasado se acostó con él Alfa, y creyó que sería su pareja, pero él la rechazó, fue vergonzoso, ahora es impura, solo está celosa de que hayas llegado tú, algunos creen que serás la nueva pareja de Andrus. —¿Así que él se acuesta con las mujeres de aquí?. —No, ni de chiste, Jesica ha sido la única… aunque ella se aprovecho de él, estaba ebrio. —Oh, pues yo solo estoy de paso, hasta que encuentre a mi pareja—afirmé, en realidad no planeaba quedarme mucho tiempo aquí. —Ven, vamos a la mesa, nos están esperando. Yo asentí y salí detrás de aquella chica, todos los lugares estaban ocupados, creí que tendría que quedarme ahí de pie como tonta, pero de pronto el Alfa se puso de pie y caminó hasta a mi, —Como ya todos saben tenemos una nueva integrante, se que esto puede ser algo extraño para todos, pero si ella está aquí es por que yo lo he decidido, así que traten a esta chica como una más del grupo, no quiero peleas absurdas, ni nada que se le parezca, ya conocen las reglas, así que denle la bienvenida a Luna. Todos me miraron, pero nadie sonreía o se comportaba de un modo amable, de pronto mi apetito se veía afectado por toda la situación, en primer lugar yo no quería estar aquí, ¿Por qué Owen me mando con estos lobos?, Había otros lugares mejores a los que podía ir, ¿Por qué aquí?. —Qué amables — dije y me dirigí a la salida, —¿A dónde vas?. Me detuve en seco y volteé a ver a Andrus. —Voy al baño — respondí y sonreí, salí de aquel lugar infernal con gente infernal, y caminé por un pasillo hasta que llegué a la sala, subí las escaleras y entre a mi habitación, miré mi maleta y la tiré al piso, me tiré sobre la cama y lancé un suspiró muy largo, Había sido un día horrible.

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