Capítulo 3.

3132 Words
No pensó que el chico de la cita sería tan lindo, solo observarlo hace que le duela el corazón. Sus facciones son finas y su sonrisa es cálida y brillante, también se nota que se ejercita mucho incluso más que el jefe según ella. Ha de medir como un metro setenta y se expresa de forma amable. —¿Estás bien? Si quieres puedo pedir algo de tomar —interrogó Harry. —Ah sí —respondió Sara luego de salir de sus pensamientos. —Disculpa estaba pensando en algo y seguramente me perdí en mis pensamientos. —Descuida, ¿Pensabas sobre tu trabajo? Seguramente tienes muchas cosas por hacer, lamento haberte hecho tomar esta cita. —No para nada, no está mal tomarse un tiempo libre para descansar de vez en cuando. Es la primera vez que hago esto y no dejo de estar nerviosa perdón —Sara se encontraba realmente nerviosa, pero extrañamente es un atributo que la hace verse linda. —No te disculpes —dice mientras sonríe. —También es mi primera vez, mis padres insisten en que debería tener una relación seria y decidí probar la aplicación para ver si podía encontrar a alguien. La verdad es que aunque parezca calmado estoy muy nervioso por dentro, no pensé que fueses tan linda. —Gracias —contestó un poco sonrojada. —¿Debería pedir un par de cervezas? —propuso él. —Sí claro como tú quieras —accedió Sara. —Mesera —alzó su mano para hacerle seña. —Queremos dos cervezas y un servicio de carne de res con papas fritas. ¿Tú quieres algo más? —pregunta a Sara mientras lee el menú. —Para nada, eso estará bien —responde con una sonrisa. —Entonces eso será. —Traeré su orden cuando esté lista —dice la mesera y luego de anotar se marcha. —Si te apetece algo del menú puedes decirme sin ningún problema, siento que al haber ordenado solo yo probablemente te esté obligando a comer lo que a mí me gusta. —No tranquilo amo la carne, me gusta mucho comer carne sobre todo cuando son trozos grandes —responde Sara si medir las palabras. Él de repente se sonroja y sonríe desviando su mirada de ella. —Lo siento creo que... no era lo que quería decir —dice avergonzada. —Descuida le puede pasar a cualquiera. Aun así si deseas algo házmelo saber, se supone que los dos debemos disfrutar la cita. —Bien, solo lo haré porque me lo pides así. —¿Debería hablar de mí? Supongo que tienes curiosidad sobre lo que hago. —Pues ahora que lo mencionas me gustaría saber. Digo no podría ser una cita si no nos conocemos ¿Verdad? —Por supuesto. Bueno para empezar trabajo como gerente en una empresa de diseño y creación de videojuegos y tengo veintiséis años de edad, aunque no lo parezca. —¿Veintiséis? Vaya realmente no los aparentas. —¿En serio? ¿Tú qué edad tienes? —Tengo veintidós años. —Más joven que yo. Trabajas en una gran empresa, has de ser muy hábil en lo que haces. —Soy contadora y administradora. No hace mucho que me gradué y fue una suerte haber conseguido el empleo. —¿Qué tipo de pasatiempos tienes? —Pues amo los videojuegos. —Tal vez algún día pueda darte un tour por la empresa ya que amas lo videojuegos y somos desarrolladores de videojuegos. Será una buena experiencia. —¡¿En serio?! Me encantaría, jamás he visto como hacen los videojuegos —dice exaltada. —Entonces está decidido, esa podría ser nuestra segunda cita si gustas salir de nuevo. —Está bien por mí, ¿Qué dices tú? —Me gustaría —responde Harry. —Aquí está su pedido —indica la mesera colocando los platillos en la mesa. —Oh gracias. —Te serviré un poco —le dice Harry a Sara. —Sí, gracias —responde Sara. “¿Cómo debería comer? Ni siquiera sé qué tipo de cita es. Odiaría que me viera comiendo como una puerquita pero no sé comer carne con cuchillo y tenedor”, pensaba ella al mirar la carne. —¿Algún problema con tu carne? —No nada —dice sonriendo un poco nerviosa. —No necesitas usar el tenedor y el cuchillo si no deseas —dice al verla en un dilema entre cómo empezar a comer. —¿Cómo supiste? —preguntó sorprendida. —Usas el tenedor en tu mano derecha cuando debería estar en la izquierda y en la derecha el cuchillo. —Jamás he comido carne en un restaurante como este, sería de mala educación comer como si estuviera en casa. —No veo el problema. Hagamos algo, la cortaré en trozos finos por ti y así podrás comerlos con el tenedor y será más fácil. —Muchas gracias. Eso de verdad lo facilitaría todo —él se acercó a ella para cortar la carne, estaba tan cerca que podía sentir su respiración y el olor de su perfume. De perfil se ve tan lindo que su corazón de acelera al verlo. —Gracias, será más fácil comerla así. —Vale, a comer —dice Harry. La comida estaba tan deliciosa que sin darse cuenta los instintos de puerquita glotona de Sara salieron a la luz. —¿Pasa algo? —preguntó Sara con la boca llena de comida, pero Harry solo le sonrió. —Me da gusto ver que te diviertas comiendo. Me hace sentir más cómodo, me transmites tranquilidad. —Ay perdón. Seguramente pensarás que soy una cerdita —expresó luego de tragar y beber un poco de agua. —Te veías muy linda comiendo. ¿Te gustaría que fuéramos por un helado después? —Oh por Dios me leíste la mente. De hecho conozco un buen lugar si quieres podemos ir. —Bien vamos entonces —consintió Harry. Por lo que después de comer fueron a dicho lugar que se encontraba entre un local de ropa y una zapatería, pequeño, pero con bastante clientela. —Dos de chocolate y vainilla —no estaba muy lejos de la empresa, en una calle bastante iluminada y hermosa. —En seguida señorita. —Te aseguro que te van a encantar —le dijo sonriendo. —Confío en ti, seguramente me encantará. —Aquí los tiene señorita. Son nueve dólares con noventa —él sacó su billetera para buscar el dinero. —Yo pagaré —le dijo Sara a Harry. —Fui yo quien te invitó y seré yo quien lo pague. —No hace falta Sara. —Insisto, también quiero poder regalarte algo. Además no es costoso puedo permitirme comprarte un helado. Sostenlo mientras busco el dinero ¿Sí? —Vale —él le miró mientras sostenía los dos helados sonriendo tiernamente, Sara no se había sentido así de bien nunca. Era muy divertido poder pasar tiempo con alguien con quien podía ser ella misma. —Te agradezco, realmente está bueno. —¿No me esperaste para probarlo? Que malvado. —Perdona caí en la tentación. Toma, puedes comer del tuyo. —Gracias —dijo al recibirlo, le dio una probada y efectivamente estaba bueno. —Se está derritiendo —le señaló Harry. —¿Sí? ¿Dónde? —preguntó dándole vueltas para ver. —Aquí —él se acercó a ella y le dio una probada al helado, se veía realmente lindo al hacerlo y Sara solo quedó paralizada admirando la sexy manera en que lo hacía. —Perdón, tu helado se veía delicioso. —Que tramposo si son del mismo sabor. —¿Estás molesta? Si quieres puedes tener el mío. —Bien, déjame probar un poco —él arrimó su helado a ella, pero justo cuando se acercó a darle una probada él no la dejó al alejarlo nuevamente. —Eso no se vale eres tú quien se lo está comiendo. —Tú lo compraste para mí. —Bueno, ¿Te gustó? —¿Tú o el helado? —Yo... bueno —él sonríe y le da una probada a su helado. —Pues el helado me gustó, pero no más que tú. Era la primera vez que se sentía tan a gusto en un lugar con cosas tan simples como una conversación y un helado junto a alguien con quien podía compartir una buena charla de bromas. Y ella que pensaba que no llegaría lejos en la cita, pero todo había salido bien, los dos sonreían y hablaban tranquilamente como si se conocieran de años. —Me gustó mucho haber compartido mi tiempo contigo —dijo Harry. —Lo mismo digo, gracias por traerme a casa —respondió afectuosamente. —No fue nada, ¿Crees que nos podemos volver a ver? —curioseó. —Por supuesto —asintió. —Cuando tengas tiempo podemos volver a salir, esta vez podría mostrarte un buen lugar donde comer unas tostadas. —Eso suena bien, te llamaré después. Que pases una linda noche. —Igualmente, gracias por todo adiós. Había sido su primera cita y no había resultado para nada mal, fue más fácil de lo que creía y divertido. Harry era un chico muy agradable y por supuesto que estaría dispuesta a salir de nuevo con él. Mientras estaba en su habitación tuvo un flashback de Jin, fue muy extraño, pero por alguna razón rondaba en sus pensamientos. Supo cómo mujer de que también necesitaba a alguien que le quisiera y estuviese con ella, algo que creía innecesario ahora le hacía falta. Se sentía bien consigo misma y quería que siguiera siendo así. Al día siguiente. —Buen día señorita Sara —ya el día venía con malos presagios al ver el rostro del jefe. —Buen día jefe —dijo sin más de manera inmediata y áspera. —Parece que estuviste muy ocupada ayer —sentía que lo decía con doble sentido, pero se negó a pensar más de la cuenta. —Ayer el gerente me dio trabajo extra por haber llegado tarde. —Estuviste evitándome incluso después de que te compré el desayuno. —No lo evitaba jefe, es solo que estaba ocupada y al ver que tardaba decidí comer del desayuno de una de mis compañeras. —Te llamé por teléfono unas doce veces al menos para que vinieras a comer, salí a buscarte y no te conseguí en el edificio. —Estaba en la sala de reunión secundaria en la conferencia del administrador de ventas —responde, pero él parecía querer seguir hablando del tema. —Qué bueno que empieces a tomarte el trabajo en serio. ¿Hay algo más que deba saber? —dijo como si le quisiera obligar a decirle algo. —No lo creo jefe —niega con la cabeza. —¿Segura? —insistió él. —Deberías pensarlo mejor, es posible que tengas algo para decirme. —Pues... ¿Cuándo será mi aumento? —Sara solo evitaba decirle lo de la cita porque seguramente se molestaría. —Si pues yo ya te había visto subiéndote al auto de... espera ¿Qué dijiste? —se retractó luego de pensarlo. —Le hablé sobre mi aumento. Espere... ¿Cómo sabe de mi cita con Harry? —¿Cuándo dije que era una cita? —interrogó él. —“Es cierto —pensó ella”. —Aun así, era lo que quería decir ya que fue lo que dio a entender. —¿Quién te dio permiso de salir con un tipo como ese? —expresó de mala gana. —Primero que todo ni siquiera lo conoces y segundo no tengo que pedirle permiso a nadie y mucho menos a usted. —Jamás dije que a mí. —Pues sus celos dicen lo contrario —dice sin pensarlo. —¿Celos yo? —arqueó una ceja. —No me hagas reír, eres mi secretaria y empleada ¿Por qué habría de sentir celos? —Tú dime. —Es solo que relaciones como esas pueden afectar el desempeño laboral. —Para empezar mi desempeño nunca fue alto, más bien ahora trabajo más que antes. Debería considerarlo como una mejora. —Pues no me agrada —volvió con el tono demandante. —¿Harry o mi trabajo? —Las dos cosas empezando por ese descarado que viene a buscarla justo al salir de su trabajo como si tuviesen tanta confianza —parecía realmente enojado por algo tan simple como eso. —¿Y cómo sabe usted que era la primera vez que nos veíamos? —ya le parecía raro que supiese tanto. —¿Entonces era la primera vez y ya te venía a buscar? ¿Qué clase de mujer hace eso? —¿Insinúas algo? —seguramente que sí lo hacía. —¡Tú dime! —soltó. —Paso —dijo de manera más apaciguada. —¿Sabe qué? Iré a trabajar en el área administrativa donde hay mucho silencio. —Sí, ¡Huye! Dale la espalda a tu jefe cuando te habla. —Mejor vaya a tomar su medicamento jefe, le hará falta durante el resto del día. —Medicamento si como no. ¡No tendrás ningún aumento! —¡Y usted no tendrá secretaria! —Está mujer... “¿Y ahora qué le pasa? Voy a una cita y se pone histérico, solo soy su empleada, pero piensa tratarme como si fuese su sirvienta y él mi amo prohibiéndome cosas como si fuese una niña pequeña. ¿Y de dónde vienen esos celos? No le he dado razón alguna para tenerlos si solo tenemos una relación profesional de trabajo y nada más”, pensaba Sara. “¿Es que acaso piensa vengarse de mí? Sí, estoy segura de que es eso. Solo es un idiota rencoroso que desea venganza por haber sido humillado hace algunos años, y eso que me disculpé pero el señor no puede olvidar el pasado porque su hombría quedaría indefensa. Pues que le jodan, no soy su mujer y no haré lo que quiera”. —Necesito todas las cuentas de ingresos del último mes para ayer —dijo Jin a Sara que estaba sumergida en sus pensamientos. —Sí jefe enseguida —respondió ella casi mordiéndose la lengua. “¡Mierda!, supongo que no cuenta en el trabajo. Si no hago caso será despedida así que no tengo más opción, pero fuera de todo eso él no es mi dueño ni lo será”, pensaba. —Estás cuentas están mal —Sara le había llevado los documentos a su oficina. —¿Perdone? Revisé esas cuentas unas mil veces y luego de pasar por mis manos fue entregado a los administradores de ventas para la última revisión la cual fue exitosa. —Tiene errores —replicó. —¿Errores? ¿Cuáles errores? Déjeme ver —y le arrebató el documento de las manos. —El tamaño de fuente no es el correcto, es difícil de leer las letras pequeñas sin mencionar que la tipografía es poco profesional y el impreso en hojas de poca calidad dificultará el poder archivar esos datos. —Pero señor... los datos se almacenan en las computadoras y el Internet, ya nadie almacena los archivos en físico. —¿Y qué pasa si se borran los datos del Internet? ¿O si los hackean? Siempre es bueno tener datos en físico en casos como ese. —Dudo mucho que eso suceda —responde Sara. —Ve y acomódalo a mi gusto, empezando por los archivos de los últimos cinco meses —ordena Jin y vuelve la mirada al ordenador. —¡¿Desde los últimos cinco meses?! Son al menos unas quinientas páginas —enumeró Sara. —Si quieres salir temprano te recomiendo empezar ya. —¿Habla en serio? —volvió a preguntarle. —¿Le preguntas eso a la persona que paga tu salario? —dijo amargamente. —Ah claro que mal educado de mi parte ¿Verdad? En seguida iré a cambiar los archivos por unos nuevos que se puedan leer con facilidad —dijo sarcásticamente. —Te lo agradezco Sara, también espero que recuerdes que me gusta tomar café con poca azúcar y que me traigas uno luego de que salgas —decretó Jin. —Sí claro poca azúcar, ¿También puedo agregarle un poco de veneno para ratas? —dice en voz baja. —¿Dijiste algo? —Nada, iré a trabajar con su permiso. De nuevo el jefe se estaba comportando como un idiota, estaba segura de que eran celos, pero viendo su forma de actuar podría decir que simplemente es una persona egoísta. Ella no se iba a dar el lujo de arruinar la relación de amistad que estaba empezando a construir con Harry. Además, le parecía que no era seguro que llegaran a tener algo más que una amistad, solo quería por primera vez poner su mente en otro lugar que no fuese su trabajo y la casa. —Jefe, le traigo su café —dice al entrar a la oficina. —Sara. Pasa, puedes ponerlo aquí en mi escritorio estoy algo ocupado ahora. —¿No piensa probarlo? —inquiere, después de habérselo pedido al menos debería de probarlo. —¿Acaso le pusiste algún veneno? —y suena como si estuviese tuteándole. —Bueno lo pensé, pero luego me dije "¿Quién pagará mi salario si el jefe muere?". —Que sinceridad, ¿Has pensado ser abogada? —de nuevo parece querer ser sarcástico con sus insultos. —¿Qué no los abogados mienten a su beneficio? —dijo intentando dejarlo en mal. —Es lo que tú haces... te mientes creyendo que tu relación con aquél chico va a funcionar —y Sara pensaba que cuando dijo eso tenía razón. —¿Y tú qué sabrás? Has estado criticando mi cita desde que te enteraste que la tuve y hablas de él como si lo conocieras del todo. ¿Crees que quiero estar soltera por siempre? —¿Quién dijo que necesitabas un hombre? —¡No lo sé! ¡Realmente no sé lo que necesito! ¡¿Satisfecho?! —¿Puedes ir a buscar unos documentos por mí? —cambió completamente el tema como si fuese un juego de ratos para él. —¿Ahora cambias la conversación? Pero que cínico eres, no hemos terminado de hablar. —Lo hicimos —declaró y se levantó del asiento. —Mejor yo mismo voy por los documentos. —¿Sabes qué? Yo lo haré, dime lo que necesitas y lo traeré para que podamos seguir hablando —pretendía dejar las cosas bien en claro con él. —Yo mismo puedo buscar unos simples papeles —insistió de manera agria. Se dirigió hasta la puerta, pero no dejaría que tomara la iniciativa y se adelantó para poder salir primero. —Ya le dije que yo lo buscaría —replicó ella nuevamente. Pero Jin la detuvo al cogerla de la mano fuertemente con una mirada totalmente neutra de la cual no podía diferenciar ningún sentimiento. —Puedes dejar lo mimada para tu cita de hoy, conmigo no funciona que hagas berrinches. Dije que yo lo buscaría y eso haré —era bastante intimidante cuando se ponía serio. —¿Quieres salir con ese hombre? Pues bien quién soy yo para impedirlo. Solo quiero que hagas bien tu trabajo y nada más, no hagas que me arrepienta de haberte ascendido. —Jin yo... —Te transferí tu primer pago hace un rato antes de que llegaras. Espero que mañana tu actitud sea diferente a la de hoy, y ya deja de llamarme por mi nombre solo para cosas como esa. Lo odio. Jin había pasado a ser una persona diferente una vez más, como si fuese la tercera evolución de su personalidad. Odia esto, odia tener que interponer sus sentimientos también en el trabajo y odia tener que verlo tan distinto sabiendo que un día fue la chica que le hizo daño. Era difícil para ella, pero se empezaba a sentir culpable después de tanto tiempo. No ha sido la mejor, pero lo intenta, por primera vez le agrada a alguien en tanto tiempo y no quiere arruinarlo por su situación laboral. No quiere volver a dejar sus sentimientos de lado como una niña pequeña, quiere ver con sus propios ojos hasta dónde puede llegar y lo hará, aunque le cueste una vida menos a su corazón.
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