>JULIETTE
Cuando el abogado se marchó, fui llevada a una habitación que parecía sacada de un palacio. Las cortinas eran de terciopelo azul oscuro, casi n***o, y las sábanas de la cama eran tan suaves que al tocarlas sentí como si estuviera acariciando una nube. Había un candelabro en el techo, pequeño pero brillante, que iluminaba cada rincón con una luz cálida. En otra circunstancia, tal vez me habría sentido afortunada, como una princesa perdida que finalmente encuentra su castillo. Pero no podía permitirme soñar. No tenía tiempo para eso. “¿Qué voy hacer?”
Sentada al borde de la cama, observé todo a mi alrededor con una mezcla de asombro y determinación. ¿Cómo alguien como yo podía siquiera soñar con pertenecer a un lugar como este? Lo único que sabía con certeza era que quería que
