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1069 Words
Capitulo 7 Tiro la puerta de la casa y entro como un tornado – Ese maldito imbécil – digo a todo pulmón, si cree que no se que lo hizo para molestarme se equivoca. – ¿Quién fue el imbécil que te puso así? – me pregunta Berenice, por como esta vestida se que va a salir de la casa, y es probable que no regrese en toda la noche – no me digas, de seguro fue tu jefe – esta entretenida acomodando las cosas en su cartera. – Si me recuerda, me recuerda perfectamente y me hizo quedar como una idiota – Perdona que te lo diga, pero si hay alguien que se hizo quedar como una idiota fuiste tu misma, era obvio que el podía recordarte ¿Qué te dijo? – Creo que pensó en – hago una seña extraña con mis manos – ¿quería sexo? ¿entonces por que estas de mal humor? Deberías de estar feliz. Según tu misma la pasaron genial – No es tan simple, ahora es mi jefe no puedo acostarme con el aunque sea perfecto en la cama – niega repetidas veces. – Eres demasiado complicada, yo tomo lo que quiero y cuando me parece – le sonrío, en eso tiene toda la razón – no me esperes por el resto de la semana, voy a tomar lo que quiero sin pensar en nada mas. Se va cantando, mi enojo desapareció. Quisiera poder ser igual que ella. La verdad es que cuando sentí el maravilloso cuerpo de Franco tan cerca del mío, todo mi cuerpo se paralizo, solo sintiendo su contacto. Pero soy una completa idiota, en este momento tiene que estar teniendo sexo maravilloso con quien sabe que mujer, lo que estoy segura es de que no es conmigo. Al fin logro dormir algo, pero me paso la noche pensando, o mas bien soñando con la noche que pase con Franco, me levanto y me pongo uno de mis aburridos vestidos, en cuanto reciba mi primer pago tengo que actualizar mi armario. Pero de momento esto tiene que funcionar. Llego a su casa y entro como me dijeron que hiciera, hay un total silencio y me pregunto si estaré sola en la casa, puede que haya pasado la noche fuera, me aventuro a caminar por las distintas habitaciones. – Señor Garlini – lo llamo y no obtengo respuesta, encuentro el gimnasio, no hay nadie – señor Garlini – repito y nada, estaba apunto de levantar el teléfono para llamarlo cuando lo veo salir de la habitación junto al gimnasio, debe de ser un baño porque va secando su oscuro cabello con una toalla y tiene otra envuelta en su cintura, se me queda viendo y sonríe pícaramente. – ¿te gusta lo que ves? – me merezco la pregunta – si quieres puedes acercarte y tocar, ya hiciste mucho de eso el fin de semana – cambio la vista al suelo – Lo siento – siento que camina en mi dirección, puedo ver sus pies frente a mi, pero no quiero levantar la mirada – No te disculpes, se que puedo ser muy atractivo Gia – Prefiero que me llame por mi apellido. Estamos trabajando en este momento – No veo a nadie trabajando aquí – Yo lo estoy – trato de mantener mi postura – Así que excitarte por ver a tu jefe es trabajar, no lo sabia – da un paso mas en mi dirección, pone un dedo bajo la barbilla y me hace levantar la vista – no me importa lo que digas, se que te estas muriendo por que te toque en este momento, lo que no se es si complacerte o hacerte sufrir un poco mas – no le puedo responder, mi respiración esta atorada en mi garganta, todo mi cuerpo esta pendiente de el, mucho mas después de todo lo que soñé anoche, doy un paso atrás cuando logro reaccionar. – No importa lo que yo quiera señor Garlini – no pierdo el tiempo en negar nada – pero usted debe de haber tenido una noche muy movida, no tiene que esforzarse mas de lo necesario – da otro paso y otro paso en mi dirección y algunos mas, yo debo de haber estado retrocediendo porque me detengo con la pared en mi espalda – Eso es un comentario de celos Gia – remarca mi nombre para que me de cuenta de que no usa mi apellido como le pedí – estas siendo demasiado evidente – mi intención al poner las manos en su pecho fue empujarlo, pero al sentir el contacto de mis manos con mi piel lo olvido por completo, levanto la vista y la dejo fija en su boca. – ¿algo que quieras pedirme? – me pregunta con calma, hay muchas cosas que quiero pedirle en este instante, que me toque, que me haga gritar como una loca, que me deje besar su maravilloso cuerpo. Son tantas que no se por cual decidirme – estoy dispuesto a darte lo que quieras – ese ultimo comentario me pone las cosas mas difíciles, es difícil resistir a la tentación, trago en seco, mis piernas me están fallando. – Yo… yo creo que necesitas bajar a desayunar, se te esta haciendo tarde, o mejor dicho. Se nos esta haciendo tarde – incluso para mi, mi propia voz suena anhelante, así que es claro que a Franco no le paso desapercibido, levanta las manos en rendición. – Si es lo que quiere, señorita Donovan. Sus deseos son ordenes para mi. Cuando retrocede puedo ver claramente la erección que esconde la toalla, el tampoco esta haciendo nada para ocultarlo. – Puede bajar primero, yo tengo que encargarme de algunos asuntos – señala la erección – siéntase libre de desayunar en mi ausencia, creo que esto me va a tomar un tiempo, bastante tiempo. – no puedo creer que me este sugiriendo que va a masturbarse, es demasiado descarado - ¿Qué haces aun ahí? ¿cambiaste de opinión y quieres ayudarme? – salgo corriendo como una posesa hasta llegar a la cocina, voy directo al grifo y mojo mi cara, se que eso no va a ayudarme para nada, en cuanto vuelva a verlo voy a querer saltarle encima de nuevo. Debo de ser idiota, no comprendo por que me estoy conteniendo, estoy segura de que seria mas feliz disfrutando con su maravilloso cuerpo.
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