Juego De Placer

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Capítulo 2

Me despierta la luz del sol dándome en el rostro, abro los ojos y siento el calor de un cuerpo junto al mío, me siento en la cama de golpe al recordar lo que sucedió la noche anterior, miro al hombre acostado a mi lado y me alegra que aun este dormido, no sé por qué, pero me siento avergonzada, corro de un lugar a otro de la habitación, reuní mis cosas y me visto a toda prisa, después salgo de allí casi corriendo, detengo un taxi en la puerta del hotel y le doy mi dirección.

Llego a la casa, le pago al chofer del taxi y entro, me encuentro con Berenice sentada en el sofá, se me queda viendo con cara de pocos amigos.

– ¿Qué sucede? – le pregunto

– Uch…. No lo sé, déjame pensar, tal vez que mi amiga, la que nunca haría algo como eso desapareció con un hombre que nunca había visto en su vida y no apareció en toda la noche – pongo cara de culpable

– Lo siento – ahora solo queda disculparme – sé que nunca hago ese tipo de cosas, pero fue precisamente por lo que lo hice, necesitaba sentir que mi vida era diferente. Pero debí llamarte por teléfono – me sonríe

– No te preocupes, tampoco es para tanto, solo me preocupe un poco, ¿Cómo la pasaste? – pregunta esta vez con una cara picara – porque si lo pasaste bien lo demás no importa – las imágenes de todo lo que me hizo Franco la noche anterior vienen a mi cabeza como un torbellino, no pensé que la promesa que me hizo de darme placer fuera a ser tan certera, solo de pensar en ello mis piernas tiemblan

– Sin dudarlo ni un instante puedo decir, que fue la mejor experiencia de mi vida – resoplo y me dejo caer sobre el asiento que esta frente a ella, como me dijo ese magnifico hombre, no voy a ser capaz de olvidarlo en mucho tiempo – sé que nunca lo voy a volver a ver, pero de verdad no me arrepiento

– ¿y por qué no vas a volverlo a ver? – me pregunta Berenice

– Porque fue solo una aventura de una noche, algo que nos hizo sentirnos bien, pero que iba a durar un momento, y ni siquiera le di mi nombre real – hago una mueca – además, era eso lo que quería – intento convencerme a mí misma

– No lo creo, sé que no eres del tipo de chica que se conforma con silo una noche, vas a seguir pensando en el durante mucho tiempo – posiblemente tenga razón, me pongo de pie, no me apetece seguir hablando del tema.

– Da igual, es lo que hay, me voy a mi habitación, necesito desesperadamente descansar – ella asiente y me ve marcharme.

Tomo uno de mis pijamas infantiles, me meto en el baño y cuando veo mi reflejo en el espejo me impacto, parezco una drogadicta acabada de meterme una dosis, mi maquillaje esta corrido, mi ropa desordenada, no sé qué habla pensado el taxista que me trajo aquí, pero no debe de haber sido nada bueno, regulo el agua de la ducha, me meto dentro y comienzo a restregar mi cuerpo mientras pienso en todos los rincones que nunca habían sido explorados por nadie y que Franco encontró y me hizo sentir, incluso veo pequeñas marcas de sus manos en mis caderas, también hay algunas aún más pequeñas sobre mis senos, mi piel está muy sensible, yo estoy totalmente sensible.

Con mi cuerpo fresco y mi rostro de regreso a la normalidad me recuesto en mi cama, intento dormir y el rostro de Franco no abandona mis pensamientos, incluso cuando logro conciliar el sueño lo hago para que mi cabeza regrese a esas escenas, me despierta mi teléfono sonando desesperado, respondo sin muchos deseos y sin siquiera mirar la pantalla.

– ¿sí? – me siento en la cama mientras espero una respuesta

– ¿es usted Gia Donovan? – me desperezo al escuchar mi nombre dicho con tanta seriedad

– Si, soy yo – le dejo saber a mi intercomunicador que, por demás, no tengo registrado en los contactos de mi teléfono, regreso el aparato a mi oído

– Yo soy Mauro Rozzi, el asistente general de Campreiri – reconozco el nombre, fue la empresa donde hice una entrevista ayer – quiero informarle que esperamos que se presente el Lunes para que comience a trabajar como asistente personal de nuestro CEO, nos gustaron mucho las respuestas que dio en la entrevista y pensamos que le va a ir muy bien con nosotros – me quedo en choc, de verdad no pensé que estas personas fueran a interesarse en lo más mínimo por mí, el Grupo Campreiri se decida mayormente a importar y exportar autos de lujo, también controlan algunas constructoras y agencias de Viaje, hoteles, pero nada que tenga que ver con el campo en el que me he desenvuelto toda la vida, sin embargo me siento muy alegre por recibir esta llamada, al menos voy a poder dejar las filas de desempleados de este país.

– Claro, el lunes voy a estar allí – Grito al teléfono, creo que debo de haber dejado sordo al hombre del otro lado del teléfono – lo siento – me disculpo – voy a estar allí mañana – suspiro, el me cuelga sin esperar a que diga nada más, salgo de la habitación dando brincos y gritando – Berenice – sale de su habitación con cara de sueño, tiene que haber estado durmiendo

– ¿Qué? – me pregunta - ¿se está quemando la casa? – niego, me acerco y la tomo de las manos

– Me llamaron de Campreiri, tengo trabajo – ella se ve tan sorprendida como yo

– ¿en serio? – asiento, ella se me queda viendo - ¿y por eso estas tan feliz? – vuelvo a asentir

– Necesito prepararlo todo, tengo que ir perfecta a mi primer día de trabajo – desde que me gradué había trabajado en mi anterior empresa hasta que esta cerro, así que esto de conseguir trabajo es algo nuevo para mí, entro corriendo en mi habitación, de la misma forma loca en la que salí, abro la puerta de mi closet y quedo decepcionada al no ver nada adecuado para ponerme, no tengo idea de que es lo que debe de utilizar una asistente personal - ¿Qué se supone que me ponga? – pregunto mirando dentro del armario

– Quizá esto – me volteo, sobre mi cama hay una falda negra y una blusa de cuello alto color vino – lo compre para regalártelo cuando consiguieras un empleo – ella siempre piensa en este tipo de cosas, por eso es una mujer tan exitosa, me abalanzo sobre ella y la abrazo

– Me parece que la vida me está recompensando por haber hecho algo diferente – digo de forma tonta – no creí que fueran a llamarme – exteriorizo como me siento

– Pero si lo hicieron es porque notaron que eres una excelente trabajadora, no tuviste nada que ver con que tu anterior agencia cerrara y todos los que te rechazaron son unos tontos supersticiosos – en todo este tiempo ella no había dicho nada al respecto, pero imaginé que sentía algo así

– Gracia por decírmelo, ya lo sé, pero es bueno escucharlo.

El resto del día se me fue en preparar las cosas, estoy demasiado nerviosa como para hacer algo más, incluso comer me costó bastante, me acuesto temprano con la intención de dormir y no lo consigo, al final me despierto al día siguiente mucho más agotada de lo que me acosté la noche anterior, me aseguro de verme presentable y tomo un taxi con lo último que queda de mis ahorros para llegar a tiempo y sintiéndome fresca, veo al hombre que me hizo la entrevista esperando en la puerta, me acerco a él.

– Buenos días – lo saludo – yo soy Gia Donovan – asiente

– Ya se señorita Donovan, sígame por favor – me guía hasta el elevador – e propio CEO se va a encargar de darle sus tareas, pero quiero que sepa que es bastante exigente, justo por eso es que la contratamos a usted a pesar de que no tiene nada de experiencia en este mundo, se ve que tiene mucha fuerza de voluntad – no voy a asustarme porque me diga estas cosas, venia preparada para esto – y lo otro que necesito que sepa es que tiene que encargarse de algunas cosas personales de nuestro CEO; pero eso se lo va a explicar el mismo con lujos de detalle – llegamos al último piso del edificio, me lleva hasta la puerta que da de frente al ascensor, llama y una voz que me parece muy familiar responde.

– Adelante – no puede ser, tengo que estar imaginando cosas, o eso pensé, porque cuando la puerta se abre puedo ver unos ojos que no podría olvidar ni, aunque borraran mi memoria, Franco Garlini está de pie frente a mí, bajo la cabeza para que no pueda ver mi rostro, espero que no pueda reconocerme, pero a la vez se que es casi imposible que eso suceda.