El principio del final.

675 Words
Ahí estaba yo en esa gran sala viendo como todos murmuraban entre ellos lo grandioso que había sido mi padre y otros pocos murmuraban cuál sería el destino de su legado. Pero también ahí estaba ella, esa maldita rubia alta con cabello rubio hasta los hombros, que aún nadie más en esa sala viera la hipocresía que tenía por la muerte de mi padre más que solo yo. No podía soportar viéndola ahí con cada persona llorando y diciendo que sin mi padre no podría seguir viviendo y que lo amaba tanto y que jamás podría estar con alguien más. Leslie es el nombre de la rubia que me había humillado durante tantos años y también la viuda de mi hoy difunto padre. Esa mujer llegó a nuestras vidas 9 años después de que mi madre muriera cuando yo nací, yo no veía mal que mi padre volviera a rehacer su vida al contrario, pero en cuanto ella se casó con el y se convirtió en la "señora de la casa" cambió todo, hacia que me padre me regañara por cosas que no hacia, me dejaba sin comer algunas ocasiones y su excusa con mi padre era que yo no me dignaba a probar lo que ella hacía. No pasó tanto tiempo cuando mi padre me envió a un internado en España. En donde pasé casi toda mi vida, hasta hace un año que regresé, para ser parte de la gran firma de Arquitectos que tenia mi padre con dos de sus mejores amigos, Walter Smith y Jerad Díaz. Todo marchaba bien hasta que mi padre enfermó y me dejó con un gran dolor. -Querida Ana no deberías haber traído ese vestido, te vez como una pordiosera- me susurro Leslie. -Y tú no deberías buscar marido tan rápido- le dije sonriendo. Ella me miró con ojos de me las pagarás pero yo me voltee para no seguir aguantando su presencia y en ese momento se me acercó el tío Walter así le llamaba yo ya que desde pequeña había sido un segundo padre para mi y también por ser el padre de mi mejor amiga Amelia. -Ana, mi niña ¿Como estás? ¿Ya comiste algo? -Si tío, logre comer algo de lo hizo mi nana- dije alejándome con el de ahí - pero la verdad no se si pueda seguir aquí con esta mujer- dije algo frustrada -Lo sé mi niña pero lamentablemente así tiene que ser, es viuda de tu padre. Yo que más quisiera poder sacarla de aquí por ti, pero sabemos que se haría un escándalo y no queremos eso en el funeral de tu padre- -Lo sé tío si fuera por mi ya estaría en la calle, pero tendré que esperar a que se lea el testamento de mi padre en donde por fin podré disponer de lo que me dejó y vivir en en otra casa donde jamás tenga que volver a verla.- Pasaron las horas y todo seguía igual, la gente yendo y viniendo dándome dandome el pésame y abrazandome. Mi mejor amiga Amelia había llegado con su prometido Scot los cuales se quedaron conmigo todo el tiempo. Cuando por fin todos se fueron caminé hacia a las escaleras para poder ir a mi recámara y de pronto Leslie me detuvo del brazo con fuerza. -¡¿ Que te pasa mocosa insolente?! crees que diciendo todas esas estupideces de hace rato te lo dejaré pasar- sonrio de forma macabra - ¿ Y crees tú que soy la misma niña tonta a la que asustas?- dije soltando con fuerza mi brazo- Que no se te vuelva a ocurrir tratar de humillarme diciéndome pordiosera porque la única pordiosera eres tú ya que ahora que murió mi padre yo seré quien te deje en la calle- me voltee y seguirá caminando - Parece que estás muy segura de que tu padre te dejará todo jaja. No sabes lo que dices, mañana que vengan a leer el testamento de tu padre te darás cuenta de que estás más muerta que el.
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