HECATE

1548 Words
(AURORA IBARRA) Puedo sentir el frío de la tierra en las palmas de mis pies, con los párpados cerrados creo espirales con mis dedos al frente de mi pecho antes de retirar esferas grises del lugar y cree solo una para soltarla a la tierra mojada, pude sentir calor en las palmas de mis manos. Aún con los párpados cerrados conseguí ver una luz blanca que cada vez brillaba con fuerza, y una sonrisa se formó en mis labios al sentir como energía de amor salía de mi ser para ir al centro de la madre tierra. —Oscuridad a la oscuridad, luz a la luz, amor al amor —planté mis pies en la tierra, y hundí mis palmas en la tierra—. Con tu luz, cubre y transforma la oscuridad en amor, despierten hijos de Gaia. ¡Despierten! El momento es ahora. Toque mi entrecejo con la yema del índice, sople en mi palma para después sujetar al aire y volver mi mano a la tierra, entregando a ella el soplo de vida. Sintiendo mis manos cargadas, solté esa energía amorosa a los cuatro puntos cardinales. —Despierten, hermanos míos, despierten y regresen a sus raíces. Uní mis manos antes de llevarlas a mi pecho, ignorando que en mi vestido blanco tenía manchas de tierra. Abrí los párpados para mirar a mi alrededor, sonriendo al sentir que un cambio importante está por venir, la luna me alumbra la espalda y el sol, me da la cara. Escuchando la música que tocaba para mí, la naturaleza, me deje llevar por lo movimiento que mi cuerpo quiere seguir. Uní estas dos energías astrales para activar nuevos saberes en mí. Seguí bailando a pesar que la canción se volvió más silenciosa, sentí mucho magnetismo a mi alrededor, pero seguí bailando hasta que no pude sentir más al aire danzar con mi cabellera suelta. Abrí los párpados, la luz brillante cambio a un violeta que amplió la sonrisa de mis labios, la armonía se expande en mi ser como una electrizante energía, siento las palmas de mis manos arden, pero tan suave que parece una caricia cálida, de ellas sale una llama roja que alumbra lo suficiente a mi alrededor, aunque no lo necesitaba para caminar en este bosque que siento conocer como si fuese mi hogar, como si aquí hubiese sido concebida. Hecate. Picor sentí en mi entrecejo, frente a mí puede ver una neblina que se abre paso entre cuatro esféricas rojas que se van acercando. Doy pasos hacia adelante con la intención de ver de cerca esas esferas, entre más me acerco puedo discernir que son dos perros negros que se acercan a mí, como una niña me acerco a ellos para saludarlos. Dedico besos a cada uno que me guían después por un camino adornado con rosas de color carmesí, sostuve una, tras pedir permiso a ella y la coloqué detrás de mi oreja. —Estoy lista, dulce madre. Caminé muy poco para presenciar su divinidad que me abrazó con un calor tan suave, sentí su amor incondicional que me envolvía. Ella acarició mis cabellos, susurrando a mi oído que estaba haciendo un buen trabajo, que siempre me está observando, cuidando, que recuerde mi verdadero poder... Mi poder. —Es tuyo. Beso mi entrecejo con su amor maternal, repitiendo que recuerde quien soy, que el poder está en mí. Sabía de qué me estaba hablando, recibí la información con mucho amor. Los canes acariciaron sus caras en mis muslos antes de irse también. Todo en mi entorno lo sentí eléctrico, pero me sentía muy feliz por este encuentro tan maravilloso. Sentí su presencia a mi lado, a Tomas, quien tomo mi mano. Manteniendo los párpados cerrados pude verlo con los ojos vendados, la boca sellada y una neblina verde envolver su cuerpo, como si de cadenas se tratase. Por primera vez, sentí desesperación, pero pronto se volvió en calma. —El juramento que te ato, disuelto es con la llama de mi amor. Nuestros dedos se entrelazaron y un soplido fue suficiente para que la maldición se disuelva, dejando en su lugar un fuego rojo que lo rodea, con nubes de rosas rojas que van disolviéndose en su cuerpo. Sonreí al vernos con los dedos entrelazados, y nuestras frentes unidas. —Aquellos que desean nuestra desunión olvidarán nuestros rostros y nombres, volviendo amor sus juramentos imprudentes. Él pronunció mis palabras, haciendo uno nuestro rezo protector. Sellamos la protección con el acto de amor más puro, explotando una esférica de energía sanadora a los cuatro puntos cardinales. En cada beso, un despertar nuevo sentía bailando en cada parte de mi ser, descargamos nuevos códigos de luz para activarlo en ambos. La satisfacción continuó creciendo en mí, pero una luz blanca fue cada vez más fuerte, y tan brillante que me obligó abrir los párpados, hacer esto era verdaderamente pesado, pero eso no impidió que la luz fuera cada vez más brillante. Me vuelvo a acomodar en la almohada para seguir durmiendo, pero ya no es posible a estas alturas, porque lo único que puedo ver es oscuridad. Y me remuevo para volver a intentar dormir, o intentar. Me cubro hasta la nariz para calentarme un poco más porque todo el lado derecho de mi cuerpo estaba helado, casi, casi, tiritando de frío. Mantuve los párpados cerrados con la presencia de Jonatan en mi entorno como si estuviera a mi lado. ¿Es por qué soñé con él? Cuestionarme es mi lado racional, de la duda y del miedo, si quiero ver cambios reales en mi vida debo de hacer algo al respecto para que este cambio suceda. Debo ir a la raíz del miedo, aprovechar este estado tranquilo para hacer lo que me corresponde. Chakras, limpiar y activar. Creo que debo de hacerlo, la última vez que me conecté a los Akachas me lo sugirieron, pero aún sentía que no era el momento para trabajar en ello, pero si seguí la sugerencia de enlistar todo lo que tengo pendiente para ponerme a trabajar. Pero volvamos al tema importante: ¿Por qué tengo miedo que Tomas esté en mi vida? Ahora mismo mi mente está vacía, no tengo ningún pensamiento contrariado, es más fácil mantener la mente en blanco. Tengo miedo porque me quedó ese trauma de otra vida, en donde él se fue, temo que vuelva a suceder, que otra vez me vaya a abandonar por alguien más. Entonces, el punto traumático inicia cuando él me deja por irse con otras mujeres, o una en específico: Marisol. Esa mujer que en una vida que volvió a mi vida fue mi madrastra, esa que me humilló y maltrató. Ya puedo entender mejor porque me sentí tan mal mientras estaba cerca de ella, porque la incomodidad y la incertidumbre. Ahora lo entiendo mejor. —Tengo que limpiar esa energía y con Jona también. Dioses, me siento tan cansada, tan asqueada con todo que ya no sé si pueda seguir así. ¿Cuánto más? Sería fácil irme a llorar, si lo hago estaría bien porque igual sano, pero me siento tan cansada. Tengo que cerrar ciclos. —Ya sabes que hacer, empieza. Lejos de asustarme, sentía pura calma porque estoy en el camino correcto. Ahora sé que todo va estar bien, va ir mucho mejor de lo que creía. Mantuve los párpados cerrados, tapando mi cuerpo tanto como podía con el cubrecama y me dejé llevar mientras pedía mentalmente que me guíen a la sanación. No tardó demasiado para que pueda sentir nuevamente su presencia, ahí está ella, Hecate, tomando mi mano, acariciando mis cabellos tal como lo había hecho en el sueño. —Tu sabes que hacer. Sí que lo sabía, pude sentir como mi cuerpo vibraba para dejarme salir por un momento, viéndome desde fuera, dormida y protegida por ella, mis guías, protectores. Teniendo a Hecate de testigo, toque con la punta de mi dedo mi frente y cada uno de mis cuerpos aparecieron. Mis manos comenzaron a danzar alrededor de estos cuerpos para la limpieza sugerida. Incluso cree un campo protector para que ningún implante ingrese a mí. Activé nuevos códigos antes de que Hecate diera un soplo a mi cuerpo, regresando todo a su sitio. —Ya está, hija mía —beso mi frente para después alzar mi mentón—. Ya puedes ver. Por un momento no entendí a qué se refería, pero en cuanto vi su rostro, sentía la respuesta en cada parte de mi ser, pero antes de que pudiera decir algo, Hecate se había ido. El escenario cambio drásticamente porque ya no veía la oscuridad, sentía alguien a mi lado que me protegía, que está mirando al cielo al igual que hago yo. Voces en el fondo comencé escuchar, el cielo cada vez se veía más lejano, las voces más fuertes. Abrí apenas mis párpados, notando la oscuridad, con el pasar de los segundos, miré hacia arriba, encontrando el techo de mi habitación. En cualquier otro momento me hubiese sentido triste porque deseaba volver al sueño, pero esta vez no. Me siento en paz, pero muy sabía, comprendía muchas cosas que antes no. Siento mucho deseo por hablar, pero no estoy segura si quiera que alguien podría entender mis palabras. ¿Sería posible? Ahora mismo no, pero si en algún momento.
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