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Del Otro Lado Del Tiempo

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Blurb

Victoria Philips está a punto de casarse con quien cree es el hombre de sus sueños, tiene un increíble trabajo en la mejor firma de abogados y su vida no puede ser más perfecta, pero no todo es lo que parece. Tras enterarse de una terrible traición, su mundo se pondrá de cabeza y su vida dará un giro inesperado cuando en un viaje descubra que el amor y el tiempo pueden romper barreras.

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Cap. 01
Victoria Phillips era una mujer de armas tomar, abogada litigante en uno de los bufetes mas prestigiosos de la ciudad. Se sentía en la cúspide, tenía una carrera prominente y estaba apunto de contraer matrimonio con el hombre de su vida Andres Méndez Cruz, quien además era hijo de su jefe y parte de la élite de la ciudad. Aquella tarde, Victoria había dejado todos sus pendientes en orden, se retiraría del bufete por un mes para atender los asuntos pertinentes a su matrimonio que se realizaría en una semana, además de la posterior luna de miel. —Vicky — la llamó su amiga y compañera de trabajo, Bertha, entrando a la oficina — ¿Ya te vas? Vamos por unos tragos, hoy será tu despedida de soltera. Victoria se rie, su amiga no desperdiciaba una oportunidad para tomar alcohol. — está bien, por favor que sea algo tranquilo. — pidió esta. —Déjalo todo en mis manos. — Bertha arregla su cabello rubio y sale contoneando exageradamente sus caderas. Cuando queda a solas, victoria recoge sus cosas y le envía un mensaje a su mejor amiga, Fridda, para que le de encuentro en el bar donde se reunirán el grupo de amigas. Ella no tenía ganas de hacer nada, lo que en verdad quería era irse a casa para descansar, sin embargo sabía que Bertha jamás lo permitiría. Al cabo de una hora en un reservado se encontraba un grupo de mujeres muy alegres que bailaban y bebían. —Vicky, salud por tí — dijo Bertha levantando su copa. Victoria sonrió y las demás chicas también levantaron sus bebidas para brindar. —Gracias a todas. — les dijo Victoria. Fridda se acercó a ella y le susurró en el oido — Vaya que tu colega es muy insoportable. Para Victoria no era secreto que Fridda y Bertha no se toleraban, esta última a veces podía llegar a ser un poco insufrible. —Es una buena persona, sé que a veces tiene actitudes altivas pero eso no la hace mala. — defendió Victoria Fridda rodó los ojos, su amiga estaba ciega, no podía ver que esa mujer era una verdadera arpía. —¿Y el bueno para nada de tu prometido cuando regresa de su viaje? — preguntó Fridda —¿Son ideas mias o este día estás con la lengua mas afilada de lo normal? — respondió Victoria con otra pregunta mientras arqueaba su perfecta ceja. —Vicky ya sabes lo que pienso de él. —Tienes ideas equivocadas, te aseguro que Andrés me ama tanto como yo a él. Fridda suspiró, solo quería la felicidad de su amiga. —Dejen la charla y vamos a bailar ¡uhhh! — gritó Bertha jalando a Victoria de la mano para llevarsela a la pista. La noche transcurre con normalidad, Fridda se siente un poco mareada así que se dirige al baño para lavarse un poco el rostro pero primero ingresa a un cubículo, necesitaba vaciar su vejiga. —Te extraño mucho mi amor, deseo con ansias tenerte entre mis piernas... Fridda escuchó aquella voz, era Bertha que había entrado hablando por teléfono, así que guardó silencio para tratar de escuchar. —La tonta de tu novia me tiene muy celosa, pero me encanta ser tu amante, Andrés. ¡¡¡¿Qué?!!! Se sorprendió Fridda al escuchar aquello, tal vez escuchó mal o quería pensar que era otro Andrés y no el prometido de su amiga. Quizás estaba muy ebria, estaría alucinando. —Nos vemos pronto cielo, te daré una despedida de soltero que jamás olvidarás. — Bertha dijo esto último y se despidió para luego salir del baño. Fridda estaba atonita, no sabía que hacer. Si le decía a Victoria seguramente no le creería, y no tenía pruebas de nada. Pero no podía permitir que aquel par de sinvergüenzas se burlaran de su amiga, eso sí que no. Salió del baño y volvió junto al grupo para despedirse. —Vicky, lo siento pero ya debo irme. — le dijo a su amiga dandole un beso en la mejilla. —¿Ocurrió algo? — preguntó Victoria al verla un poco pálida. —No, tengo unos diseños que entregar mañana temprano y lo había olvidado. Iré a verte luego ¿vale? — Fridda estaba urgida por salir de ahí, así que sin más se marchó. Victoria sabía que algo más ocurría pero luego lo averiguará, ella también ya había tenido suficiente, así que tomó su bolso y se despidió de sus amigas quienes estaban un poco decepcionadas por su partida. Condujo hasta su departamento y apenas llegó se dió una ducha para luego caer en un sueño profundo. . . . Tres días después, Victoria y Bertha se encontraban en el atelier de Fridda, ella era la encargada de fabricar los diseños para todos los vestidos que las damas de honor usarían en la ceremonia, ya estaban listos para ser entregados. —Están hermosos — decía Victoria acariciando la suave tela — Gracias, hiciste un gran trabajo. —No es nada — respondió Fridda restandole importancia. —Yo debo ser sincera; me parecen horribles, corrientes y sin nada de glamour — soltó Bertha su veneno. —No te permito que hables así de mi trabajo — levantó Fridda la voz, harta de la actitud de aquella mujer. —Bertha, estás siendo grosera. Si no te gustan, eres libre de no usarlos. — la encaró Victoria. —Solo estoy diciendo la verdad, pudo haber sido más creativa. — se defendió la mujer. —Mis diseños no son para mujeres vulgares como tú — espetó Fridda al borde. —¿Cómo me has llamado? — se acercó Bertha amenazante y Victoria tuvo que interponerse entre ambas. —¡Basta ya! Comportense como adultas. — habló Victoria mirándolas a ambas. Fridda tenía ganas de soltarle unas cuantas cosas a aquella descarada, pero sería paciente, en cualquier momento se las cobraría todas. —Mejor me voy, y Vicky, no me lo tomes a mal pero yo me encargaré de mi vestido. Prometo que cumplirá con los estándares del protocolo.— dijo Bertha, abrazó a Victoria para luego salir con paso firme del lugar. Victoria suspiró, no quería tener que lidiar con más estrés del que ya tenía pero ambas eran sus amigas. —Zorra desgraciada — bufó Fridda cuando la mujer desapareció de su vista. —Lo siento mucho, no debí haberla traído — se disculpó Victoria con su amiga. —¿Quién se cree que es para criticar mis diseños? Está bien, yo no soy Carolina Herrera pero me he hecho de un muy buen reconocimiento por mi trabajo como para que venga esa idiota a decir que es corriente. —Lo sé, tienes razón, además tu trabajo es increíble. —No sé como puedes ser amiga de una mujer tan despreciable. — se quejó Fridda un poco dolida. —Me ha apoyado mucho desde que llegué al despacho, por favor, perdóname. — Victoria se sentía mal, entendía a Fridda. —Estoy segura de que más temprano que tarde se le caerá la máscara y verás que tengo razón. Se hizo un silencio incómodo, Victoria no sabía qué responder, ella simplemente justificaba el comportamiento de Bertha en que así era su personalidad. Aquella mujer la había apoyado en todo cuando ella recién entró a trabajar en el despacho, fue de gran ayuda para su adaptación pero por alguna razón era incompatible con Fridda. Siguieron viendo los vestidos uno a uno, también un diseño que era para la fiesta de recepción y Victoria estaba maravillada con aquella pieza. Fridda aún pensaba en cómo impedir que su amiga cometiera el error de casarse, debía actuar pronto o sería demasiado tarde. Aunque la veía muy feliz, pero sabía que era a costa de un engaño. —Ya me voy, Andrés volvió y quedamos de encontrarnos en su departamento. — dijo Victoria abrazando a Fridda para despedirse. —Nos vemos pronto.— Fridda miró a su amiga de toda la vida, estaba un poco sentimental— Vicky, te quiero. —Y yo a tí. — sonrió Victoria ante aquéllas palabras de afecto para luego marcharse. Ella salió feliz porque al fin vería a su prometido, llevaban algunos días separados ya que el se encontraba en un viaje de negocios. Condujo lo más rápido que pudo, por fortuna no estaba tan lejos del exclusivo edificio donde residia Andrés en el centro de la ciudad. Al llegar, subió directo al departamento de Andrés y usó sus llaves para entrar, éste la esperaba en el salón con un vaso de coñac en la manos. —Osita — la llamó con voz melosa — ven aquí. Ella se fue directo a él y le dió un beso en los labios. —Te extrañé. — susurró ella al separarse. —Lo sé, pero ya estoy aquí y quiero que me consientas — Andrés sonreía de medio lado. Sin perder tiempo ambos se entregaron a la pasión de una pareja que se había extrañado.

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