Capítulo 2

1249 Words
Como ayer durante la cena el rey anunció que deseaba tener un heredero, las tres esposas aparecieron en la zona sur del castillo con la intención de burlarse. Llegaron de forma separada, aunque las tres dijeron algo similar. Yo no les presenté atención, ya estoy acostumbrado a que me menosprecien, por ende, ni siquiera me afectaban sus palabras. No voy a negar que me entristecía saber que el rey elegiría a la madre de su heredero, sin embargo, sabía que esto era algo que lo haría feliz y eso me importaba mucho más que aquel sentimiento de tristeza que me envolvía. Igualmente, como mi día continuaba, opté por llevar a cabo mis responsabilidades. Hoy el día estaba hermoso, no podía desaprovechar la oportunidad de trabajar en el cenadero de mi jardín, aunque cuándo estaba acabando de leer una documentación, un sujeto al que no conocía irrumpió mi tranquilidad. –Buenas tardes– saludó con amabilidad. –Buenas tardes– respondí su saludo. Era un sujeto alto de cabello castaño, sus ojos eran de un tono celeste y parecía un sujeto gentil. –Lamento interrumpirlo, pero me mencionaron que usted podría ayudarme con una documentación– me dijo mientras que yo no sabía si debía confiar en él. Cómo no deseaba ser descortés, lo invité a sentarse frente a mí y pronto me fue hablando sobre negocios. Desde que estoy en este castillo, a diferencia del resto de esposas, yo tengo conocimientos en temas legales y políticos. Como desde niño me ha gustado leer, suelo tomar el trabajo más tedioso que ayuda al rey a liberar su agenda. Hablar con él era fácil, de hecho, comenzó a contarme que era un príncipe de un reinado vecino. Hablaba con alegría y de cierto modo, me dio curiosidad conocer más sobre él. Tener compañía era agradable, además como quería hacer amigos, le ofrecí té y unos bocadillos para acompañar nuestra charla con algo delicioso. Al principio, sólo hablábamos sobre la documentación que lo mantenía preocupado, sin embargo, luego la conversación cambió y las horas continuaron avanzando hasta que el cielo se volvió anaranjado. –¿Los bocadillos fueron preparados por usted, majestad? –Sí, ¿por qué? ¿No fueron de su agrado? –pregunté con preocupación. –No, no es eso, estaban deliciosos– comentó con una sonrisa– aunque debo confesar que no me he acercado a usted con los fines que demostré– confesó. –¿A qué se refiere? –pregunté confundido. –La madre del rey Sherman, mencionó que usted sería una excelente opción para casarme. –Pero yo... –Sí, lo sé, está casado con el rey, pero él mencionó que podía disolver el matrimonio si usted era de mi agrado– comentó mirándome a los ojos– al principio no estaba seguro, las otras esposas del rey mencionaron cosas desagradables sobre usted, pero veo que, en realidad, sólo fueron comentarios de serpientes envidiosas. No sabía cómo reaccionar, si bien sabía que no era del agrado del rey, no pensé que sería capaz de ofrecerme a otra persona sólo para deshacerse de mí. Su madre ya lo había intentado antes, de hecho, en más oportunidades de la que puedo recordar, sin embargo, no creí que en esta oportunidad ambos estén detrás de esto. Aquel príncipe hablaba con alegría, me miraba como el rey nunca pudo hacerlo, de hecho, decía cosas lindas que, de cierto modo, me hacían sentir menos desagradable, aunque por supuesto que, una vez se fue, me armé de valor para encaminarme a la oficina del rey. Por supuesto que estaba nervioso, no sabía cómo iniciaría la conversación, además los guardias que custodiaban su puerta, me advirtieron que estaba de malhumor. No deseaba esperar a mañana, sabía que, con respecto a mí, su humor siempre era el mismo, así que igualmente entré. –Su majestad– dije al nada más entrar, incluso me reverencié con respeto viendo como estaba leyendo unos documentos. –¿Qué quieres? –preguntó con rechazo. –Hoy un príncipe vecino hizo aparición en la zona sur del castillo– dije mientras lentamente me acercaba– ¿planea disolver el matrimonio? –Aún no lo sé, aunque mi madre mencionó que serías una buena opción para crear lazos con ese reino– comentó desinteresadamente, sin saber que sus palabras me lastimaban. –Su majestad, siempre he tratado de complacerlo e incluso agradarle. Cuándo nos casamos le entregué mi vida y si usted lo ordena, aceptaré el divorcio sin esperar los beneficios económicos– fui diciendo con tristeza– si el verme casado con alguien más lo hace feliz, lo haré. –¿Harías cualquier cosa por mí? –preguntó levantándose de su asiento, acercándose a un estante donde tomó una copa de oro y me sirvió lo que parecía agua. –Por supuesto– respondí. –Entonces bebe esto– dijo ofreciéndome la copa. Yo la recibí sin dudarlo, de hecho, planeaba beber su contenido hasta que él me detuvo. –¿No preguntarás que es? –preguntó un poco asombro. –Me ha dicho que lo beba ¿por qué preguntaría? –respondí viéndolo a los ojos. –Es veneno– dijo con un rostro completamente neutral. Yo observé el contenido de la copa, parecía agua, aunque efectivamente tenía un aroma extraño que me advertía que no lo era. Claro que, no pensé que sería veneno, de hecho, millones de preguntas viajaban por mi cabeza, pero no sabía cómo comenzar. –La sacerdotisa predijo que me quedaban 3 días de vida– comenzó diciendo sin tener que preguntar– para cambiar esto, debía intercambiar con los dioses la vida de una de mis esposas a cambio de vivir más tiempo. Yo me quedé en silencio, eso sonaba horrible. Él aún es muy joven, hay mucha gente que confía en que será capaz de incrementar las riquezas de este reino. Él tiene una vida más feliz que la mía, por ello, nuevamente no dudé a la hora de intentar beber el contenido. –¿No dirás nada? –preguntó confundido– sabes que, si yo muero, tú tomarías mi lugar, ¿verdad? –Sí– respondí. –¿Entonces? ¿Aun sabiendo esto darás tu vida sólo para aumentar la mía? –preguntó asombrado. –Yo sé que me desprecia, nuestro matrimonio fue forzado por su padre, por ello lo entiendo, de hecho, no lo juzgo– dije con una sonrisa– lamento que haya tenido que casarse conmigo, yo...–titubee– le tengo mucho cariño– confesé, aunque me daba miedo agobiarlo si decía que lo amaba, por ende, no lo dije– le daría esta y mis otras vidas si así lo quisiera– añadí atreviéndome a deslizar mi mano por su mejilla, sintiendo como mi corazón se aceleraba con aquel mínimo roce– me gustaría decirle que espero verlo en la otra vida, pero bien sé que esos no son sus deseos, por tanto, le pediré a los dioses que no nos vuelvan a juntar para que en sus siguientes vidas, pueda ser muy feliz. Como no deseaba alargar más mi despedida, simplemente tomé el contenido de la copa escuchando unos segundos antes, como trataba de evitarlo. Al principio no fui capaz de sentir nada, aunque poco después, mis piernas fallaron y pronto la oscuridad me envolvió. No sabía qué debía sentir, por mis mejillas sentía como las lágrimas se deslizaban, mientras que a mi alrededor sólo había oscuridad. Supongo que así se siente estar muerto...
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD