Capítulo 5

1393 Words
“Jueves de fuego” Me considero una chica normal, o bueno promedio, estándar. No soy extravagante pero tengo lo mío, pechos tamaño normal, ni muy grandes ni muy pequeños, con decirte que caben en una mano es suficiente, tengo curvas en los lugares adecuados, no soy bajita ni alta, mido alrededor de 1,70 la última vez que me midieron, peso unos 60 kilos, no soy delgada de hecho soy de contextura promedio, lo que si me fascina de mí, son mis ojos, no son verdes o marrones claro, son de un color miel clarito con pequeñas motas verdes, tengo pecas esparcidas en mi cara, por la nariz y mejilla, tengo unos cachetes decentes, labios inferior grueso e superior fino. Me gusta mi cara, es lo que más me gusta de mi cuerpo, y mi cabello, cuido mi cabello mucho, primero por mis trabajos porque la presencia es fundamental en ellos, y segundo porque mi cabello define mi estado de ánimo, si mi cabello esta hecho un desastre yo soy un desastre. Paso a mi camerino cuando ya estoy dentro del local, “Brisas calientes” en un lugar lujoso, que todos se mueren por venir, y no para ver culo o tetas, es para ver los espectáculos, primero estamos las cantantes, y luego las bailarinas exóticas. Unos meses después de haber aceptado el trabajo como cantante me ofrecieron trabajo de bailarina, porque había muchos clientes que preguntaban por mí, me negué y hasta el sol de hoy lo sigo haciendo, aunque las bailarinas ganan más que yo, no me atrevo hacer lo que ellas hacen. Tomo las zapatillas de tacón marrones que traje el día de hoy calzándomelas, me levanto para terminar de ajustar el body corsé color neón, hoy decidí cantar algo más feliz, más alegre, ya basta de tanta canción triste, y despechada, me aburrí. Paso al espejo para darme un retoque de maquillaje, el cual necesito con tantas ojeras que padezco desde que tengo dos trabajos. —Lista— murmuro mirándome al espejo, satisfecha con el resultado. Cierro los ojos mentalizándome para el espectáculo de hoy. Justo cuando pienso en salir, tocan la puerta, musito un adelante porque sé que es Richard. —Hola, cariño. Cambio de planes, puedes cantar felices los 4 de maluma, hay una cumpleañera y quieren esa— me pide sonriéndome. —Ah claro, no hay problema, igual es feliz— respondo restándole importancia con un gesto de manos. —Gracias, Ali, sabía que dirías que sí. Y ya de paso te aviso que tu cita de las 9 ya está en el público en su sitio de siempre— ruedo los ojos a lo que él suelta una carcajada. —Eres un tonto, y ese hombre un loco. No entiendo cuál es su afán en venir a verme— levanta sus cejas arriba y debajo de forma sugerente. —Ya lo sabes, le gustas.., y quiero un poco de ti— cierra la puerta una vez que dice esas palabras. —Ese hombre debe estar loco, tantas mujeres en este local y se fija en mí, que solo soy una cantante. Me arreglo el cabello por última vez, me coloco el antifaz. De las cantantes anónimas, solo somos 2 el resto van al desnudo, pero obvio esas son mujeres que trabajan después en el club de algo más, por no decirles prosti… cosa que no es asunto mío, la otra chica anónima viene los días que no me tocan a mí, por eso ni la conozco, a excepción de las demás, que si la conocen, y dicen que es una chica misteriosa, y algo extraña. Vuelvo al mundo mientras camino por el pasillo, dirigiéndome a mi realidad. Ser una cantante en un club nocturno de supuesto karaoke. Inhalo y exhalo antes de pasar al escenario, después de tanto tiempo aun necesito prepararme psicológicamente para subir al escenario. Grecia baja del escenario, y me sonríe al pasar por mi lado. —Nos vemos mañana guapa, ya me voy…— se despide apurada. —Adiós. Subo al escenario escuchando la presentación del anfitrión, dice mi nombre artístico, “Barbie V”, el Barbie es por el color fucsia de mis primeros tacones y la peluca amarilla, y la V de mi país. No creo que nadie, entienda ese nombre, solo me identifica a mí. Me situó en el medio del escenario, con mi mejor sonrisa, los músicos se preparan para mi número, respiro profundo pensando en la letra de maluma, concentrándome. Cuando abro mis ojos me encuentro con mi fan número 1 mirándome directamente, y no es para menos, hoy tengo un corsé, súper ajustado, que realza más mí figura, y me hace lucir muy sexy. Le sonrío, e incluso le guiño un ojo, sabedora de su interés, sintiéndome atrevida por primera vez en mi vida. Tengo 19 años, estoy en el 2 año de derecho en un país extranjero, creo que es momento de que me deje ir un poco, no le quito la mirada de encima cuando comienza los acordes de felices los 4, me muevo lentamente, mirándolo solo a él, el cual no oculta su impresión, y me come con la mirada, su sonrisa ladina, me incita a seguir… seduciéndolo. Mi voz sale con la primera estrofa, automáticamente se escucha bulla en las mesas, seguro la cumpleañera feliz de su petición, me muevo cantando, imaginándome que solo estoy haciéndolo para él hombre que me mira con ojos hambrientos, con deseo y pasión, es una locura, pero me gusta. —Si conmigo te quedas, o con otra tú te vas, no me importa un carajo porque sé que volverás…— mi mirada está puesta en el mientras termino esa parte, siento la conexión entre ambos. Lo veo mover sus labios, en una frase. —Serás mía— me da escalofríos leerle los labios mientras sigo cantando. Sonara loco pero en vez de darme miedo, me excita. Me enciende. —Y lo hacemos otro rato. Lo nuestro no depende de un pacto. Disfruta y solo siente el impacto. El boom boom que te quema, ese cuerpo de sirena. Tranquila que no creo en contratos. (Y tú menos...)— observo como sonríe mientras canto. Decido romper el contacto visual, paseo mi vista por el lugar y hay muchas chicas cantando y otras pendiente del lugar, incluso hay algunas cerca de mi fan misterioso, eso me da una punzada de celos, no quiero que lo miren con interés, y menos que él las vea, quiero que solo se centre en mí, me muevo con la melodía dejando esos pensamientos a un lado, no tengo nada que ver con ese hombre, y tal vez sea mejor así. Finaliza la canción, y espero la otra, esta vez es una de Karol G. la desteto enseguida, no me gusta su música pero tengo que cantarla, tal parece que la cumpleañera es un poquito malandra, me burlo en mi mente. A pesar de no gustarme la canción de Karol, la canto con la misma pasión que la otra, esta vez mi atención está puesta en el esto del público, siento la mirada del hombre en mi cuerpo, en mis más mínimos movimientos, lo que me causa un poco de nerviosismo, pero no me amedrento. —Buenas noches, hasta la próxima— me despido, y lanzo mi beso al aire, esta vez miro al hombre, nunca lo había hecho, pero hoy como soy una atrevida lo hago, el hombre abre sus ojos sorprendido y extasiado. Eso no se lo esperaba es obvio. —Bueno amigos, eso fue todo por hoy, mañana nuevamente nuestras deliciosas cantantes estarán para animarles la noche. Es hora de la bailarinas…— la voz de Richard hace eco por todo el pasillo. Llego a mi camerino con las ganas de estar en casa… siento un cansancio ahora sí, matador. Estoy molida, lo primero que hago es quitarme los tacones, luego el apretado corsé, siguen las mallas, y todo el resto, quedo desnuda en el camerino, no es que importe mucho, aquí nadie entra sin tocar, cosa que me gusta de este lugar, hay respeto y privacidad. Me pongo mi ropa, jeans holgados rotos, una top estilo pirámide, una chaqueta de cuero negra, mis botas militares, me hago un moño alto, acomodo todo el desastre que hice anteriormente, y salgo de allí.  
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD