— Mama, mamá, ¡mira mi dibujo! — reclaman mis dos hijos, sin duda ser madre no es tarea fácil, por supuesto que NO es para arrepentirse pero los niños requieren de mucha atención.
— Vale, a ver yo veo — digo dejando la sopa sobre la estufa y me inclino a su estatura para ver lo que han dibujado.
— Este es mi papá antes de irse y está eres tú y nosotros estamos en tu barriga— dice Kyan mostrándome su dibujo
— Mami, mami, mira el mío ahora — dice Kayne enseñándome su dibujo dónde hay cuatro personas una mujer, un hombre y dos niños
— Que bonito dibujo Kayne cariño— digo y sonríe
— ¿Verdad que sí? este es papá y está eres tú y estos somos Kyan y yo — dice
sonriente
Si, así es soy una mala madre, que “Alimenta” a sus hijos de una fantasía en la que su padre volverá a nuestro lado algún día, bueno, es cierto que nunca sabemos las vueltas que puede dar la vida, pero quizá estaba siendo mala con ellos al no decirles la verdad, pero es que son unos niños maravillosos no puedo con la idea de decirles que por culpa mía no tienen un papá a su lado.
Si, es mi culpa debí haberme quedado y esperado a que esa persona despertara, y o decirnos adiós o simplemente ir a dónde el viento nos llevara, tal vez mis temores de toda la vida han estado allí inconscientemente en mi mente y han dirigido muchas decisiones que he tomado en la vida y quizá, solo quizá era esto mismo lo que me impedía comenzar una relación seria con alguien, tal vez es tonto, pero es así como son las cosas.
[...]
— Bien chicos, ya está todo listo — digo mientras nos sentamos en el sofá a esperar el transporte para la escuela.
Mientras estamos a la espera, el tono de llamada de mi teléfono, se hace presente, miro a los chicos con una sonrisa, me levanto y contesto.
— Hola, buenos días — digo contestando la llamada
— Buenos días soy Tamarah Hamingway de RR HH del grupo Knox, habla ¿Jackie Grant? — pregunta la voz del otro lado del teléfono.
— Si ella habla — respondo con algo de entusiasmo.
— Bien, señorita Grant, le llamo porque quisiera saber si se encuentra usted disponible para comenzar a trabajar en dos días — pregunta la mujer al otro lado de la línea.
— Si, claro, estoy disponible, ¿a qué hora debo estar allí? — pregunto
— Bueno, debe estar presente a eso de las 9 AM— dice
— Bien, estaré allí a esa hora, gracias señorita Hamingway — digo
— Que tenga un buen día — dice y terminamos la llamada.
Parece que después de un tiempo, las cosas volvían a marchar en mi vida, bueno, no digo que no lo hicieran, es solo que siendo madre, mi actual trabajo no ne permite darle muchas cosas a mis hijos que se que son necesarias en su desarrollo y tener finalmente una oportunidad de brindarles eso me llenaba de grandes expectativas.
Por suerte en la escuela, ya había arreglado todo para mí posible partida, claro todavía estaba en veremos hasta que recibiera la llamada que confirmaría mi puesto como nutricionista bilingüe del grupo Knox, lo que debía hacer ahora era confirmar todo en la escuela y decir que el día de mañana sería mi último día allí.
La bocina del autobús escolar se hace presente, los chicos toman las llaves del apartamento y salen por la puerta, bajando las escaleras y recibiendo al autobús en la esquina, yo los sigo cerrando la puerta y subo al autobús con ellos.
Una vez dentro del autobús, el conductor nos saluda y los niños sonríen, los tres nos sentamos juntos y entonces tomo el teléfono y llamo a Hannah.
— Hola Jackie cariño, ¿Ya vas a la escuela con los chicos? — dice
— Hola Hannah cielo, si cariño ya vamos para la escuela, ¿cómo amaneces hoy? — pregunto
— Cielo de maravilla, quería ir a recogerlos, para llevarlos a la escuela pero surgió algo, Aaaah, no se cuánto mas papá va a insistir en este compromiso — dice frustrada — Pero y tú cariño ¿cómo están los tres? — añade
— Oh pues nada mal, la verdad es que recibí una llamada temprano del grupo Knox y comienzo a trabajar el miércoles — digo
— Eso es grandioso, déjame saberlo y te acompaño ¿ok? — dice y yo asiento.
— Bien, eso haré — digo y nos despedimos prometiendo encontrarnos en la tarde para celebrar.
Pronto estamos en la escuela de los chicos y yo en mi sitio de trabajo, los tres bajamos, los llevo a su salón y luego me dirijo hacia la sala de descanso para ponerme mi uniforme de trabajo, me encuentro con Rachelle y Martha, y les aviso que al día siguiente será mi último día con ellas, las tres lloramos y nos abrazamos.
A decir verdad pasamos por muchas cosas juntas, los berrinches de muchos niños, las dificultades durante mi embarazo y también los cambios de personal en muchas otras áreas de trabajo de la escuela, las iba a extrañar, pero seguro que no serían las últimas veces que nos veríamos.
— Me alegra que lo hayas conseguido — dice Martha aún con lágrimas en sus ojos
— Martha tiene razón Jackie lo mereces, por ti y por tus niños — dice Rachelle — No te olvides de nosotras, ven a vernos cuando puedas o nosotras iremos a verte — añade y Martha la segunda, nos abrazamos otra vez y ya listas vamos a nuestros sitios de trabajo.
Los niños entran y salen del restaurante y me hacen sonreír y aguantarme mis lágrimas sin duda, boy a extrañar esto cuando me vaya, pero debo pensar en que ya no se trata solo de mi futuro sino el de dos más.
Cuando salí de la universidad trabajar en la escuela era el trabajo que todos menos querían, aunque fui la mejor de mi clase, quería experimentar lo que es estar en una escuela, en un ambiente no tan destacado en la sociedad de nutricionistas y desarrollarme desde allí y la verdad ahora valoro la experiencia que he adquirido aquí.