La mujer se quedó en silencio por un par de segundos, que ambos percibieron como una eternidad. Le sostuvo la mirada mientras trataba de aferrarse a su lado lógico, que flaqueaba cada vez más y la abandonaba a su suerte con los deseos de su corazón palpitando con una fuerza brutal que la hacían temblar con sutileza. Suspiró para controlarse. — Si —sonrió con debilidad. — ¿Dolió? —Yan no le quitaba la vista de encima. — Si —Fernanda suspiró antes de volver a hablar. Quería hablar, algo le decía en el fondo que podía desahogarse con él— dos veces —sonrió con amargura. Yan tragó saliva ante la respuesta de Fernanda. — ¿Te has enamorado dos veces? —Yan apretó los puños debajo de la mesa al sentir como un torrente de celos le golpeaba el ego. Saber que “Nina” se ha enamorado dos vece

