Nadie me tratará con indiferencia… ¡Eso jamás! Estoy acostumbrado a que en mi entorno todas las personas me tratan con el respeto que merezco. Pero esa chica me había hecho sentir viejo y miserable. —No tienes por qué ser tan grosera. Mínimo debes haber recibido unas cuántas clases de modales. —expresé molesto. —Pues los modales los saqué de paseo, no tuve que rogarle para que me ayudara, usted lo hizo porque le nació, así que no tiene que venir a exigir, pleitesía como si ahora yo le debiera el alma. —La arrogancia de esa mujer hacía que de verdad la quisiera en mi vida. Si ella iba a ser el amor de mi vida, pienso que era un comienzo ideal, me gustan los retos. Y sin querer se estaba convirtiendo en uno. —Pero podrías ser un poco más gentil. No me debes el alma, pero yo quisiera sab

