Prólogo
"Está permitido, en tiempo de gran peligro, andar con el diablo hasta haber atravesado el puente."
Proverbio Búlgaro.
Semanas más tarde del ataque en los estacionamientos.
Escondido en algún lugar de Canadá
POV ETHAN
Jamás esperé que mi vida terminará de esta manera, escondido como rata y añorando a una mujer que lo único que hizo fue ignorarme.
Desde el momento en que la conocí, me enamoré de ella, de su simpleza, de su ternura, de su belleza que me atrajo desde el primer momento, seguí cada uno de sus paso, fui su amigo esperando ser algo más, estuve con ella cuando ese hijo de puta la dejó y más aún, cuando tuvo a Sofía, esa niña que se robó mi corazón al igual que su madre, si ella me lo hubiera permitido, la hubiera criado como mi hija, la quiero como una.
Pero no, no me dejó ser más que su amigo, siempre me trató bien, pero jamás me dio la importancia que yo quería.
No se en que momento sucedió, pero llegó un punto en el que me obsesione con ella, eso jamás me había pasado, era tanta mi obsesión que me nublo el juicio cuando Nate regreso a nuestras vidas.
Sabía que ese imbécil sería un problema.
Ese bastardo me arrebató la única o última oportunidad que tenía de estar con ella, la posibilidad de que fuera mi mujer, de que fuéramos felices, los tres.
Me volví loco al verla junto a él, me llené de rabia e impotencia por ser desplazó por ella una vez más, y ahí fue cuando todo se salió de control, no pude seguir aguantando ser el amigo buena onda, no, no quería y no quiero ser su amigo, quiero que me amé como yo a ella, quiero que sea mi mujer, la madre de mis hijos, quiero que grité mi nombre cuando tenga un orgasmo, quiero verla gimiendo debajo de mi cuerpo mientras la penetro duro y salvajemente.
No dejaré que sea feliz con ese infeliz, antes muerto que verla en brazos de otro hombre que no soy yo.
- Hasta que apareces - maldita perra loca, ella está igual o peor que yo.
- No te quejes, me costó un montón poder pasar desapercibida para que no den con tu paradero y te atrapen - dice sentándose frente a mi con las piernas abiertas y dejando ver su coño, lleva un vestido rojo pegado al cuerpo, de largo casi al raz de su redondo culo y con un escote en V que me deja ver el nacimiento de sus grandes y perfectos senos.
- Nos, querida...nos atrapen, por que estas en esto conmigo...si me hundo, te hundes conmigo - me levantó caminando donde ella estaba sentada y me acercó a sus piernas las que comienzo acariciar.
- No, nos pueden atrapar, tú tienes que separar a esa perra de mi Nathaniel - dice acariciando mi cabello con los ojos nublados de excitación.
- No lo harán mientras me sigas ayudando...ella sigue abordo del barco? - comienzo a subir mis manos por sus perfectas y suaves piernas hasta llegar a su trasero, el cual apretó provocándole un jadeo.
- Si, sigue abordo...debemos actuar con precaución y paciencia, aunque eso último es lo que menos tenemos - asiento en respuesta, no podemos ser tan idiotas y que nos atrapen antes de obtener lo que quiero.
Comienzo a besar sus piernas, subiendo hasta sus muslos llegando a su centro que se encuentra ya humedecido para mi.
- Bien, lo haremos de acuerdo a lo planeado...recuerda, que debes cuidar tus pasos - hago a un lado tu braga y acerco mi lengua a su clítoris, ella jadea en respuesta y toma mi cabeza con ambas manos.
- ¡Dios, que delicioso! Si-sigue así - idiota, no sabe que ella también es parte de mi plan, mientras lo llevó a cabo, disfrutaré de lo buena que está.
- Exquisita...sabes delicioso - jugueteo con sus labios vaginales, mi lengua la deslizó por su c******s e introduzco dos dedos en su v****a, se mueve como una diosa ante mi toque.
Podrá estar loca esta mujer, pero me sirve para mis planes y para satisfacer mis deseos carnales.
Con mi mano libre le tiro el vestido y dejó sus senos al descubierto, aprieto un pezón escuchando como gime bajo mi tacto.
Mi venganza todavía no comienza y esperaré pacientemente mi oportunidad para tener a Amina entre mis brazos otra vez, mientras disfrutaré de la perra Kate para cumplir con mis objetivos.
Solo espérame preciosa, que ya estarás bajo mis garras y esta vez, no habrá nadie que te pueda ayudar para librarte de mi.